Que alguien d¨¦ una chance a Abel
Arriba los corazones. Si Al¨ª el Qu¨ªmico estaba vivo, es m¨¢s que probable que tambi¨¦n lo est¨¦ don Federico Trillo Figueroa y que alg¨²n d¨ªa mueva los dedos de los pies. Pero no nos hallamos en temporada propicia al gasto de bromas en asuntos como ¨¦ste. No queda pr¨¢cticamente ning¨²n pa¨ªs en el globo en donde se pueda practicar el humor negro sin que se le cubra a uno de holl¨ªn el coraz¨®n.
Con todo, voy a salir de aqu¨ª. Voy a pedirme la ciudadan¨ªa brit¨¢nica (British Citizen-ship; se me hace la boca Guinness), despu¨¦s de apostatar de la presente en uso. Tras escuchar c¨®mo la ministra de las Tinieblas Exteriores entraba en trance aludiendo al patriotismo ajeno, intent¨¦ aturdirme esnifando un par de latas de aceitunas La Espa?ola (con hueso), pero la congesti¨®n nasal consiguiente no logr¨® abotagar mi ¨¢nimo. Estaba desolada, entristecida, sigo est¨¢ndolo; y cabreada. Esas dos palabras: "Muri¨® solito". Y ese infernal recorrido nocturno del diplom¨¢tico don Miguel Benzo, jefe y amigo de la primera v¨ªctima militar, con los geos, por una Bagdad sumida en el caos, en desesperada b¨²squeda del hombre que hab¨ªa muerto abandonado por todos. Pena y rabia.
"John Le Carr¨¦ ha escrito sobre gentes as¨ª. Otro tipo de h¨¦roes, para quienes su dolor es su hero¨ªsmo"
Mas como me voy a hacer brit¨¢nica, let's put it in this way. Tenemos un Ej¨¦rcito extraordinario, y el Gobierno que le manda no est¨¢ a su altura. Tenemos un Ej¨¦rcito tan disciplinado y subordinado al poder civil (lo que los espa?oles siempre so?amos), que obedece al gobernante, aunque ¨¦ste, trastornado por los delirios de grandeza propios de una mentalidad funcionarial-revanchista, haya enviado a nuestros h¨¦roes a una trampa infernal. So, our Loyal Soldiers, please come back. Y a recibirles con guirnaldas, no porque fueron a Irak, sino porque volvieron de all¨ª. Es decir, porque volver¨¢n. Que vuelvan, de una maldita vez. S¨®lo hay que darle un peque?o meneo al significado de (Oh, my godness) la palabra patriotismo.
Una de las razones en las que me baso para apostatar y cambiar de nacionalidad, eligiendo precisamente la brit¨¢nica, es la fascinaci¨®n que me produce observar el funcionamiento de sus instituciones y el respeto a las mismas que todos muestran, incluso con Blair en el poder y su corte de arribistas baldeando bo?igas en torno a la verdad. De la investigaci¨®n judicial sobre el suicidio del cient¨ªfico David Kelly, de la seriedad con que el juez Hutton lleva el asunto y la pasi¨®n con que el p¨²blico sigue las sesiones, se desprende una lecci¨®n que deber¨ªamos grabar a fuego en nuestro pecho. Un pa¨ªs debe de estar por encima de sus miserias o Gobiernos temporales. Creo que padezco lo que Sigmund Freud llamar¨ªa envidia de pene de juez.
Tengo sed de leyes, y de juicio, de buen juicio, en general. Viendo la foto del fan¨¢tico palestino integrista que se inmol¨® llev¨¢ndose por delante un autob¨²s lleno de jud¨ªos que no le detectaron porque ten¨ªan la misma pinta, se me ocurre que quiz¨¢ ha llegado el momento de afeitar a todo el mundo. Un buen rasurado, previa distribuci¨®n de espuma laica, de todas esas desmelenadas religiosidades. Muchachos, d¨¦nle a Abel una oportunidad. Habr¨ªa que pasar asimismo el cortac¨¦spedes por Montgomery (Alabama), ante cuyo palacio (con perd¨®n) de justicia unos exaltados oran para que no se cumpla la orden federal de sacar del edificio tremendo y horroroso monumento con las tablas de la ley que vulnera la separaci¨®n entre Iglesia y Estado. Dicen los de las tablas que se quiere echar a Dios de Alabama.
Siguiendo con los brit¨¢nicos, lo que me gusta tambi¨¦n de ellos es la complejidad psicol¨®gica de algunos de sus personajes, esa combinaci¨®n de audacia y represi¨®n que les hace tan interesantes. El tal Kelly, por ejemplo (muerto solito, ¨¦l tambi¨¦n), ha resultado un ser de textura moral lawrenciana (de Arabia, por supuesto), en su angustia por haber dado la cara por el Gobierno brit¨¢nico ante sus colegas iraqu¨ªes, y haber sido traicionado por aqu¨¦l. John Le Carr¨¦ ha escrito sobre gentes as¨ª. Otros tipos de h¨¦roes, pues. No los que batallan abiertamente sino aquellos que, replegados, en un momento de lucidez ven las sombras y las luces que su conciencia lanza en el espejo; y se desmoronan. Su dolor es su hero¨ªsmo. Ya imagino la pel¨ªcula: el doctor Kelly ser¨ªa interpretado por el inmenso Ralph Fiennes, y en el papel de Tony Blair podr¨ªamos poner a Jeremy Irons, a quien se le dan muy bien los fan¨¢ticos con encanto. Como Espa?a no ha intervenido en este asunto (ni pr¨¢cticamente en nada, incluidas las Azores), no tendr¨ªamos que contratar a Joselito. Para entonces ya ser¨¦ pr¨¢cticamente de Surrey y podr¨¦ encargarme de hacer un never ending casting.
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