De charanga y pandereta

En los ¨²ltimos tiempos asistimos, en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Marbella, a una especie de escenificaci¨®n de cupl¨¦s dignos de mejor letra, m¨²sica e int¨¦rpretes. Lo de la Comunidad de Madrid es una rara versi¨®n de La bien pag¨¢, que bien podr¨ªa titularse Los bien pagaos, sin que se sepa muy bien qui¨¦nes son, y s¨®lo se intuye, entre gallos y jip¨ªos, que los delatores no saben ni qui¨¦n, ni c¨®mo, ni d¨®nde untaron de parn¨¦ a fantasmales pringaos.

En el fondo, parece deducirse que son ellos, los acusicas los que aspiran al unte, al por mayor, por muy discutibles derechos de urnas en cuarentena.

Por otra parte, lo de Marbella, con tonadillera real al fondo, es una especie de codicias ech¨¢s pa'lante con solitarios como reflectores, y con derechos de muy amplio espectro para camelar al pueblo de sus amores, entre palmeros que no se pu¨¦n aguant¨¢.

Si el gran Rafael de Le¨®n, que en gloria est¨¦, viviera en estos tiempos, tendr¨ªa grandes motivos de inspiraci¨®n y sus posibles Coplas de la Asamblea y sus letras sobre "corregidores" marbell¨ªes, pondr¨ªan al cupl¨¦ en las cimas que s¨®lo ¨¦l, don Rafael, supo conquistar, entre tantos ojos verdes, penitas penas, faltriqueras sin fondo y mangoneos sin fin. L¨¢stima.