La confianza de Paquillo
El marchador granadino, crecido desde que le apoya una psic¨®loga, claro favorito para la victoria en los 20 kil¨®metros
Robert Korzeniowski, el polaco, es un metaf¨ªsico de la marcha. Podr¨ªa escribir una tesis doctoral profunda sobre las muy especiales relaciones que se establecen entre el pie del marchador -intrincado conjunto de piel, huesos, m¨²sculos y tendones- y el suelo que pisa -asfalto, tierra, cemento, hierba...-, las consecuentes sensaciones que se transmiten al cerebro y su influjo sobre la felicidad o el bienestar. Bernardo Segura, el mexicano, bautiz¨® a su hijo Jefferson Daniel, los nombres propios de los campeones ol¨ªmpicos de 20 kil¨®metros marcha de 1992 y 1996. Jes¨²s ?ngel Garc¨ªa Bragado, el madrile?o, estudia para pod¨®logo.
Los practicantes de la marcha, una disciplina atl¨¦tica despreciada por los puristas, que s¨®lo se dejan emocionar por la velocidad y el medio fondo, son una tribu de anacoretas capaces de hallar trascendencia, de ver la luz, en una mec¨¢nica; en unos movimientos de cadera, tobillos y brazos, cuatro minutos el kil¨®metro; en un ejercicio que muchos creen rid¨ªculo. Gracias a la fe sobreviven. Entre ellos destaca por su calidad y velocidad Paquillo Fern¨¢ndez, un granadino de Guadix que rompe esquemas.
Lejos de ¨¦l ese mito del marchador como solitario bicho raro. Paquillo, campe¨®n de Europa y plusmarquista mundial de los 20 kil¨®metros, intentar¨¢ hoy, casi al alba, convertirse en campe¨®n del mundo acompa?ado durante el recorrido por decenas de amigos, por su entrenador, por su psic¨®loga y por el alcalde de su pueblo, Antonio Avil¨¦s. Podr¨ªa hasta considerarse contradictorio. ?C¨®mo un marchador, un practicante de una disciplina que no se elige para hacerse millonario, que se constituye en un reducto del romanticismo en un universo tan profesionalizado...; c¨®mo alguien as¨ª, que deber¨ªa encontrar placer simplemente practicando su deporte, debe contratar a una psic¨®loga? ?Es que sufre?
La respuesta
La respuesta quiz¨¢s pueda encontrarse en una h¨²meda y calurosa tarde del agosto sevillano de 1999. Paquillo est¨¢ hundido. Es un fracasado. Todo Guadix ha llegado en autob¨²s para animarlo en su debut en unos Mundiales y ¨¦l, que se sent¨ªa favorito, los ha decepcionado: 15?. Paquillo llora y se mortifica. Desde entonces carga con una cruz, con un peso que no puede aligerar ni en los Juegos de Sidney (s¨¦ptimo) ni en los Mundiales de Edmonton, en los que se retira y alcanza el nivel m¨¢s bajo de su depresi¨®n. Ansiedad. Un problema que afecta a centenares de deportistas; campeones en los entrenamientos que en la alta competici¨®n tienen un nudo en el est¨®mago y tropiezan con su estr¨¦s, con su miedo al fracaso. Estatuas agarrotadas. El sufrimiento de Paquillo se agrava con la enfermedad de Manolo Alcalde, su entrenador, que tiene que establecerse en Barcelona para tratarse de un tumor. Entonces empieza a trabajar con su psic¨®loga y en 2002 bate el r¨¦cord del mundo y gana el Campeonato de Europa. Se acab¨® la miseria.
Ayer, Paquillo se subi¨® al primer piso de la torre Eiffel; se coloc¨®, total seguridad en s¨ª mismo, ante un micr¨®fono y declar¨® convencido y sabio, precavido: "Las cosas que crees seguras, antes de conquistarlas, normalmente se escapan. Hay que competir. Voy a intentar ganar, pero el objetivo es una medalla y hasta puedo ser quinto". Le nouveau Paquillo est arriv¨¦, de nouveau.
La psic¨®loga dicta sus sensaciones, que siempre son positivas, que siempre son circulares, en torno a su propia persona. "No me voy a preocupar de nadie", dice Paquillo; "que se preocupen ellos de m¨ª. Lo importante es que traigo buenas sensaciones; que la primavera me ha ido muy bien; que Alcalde ha estado ya todo el a?o conmigo en Guadix; que hemos trabajado juntos y tranquilos, sin contratiempos, mejor que nunca; que he mejorado m¨¢s a¨²n mi t¨¦cnica; que salgo a competir a las ocho y media de la ma?ana y he visto que hace hasta fresquito, lo que me va mejor porque, pese a ser andaluz, me va mal el calor porque sudo mucho y corro m¨¢s peligro de deshidratarme...".
Los r¨¢nkings hablan de misteriosos rivales chinos que han tomado al asalto la temporada, de discretos y seguros rusos, del veterano Segura, que no olvida que en Sidney los jueces le quitaron el t¨ªtulo ol¨ªmpico despu¨¦s de haber dado la vuelta de honor... Pero Paquillo sigue hablando de sus propias certidumbres, de c¨®mo se ha entrenado en La Calahorra, un altiplano a 1.200 metros, donde h
ac¨ªa m¨¢s fresquito; de c¨®mo ser¨¢ la carrera alrededor del Stade de Francia; de c¨®mo forzar¨¢ desde el principio para que sea muy r¨¢pida porque se ve tan bien que cree incluso que puede mejorar su marca personal; de c¨®mo gracias a su prodigiosa t¨¦cnica se siente inmune frente al peligro de las descalificaciones; de c¨®mo para intentar seguir su ritmo, el de un atleta seguro de sus posibilidades, los dem¨¢s tendr¨¢n que andar siempre por el filo de la navaja... hasta acabar cayendo.
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