George Bush permitir¨¢ a la industria aumentar sus emisiones contaminantes
Un proyecto de orden reduce las exigencias de instalaci¨®n de sistemas contra la poluci¨®n
El Gobierno de George W. Bush est¨¢ decidido a permitir que la industria estadounidense eleve sus emisiones contaminantes. Un proyecto de orden administrativa obtenido por el diario The New York Times deja sin efecto, en la pr¨¢ctica, una ley que desde 1977 obligaba a instalar sistemas contra la contaminaci¨®n ambiental en las factor¨ªas que se ampliaran o modernizaran. La orden, que podr¨ªa ser aprobada la semana pr¨®xima sin pasar por el Congreso, supone una gran victoria para las compa?¨ªas petroleras y el¨¦ctricas y para el conjunto de la industria pesada.
La llamada Ley de Aire Limpio establec¨ªa que cualquier factor¨ªa en la que se realizaran mejoras, m¨¢s all¨¢ del mantenimiento rutinario, deb¨ªa instalar los sistemas anticontaminantes m¨¢s modernos disponibles en el mercado. Desde que se aprob¨® la ley, las empresas se quejaron de que era demasiado vaga, e intentaron hacer pasar por simple mantenimiento obras que supon¨ªan un significativo aumento de la capacidad de producci¨®n, y de contaminaci¨®n. La Administraci¨®n de Bill Clinton no consigui¨® establecer un reglamento m¨¢s concreto para la aplicaci¨®n de la ley, pero persigui¨® legalmente a todas las empresas sospechosas de esquivarla. George W. Bush ha decidido, seg¨²n el borrador publicado por el Times, dejar un margen muy amplio a la industria: estar¨¢n exentas de instalar sistemas anticontaminantes las plantas industriales que acometan una reforma cuyo coste no supere el 20% del valor total de la factor¨ªa.
"Una norma que fija un l¨ªmite del 20% destripa por completo la ley, y deja meridianamente claro que el Gobierno de Bush ha tenido siempre el proyecto de abolir la Ley de Aire Limpio por la v¨ªa administrativa", declar¨® Elliot Spitzer, fiscal general de Nueva York. La v¨ªa elegida por la Agencia de Protecci¨®n del Ambiente (APA) para aplicar el reglamento deja al margen al Congreso y hace imposible que la reforma sea frenada por la v¨ªa parlamentaria. El ¨²nico recurso para quienes rechazan el l¨ªmite del 20% es entablar una acci¨®n judicial contra el Gobierno. Spitzer, m¨¢xima autoridad judicial de Nueva York, anunci¨® que plantear¨ªa un recurso ante los tribunales en cuanto el reglamento entrara en vigor. Otros Estados podr¨ªan seguir esta v¨ªa.
Medida "grotesca"
El Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, una organizaci¨®n privada, calific¨® de "grotesco" el reglamento elaborado por la APA. "Permitir¨¢ que las empresas ampl¨ªen gradualmente y sin l¨ªmite sus factor¨ªas y emitan mucha m¨¢s contaminaci¨®n que ahora", dijo un portavoz del Consejo. El senador independiente Jim Jeffords afirm¨® que el reglamento constitu¨ªa "una violaci¨®n flagrante de la Ley de Aire Limpio y de la jurisprudencia".
La industria, por el contrario, se mostraba satisfecha. "El margen del 20% es razonable", coment¨® Scott Segal, director ejecutivo del Consejo Coordinador de la Fiabilidad El¨¦ctrica, una asociaci¨®n de empresas productoras de electricidad. Seg¨²n los ecologistas y la propia APA, el cambio en la ley supondr¨ªa un ahorro de miles de millones de d¨®lares para la industria, y un aumento significativo de las emisiones contaminantes en la atm¨®sfera. Un portavoz de la APA declar¨® al Times que el objetivo del reglamento, del que dijo que a¨²n no estaba finalizado, consist¨ªa en "animar a las factor¨ªas a mejorar su eficiencia, fiabilidad y seguridad". Bush eligi¨® un momento muy concreto para la entrada en vigor del reglamento. La anterior administradora de la APA, Christie Whitman, dimiti¨® a principios de verano por "razones personales", tras sufrir continuas presiones del vicepresidente Dick Cheney para que se mostrara comprensiva con los intereses industriales. Si, como se esperaba ayer, el reglamento fuera publicado la semana pr¨®xima, llevar¨ªa la firma de la actual administradora provisional, Marianne Horinko, y evitar¨ªa que Michael Leavitt, gobernador de Utah, nombrado pero a¨²n no confirmado como m¨¢ximo responsable de la pol¨ªtica ambiental, cargara con la responsabilidad.
D¨®lares poco ecol¨®gicos
George W. Bush estren¨® su pol¨ªtica ambiental con la negativa a firmar el protocolo de Kioto, un complejo acuerdo internacional dirigido a reducir la emisi¨®n de gases de efecto invernadero. Para Bush, el acuerdo de Kioto supon¨ªa una imposici¨®n intolerable sobre las empresas; para los asesores de la Casa Blanca, se trataba de una medida precipitada para hacer frente a un fen¨®meno, el calentamiento del clima, que no consideraban probado.
Bush cree que las normas ambientales son s¨®lo "ataduras burocr¨¢ticas" que limitan la iniciativa empresarial, y dispone de un nutrido equipo de asesores que le proporcionan argumentos, generalmente populistas, de respaldo a su pol¨ªtica. Los actuales asesores econ¨®micos y cient¨ªficos de la Casa Blanca siempre est¨¢n de acuerdo con las grandes compa?¨ªas. Su plan para explotar yacimientos petrol¨ªferos en el parque nacional ¨¢rtico de Alaska y en la costa californiana supondr¨¢, seg¨²n ¨¦l, un incremento de la autonom¨ªa energ¨¦tica estadounidense, sin deterioro medioambiental, y generar¨¢ crecimiento econ¨®mico; "sus" cient¨ªficos aseguran que los modernos m¨¦todos de extracci¨®n de crudo no contaminan en absoluto.
Respecto a los bosques, Bush ha apostado por talar millones de ¨¢rboles, tambi¨¦n con dos argumentos. En nombre de la seguridad, autoriz¨® una norma que permit¨ªa arrasar bosques enteros que podr¨ªan amenazar, en caso de incendio, peque?os n¨²cleos urbanos o incluso casas aisladas. La seguridad tambi¨¦n le indujo a permitir que las empresas madereras, amenazadas por las exportaciones canadienses, talaran hasta la mitad de los ¨¢rboles en grandes zonas boscosas: era una forma, dijo, de prevenir los incendios forestales, a la vez que se ayudaba a la industria.
El medio ambiente mejor¨® desde que, en los a?os sesenta, empezaron a aplicarse normas de protecci¨®n de la naturaleza. Pero el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales teme una regresi¨®n. En su informe de 2002 calific¨® de "destructivo" el Gobierno de George W. Bush, e indic¨® que la Casa Blanca patrocinaba "continuas agresiones" contra la legislaci¨®n ambiental.
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