"Europa no puede permitir que haya una crisis de secesi¨®n"
Eneko Landaburu (Par¨ªs, 1948) es uno de los espa?oles que gozan de mayor prestigio en las instituciones europeas. Ex director general de Pol¨ªtica Regional y de Ampliaci¨®n, acaba de ser nombrado el mes pasado director general de Relaciones Exteriores. Pocos altos cargos en Bruselas son capaces de explicar tan claramente el proyecto de construcci¨®n europea. Y ninguno se emociona tanto como ¨¦l al hacerlo. Por eso dice haber disfrutado al m¨¢ximo como principal negociador para la hist¨®rica ampliaci¨®n de la UE al Este. Y por eso prefiere hablar de "la familia" cuando se refiere a los pa¨ªses y ciudadanos de la Uni¨®n y de "la casa" al citar a la Comisi¨®n Europea.
Pregunta. La moneda, la defensa y la pol¨ªtica exterior son las bases de la soberan¨ªa de un pa¨ªs. Por eso, algunos sienten escalofr¨ªos cuando, con la moneda en el bolsillo, intuyen lo que viene despu¨¦s.
"No es incompatible apoyar a los americanos y ser europeo. La prueba es que Espa?a, el Reino Unido o Italia apoyan a EE UU y est¨¢n en el proyecto europeo"
"El problema fundamental del proyecto de Ibarretxe es que no es un proyecto aglutinador. Es un proyecto que separa a la sociedad vasca y a los vascos"
"Rusia tiene un proyecto geopol¨ªtico propio. Quiere y pretende ser una potencia mundial aut¨®noma, correspondiente al peso que cree tener su nivel militar"
"Hay una tendencia que me preocupa en la Europa Occidental: se han convertido en prioritarios los proyectos para dar m¨¢s seguridad, para protegernos mejor"
"Los sondeos dicen que la gente quiere m¨¢s Europa. Y quieren m¨¢s Europa porque es una forma mejor de consolidar sus derechos, sus valores..."
Respuesta. Sobre todo entre los conservadores hay muchas expresiones de queja. Algunos quieren seguir desarrollando un concepto de Estado del siglo XIX durante decenios y decenios. De una parte, se ven obligados a compartir su soberan¨ªa a nivel supranacional, europeo, pero al mismo tiempo asisten en sus propios pa¨ªses a una lucha pol¨ªtica interna para repartir poder entre estamentos regionales, locales... Y lo cierto es que hay que superar viejos conceptos de Estado.
P. Pero si ahora es dif¨ªcil hacerlo con 15 pa¨ªses en el club europeo, ser¨¢ enormemente complicado hacerlo con 25 a partir del a?o que viene, o con 30 en el futuro.
R. Es posible hacerlo. Basta ver lo ocurrido en estos ¨²ltimos 50 a?os: es un milagro pol¨ªtico en la historia de nuestro continente. No s¨®lo hemos evitado guerras, sino que adem¨¢s hemos desarrollado un sistema econ¨®mico y pol¨ªtico sin precedentes. Hemos acumulado ya un patrimonio excepcional. Ahora, con la ampliaci¨®n, lograremos consolidar este espacio para casi 500 millones de habitantes, un espacio pol¨ªtico organizado donde se desarrollan reglas y valores compartidos por todos. Hace s¨®lo 20 a?os te tomaban por un loco si hablabas de eso porque exist¨ªan pol¨ªticas contrapuestas, ideolog¨ªas enfrentadas y diferencias abismales sobre el proyecto europeo.
P. ?Pero ser¨¢ posible que todos los pa¨ªses avancen a la vez o habr¨¢ una Europa de varias velocidades?
R. Tenemos que ir mas all¨¢, pero no necesariamente todos juntos. Sin duda, se ha acabado la Europa a una velocidad. Con una sola velocidad hemos llegado hasta aqu¨ª: mercado interior, moneda y cooperaci¨®n en muchas pol¨ªticas... Ahora se trata de dar un paso a?adido en pol¨ªtica exterior y defensa, y como no hay voluntad para hacerlo los 25, tenemos que encontrar los medios para que se haga con un n¨²cleo, una vanguardia de pa¨ªses que acepten compartir soberan¨ªa m¨¢s all¨¢ de lo que se ha hecho hasta ahora. ?sta va a ser una de las grandes cuestiones de la pr¨®xima Conferencia Intergubernamental: c¨®mo ir m¨¢s lejos sin que el menos ambicioso bloquee todo el tren.
P. Algunos, como el Reino Unido, no quieren ir tan lejos, pero otros, como algunos candidatos, es que no pueden.
R. Exactamente.
P. Usted ha viajado decenas de veces por todos los pa¨ªses candidatos. ?Cu¨¢l es su situaci¨®n?
R. Me los conozco mejor que los pueblos de Guip¨²zcoa, donde he vivido y adonde voy continuamente. Pero antes que nada tengo que decir que, cuando uno est¨¢ en una familia, antes de condenar a alguno de sus miembros que mantiene posturas diferentes, hay que escucharle y darle alg¨²n cr¨¦dito. Mucha gente que vive en la parte occidental de Europa debe esperar antes de juzgar a esos nuevos pa¨ªses de la UE. Se trata de pa¨ªses que, como prioridad pol¨ªtica absoluta, ten¨ªan la de lograr la seguridad tras haber recuperado una soberan¨ªa que hab¨ªan perdido muchos a?os antes. Y cuando uno recupera la soberan¨ªa, no busca hacerse rico o solidario, sino asegurarse de que no va a perder de nuevo su independencia. ?Qu¨¦ ocurre ahora? Pues que el ¨²nico que les asegura eso es Estados Unidos. Europa es tibia, no tiene la voluntad y la capacidad de ofrecerles lo mismo. Hace tres a?os, en una cumbre UE-Rusia en Par¨ªs, Jacques Chirac [presidente de Francia] pregunt¨® a Vlad¨ªmir Putin qu¨¦ le parec¨ªa la ampliaci¨®n. Putin respondi¨® que no se opon¨ªa a la ampliaci¨®n, pero s¨ª a la entrada de los pa¨ªses b¨¢lticos en la OTAN.
P. Y van a estar en la OTAN porque lo quiso EE UU.
R. As¨ª es, y por eso en el Este hay una simpat¨ªa hacia los norteamericanos. Los americanos los meten en la OTAN y llega un momento en que les piden un favor. Hablo de Irak, claro. Y esos pa¨ªses apoyan a Washington. No es incompatible apoyar a los americanos y ser europeo. La prueba es que hay pa¨ªses como Espa?a, Reino Unido o Italia que apoyan a EE UU y est¨¢n en el proyecto europeo. Habl¨¦ mucho con los ministros de estos pa¨ªses del Este en aquellas semanas y ellos me dec¨ªan: "Si todos los pa¨ªses de la UE tuvieran una postura propia, como, por ejemplo, la que defienden Francia y Alemania, entonces s¨ª estar¨ªamos en un aprieto". No fue el caso, as¨ª que no podemos dar ninguna lecci¨®n a esta gente. De EE UU han tenido lo que esperaban, pero han visto que Europa no es todav¨ªa un ente con un proyecto pol¨ªtico claro. Europa es un mercado con pol¨ªticas internas que les asegura democracia y, por tanto, prosperidad. No va m¨¢s all¨¢ ahora.
P. A ra¨ªz de la guerra de Irak, el espect¨¢culo lo han dado los Quince, no tanto los candidatos.
R. Ha sido seguramente la crisis pol¨ªtica m¨¢s dura desde que estoy aqu¨ª. Pero el hecho de tener una Uni¨®n Europea ha permitido no tener enfrentamientos m¨¢s duros entre pa¨ªses que piensan de forma diferente. ?Ad¨®nde habr¨ªamos llegado si no hubiera existido la UE?
P. ?Puede haber actuado esa grave crisis como una vacuna, para que no vuelva a ocurrir algo parecido en la Uni¨®n?
R. Exactamente. Pasado el enfrentamiento, la gente dice ahora que no podemos ser un rey desnudo. Somos una potencia econ¨®mica y, aunque no hemos llegado a un nivel elevado de integraci¨®n en pol¨ªtica exterior, es ¨¦ste el momento de ir hacia delante. Incluso los m¨¢s reticentes est¨¢n de acuerdo.
P. Hay una diferencia tambi¨¦n en la terminolog¨ªa que utilizan unos y otros. Usted habla mucho de "la casa" al hablar de la Comisi¨®n o de "la familia" al referirse a los pa¨ªses de la UE. Son palabras que nunca pronuncian l¨ªderes como Blair.
R. Es un problema de sensibilidad. Soy vasco, he vivido de cerca el drama de los nacionalismos, he vivido la desgracia de una dictadura... y est¨¢ claro que la ¨²nica forma para consolidar unos valores totalmente opuestos a ese nacionalismo cerrado y estrecho y a la dictadura es el internacionalismo, el internacionalismo pensado como elemento que supera las divisiones y permite la relaci¨®n entre los pueblos y los individuos y que es fuente de cultura y de apertura mental. Eso no se logra s¨®lo con la relaci¨®n entre pa¨ªses, porque cada uno tiene que defender sus intereses y es leg¨ªtimo. No. Avanzamos por nuestra capacidad de tener un proyecto com¨²n y un nivel de ambiciones que nos llevar¨¢ juntos a tener m¨¢s influencia y defender mejor los intereses de todos nuestros pa¨ªses. A partir de ah¨ª, est¨¢ claro que el polaco es miembro de la familia porque todos trabajamos a la vez. Lo incre¨ªble es que hemos avanzado en esa l¨ªnea con un respeto total a la diversidad. La convenci¨®n ha concluido que el lema de la UE es "Unidad en la diversidad", es decir, respeto profundo por las diferencias dentro de la familia, pero unidad, porque eso es lo que permite avanzar.
P. ?Encaja el proyecto de Ibarretxe en esa filosof¨ªa?
R. Lo dudo. Estonia, por ejemplo, tiene un mill¨®n y medio de habitantes, menos que el Pa¨ªs Vasco, y estar¨¢ en la UE. Pero el problema fundamental del proyecto de Ibarretxe es que no es un proyecto aglutinador. Es un proyecto que separa a la sociedad vasca y a los vascos. No es un proyecto capaz de solucionar las fracturas internas. Es eso lo que me preocupa y por eso tengo dudas. No porque sea incompatible, que lo es en la Europa de hoy, formada por un club de Estados. Ning¨²n Estado puede permitir que en Europa haya una crisis de secesi¨®n. Cuando uno viene diciendo que quieren cortarle una mano o un brazo, los otros miembros de la familia le van a ayudar. Hay incompatibilidad jur¨ªdica, pero ¨¦sa es la v¨ªa formal y jur¨ªdica, la que me interesa menos.
P. Cada vez m¨¢s europeos y menos pegados al Estado propio.
R. El gran reproche que hago a los Estados tradicionales del siglo XIX es que siempre ve¨ªan como un peligro el proyecto que iba m¨¢s all¨¢ de su proyecto ¨¦tnico o ling¨¹¨ªstico. Hoy estamos pasando de eso. Veamos un joven de 20 a?os que ahora estudia en Edimburgo, que luego har¨¢ Erasmus en Barcelona viviendo en un piso con un alem¨¢n, un italiano, un franc¨¦s... Ya est¨¢, hemos ganado. Eso va a pasar tambi¨¦n con los pa¨ªses del Este. Tardaremos a?os porque han tenido un trauma tremendo, pero pasar¨¢.
P. ?So?¨® alguna vez que Europa tendr¨ªa en 2003 un proyecto de Constituci¨®n propia?
R. No. De ninguna manera. Forma parte de esos milagros que ocurren en la vida pol¨ªtica europea. Los jefes de Gobierno tienen que demostrar a sus ciudadanos que forman parte de un proyecto que es popular en Europa. Los sondeos dicen que la gente quiere m¨¢s Europa. No s¨®lo la Europa que fija el tama?o de los tomates. Y quieren m¨¢s Europa porque es una forma mejor de consolidar sus derechos, sus valores...
P. Y exportarlos.
R. Y exportarlos. Esto es fundamental. De repente, los jefes de Gobierno se encuentran con una din¨¢mica imparable organizada desde el Parlamento Europeo y otros foros para tener una Constituci¨®n y redactarla con un m¨¦todo original e innovador que se llama convenci¨®n. Es fant¨¢stico que se haya hecho as¨ª, a trav¨¦s de esa asamblea donde todo el mundo se ha escuchado. No nos hemos percatado del empuj¨®n democr¨¢tico que eso conlleva. Han sido 105 personajes de diferentes or¨ªgenes discutiendo a puerta abierta. Hay que subrayar la capacidad de su presidente, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, para lidiar, manejar... y a veces manipular con el objetivo de llegar a un buen resultado. ?se es el sue?o que ten¨ªan los padres fundadores.
P. Con la f¨®rmula de voto propuesta en la Constituci¨®n, en la que pesa sobre todo la poblaci¨®n, hoy gana Alemania m¨¢s que nadie. Si Turqu¨ªa entra en la Uni¨®n, ser¨¢n los turcos en el futuro los que tengan m¨¢s poder.
R. ?Qu¨¦ queremos? ?Queremos ser una potencia mundial con fronteras hasta Irak, Ir¨¢n y todo ese complejo mundo con capacidad de defender unos valores comunes? ?O es que queremos seguir siendo ¨²nicamente un club de cristianos? La respuesta no es f¨¢cil, requiere mucha reflexi¨®n y tambi¨¦n mucha visi¨®n. Pero Europa es una realidad que no se construye s¨®lo con referencia a su pasado, a su historia. No. Aqu¨ª lo que queremos es fijar una serie de valores compartidos, unos principios b¨¢sicos respetados por todos. Aqu¨ª no admitimos dictaduras, no admitimos a gente que no respeta los derechos del hombre o la democracia. ?ste es un espacio de libertad y de econom¨ªa social de mercado que tiene en cuenta los intereses de los m¨¢s pobres. Ese tipo de principios nos unen.
P. ?Ve a Turqu¨ªa dentro de la Uni¨®n?
R. Si acepta las reglas del juego, que son las nuestras, ?por qu¨¦ no? Tenemos que adaptarnos a la realidad. Que se sume un pa¨ªs con 70 millones de habitantes puede ser algo fant¨¢stico. Nadie debe temer que una familia sea m¨¢s numerosa, y a¨²n menos en esta sociedad europea tan envejecida. El mundo ha avanzado, con peligros, con obst¨¢culos, con dificultades, cuando ha tenido capacidad de generosidad. Hay una tendencia que me preocupa mucho en la Europa occidental: se han convertido en prioritarios los proyectos para dar m¨¢s seguridad, para protegernos mejor. Yo he vivido en Suiza y es una sociedad que me gusta, pero he detestado su obsesi¨®n por asegurarse contra todo. La vida es limitada, y cuando uno piensa ¨²nicamente en mantener lo que tiene, empieza a tener una mentalidad negativa y de muerte. En definitiva, no veo ninguna dificultad en que un d¨ªa Turqu¨ªa sea el pa¨ªs con mayor representaci¨®n en el Parlamento Europeo. No me molesta nada. Lo que s¨ª me molestar¨ªa es que Turqu¨ªa entrase en la Uni¨®n sin ser europea, sin aceptar las reglas.
P. ?Y cu¨¢les son los l¨ªmites geogr¨¢ficos ¨²ltimos de la Uni¨®n?
R. Los Balcanes tienen vocaci¨®n de estar en la UE y hay pa¨ªses balc¨¢nicos que son musulmanes. En este caso, la cuesti¨®n no es si entrar¨¢n o no, sino cu¨¢ndo lo har¨¢n. Depender¨¢ de su propia capacidad de digerir lo que les pedimos y de entrar en unos h¨¢bitos de funcionamiento propios de una sociedad democr¨¢tica. Algunos pa¨ªses, como Croacia, est¨¢n m¨¢s avanzados. Hacia el Este, hay pa¨ªses europeos que hoy no tienen capacidad, ni la tendr¨¢n en mucho tiempo, para incorporarse. Est¨¢n muy lejos de cumplir esas reglas de juego. Me refiero a Ucrania, Moldavia o Bielorrusia. Son pa¨ªses que ya veremos si alg¨²n d¨ªa quieren entrar o no. Pero no est¨¢n en la agenda. Bastante tenemos con digerir la actual ampliaci¨®n.
P. ?Por qu¨¦ Rusia es un caso diferente?
R. Porque tiene un proyecto geopol¨ªtico propio. Rusia quiere y pretende ser una potencia mundial aut¨®noma, correspondiente al peso que cree tener su nivel militar.
P. Acaba usted de ser nombrado director general de Relaciones Exteriores. Un punto clave de las mismas es la relaci¨®n de la UE con EE UU.
R. Estamos obligados a encontrar v¨ªas de acuerdo con quienes son de nuestra familia, quiz¨¢ no hermanos, pero s¨ª al menos primos. Es la historia, y cada vez que la olvidamos cometemos unos errores garrafales. La historia tiene mucha influencia en la psicolog¨ªa de la gente y en la expresi¨®n de su ciudadan¨ªa y de sus opciones pol¨ªticas. Los americanos salvaron la democracia en Europa dos veces en el siglo pasado. Y podemos tener algunas diferencias fuertes de visi¨®n del mundo, porque son americanos y nosotros somos europeos. Nosotros tenemos una visi¨®n concreta de los valores del mundo que nos hace defender el multilateralismo. Ellos tienen otra historia. El 11-S ha sido un choque enorme y no nos damos cuenta de lo que representa para ellos. Se han sentido de repente vulnerables cuando cre¨ªan que no lo eran. Am¨¦rica es como los adolescentes, creen que nunca se van a morir. ?sa es la mentalidad que tienen y por eso son tan extraordinarios. A partir del 11-S han entrado en una din¨¢mica que ha originado tensiones con nosotros. Pero deben sentir que hay confianza entre los dos lados, que no somos enemigos. Est¨¢n viviendo un trauma, y cuando alguien est¨¢ traumatizado, hay que cuidarlo de otra forma. Tenemos que explicar lo que nos une, que es mucho m¨¢s que lo que nos separa. Y a partir de ah¨ª, retomar un di¨¢logo de fondo para recobrar la confianza. Y cuando se recupere la confianza, entonces tendremos que hablar de lo que nos divide para intentar reducirlo. Tenemos diferencias muy grandes, no s¨®lo a nivel econ¨®mico y comercial, sino tambi¨¦n sobre Kioto, la Corte Penal Internacional... De eso hay que hablar, y el di¨¢logo es la ¨²nica v¨ªa que tenemos.
De la euroesclerosis al empuj¨®n franco-alem¨¢n
SIEMPRE COMO DIRECTOR GENERAL, el m¨¢s alto escal¨®n de la carrera administrativa en la Comisi¨®n Europea, Eneko Lanbaduru ha vivido en primera l¨ªnea los ¨²ltimos 23 a?os de la historia de la construcci¨®n europea. Lleg¨® a Bruselas en 1986, coincidiendo con la entrada de Espa?a en el club. "Espa?a tuvo mucha suerte porque lleg¨® en un momento en el que se relanzaba la UE", recuerda.
La suerte fue doble. De un lado, varios l¨ªderes carism¨¢ticos de Europa, "muy comprometidos", deciden superar la "euroesclerosis" que sufr¨ªa el proyecto: es la ¨¦poca de Jacques Delors, entonces presidente de la Comisi¨®n, que act¨²a en sinton¨ªa con Helmut Kohl en Alemania, Fran?ois Mitterrand en Francia, Felipe Gonz¨¢lez en Espa?a o Ruud L¨¹bbers en Holanda. De otro, se lanza el objetivo del mercado interior, del mercado ¨²nico, pero, "como contrapeso", nace la pol¨ªtica de cohesi¨®n: "Todos los territorios compartir¨¢n las ventajas del mercado ¨²nico, pero habr¨¢ mecanismos de solidaridad que servir¨¢n tambi¨¦n para contrarrestar el proyecto liberal de Margaret Thatcher [entonces primera ministra brit¨¢nica]".
Y Landaburu, por deseo de Gonz¨¢lez, es nombrado en aquella ¨¦poca director general de Pol¨ªtica Regional, un ¨¢rea clave para Espa?a porque gestionaba los fondos estructurales. "Se trataba de concretar el modelo social europeo, el de una socialdemocracia renovada, m¨¢s moderna. Fue una experiencia fant¨¢stica, porque ese modelo correspond¨ªa mucho con mis convicciones pol¨ªticas y porque pod¨ªamos involucrar en el proyecto a las autoridades locales y regionales, hasta entonces pr¨¢cticamente excluidas. Para Espa?a supon¨ªa m¨¢s dinero para el pa¨ªs, mayor inter¨¦s para las comunidades aut¨®nomas y las ciudades".
Pero el mercado ¨²nico era s¨®lo un paso m¨¢s y hab¨ªa que poner sobre la mesa otras metas m¨¢s pol¨ªticas, m¨¢s ambiciosas, para que el tren de Europa no dejara de avanzar. "Con una idea ya lanzada, hay que proponer la siguiente. ?se es el m¨¦todo de trabajar, en contra de lo ocurrido recientemente, porque en Europa hemos sufrido una crisis: tras llegar a la tercera fase de la Uni¨®n Monetaria, con el euro en el bolsillo, ha habido un estancamiento general".
Es ese estancamiento el que ahora intenta superar un grupo de pa¨ªses con Francia y Alemania a la cabeza. Otros, como el Reino Unido o Espa?a, se muestran m¨¢s reticentes y temen que el eje Par¨ªs-Berl¨ªn les imponga sus criterios.
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