La carga

Es el grupo de gente m¨¢s inofensiva que se puede imaginar: abuelitas septuagenarias, madres con sus hijas de doce a?os, estudiantes, amas de casa, hombres con cara de estudiosos... Y las conversaciones no lo son menos: si podemos conseguir que no se sacrifiquen todos los animales de la perrera este mes, que encontramos un perra tirada en la carretera con cortes y quemaduras por todo el cuerpo, etc. Los toros son el motivo de esta manifestaci¨®n organizada en Bilbao (con la debida autorizaci¨®n oficial) por el colectivo antitaurino: denunciar la verg¨¹enza nacional, el jolgorio ante el sangriento sacrificio de unos indefensos animales. Y carg¨® la Ertzaintza contra esos peligrosos manifestantes a los que solo les une un inter¨¦s com¨²n: expresar libremente su opini¨®n sobre los derechos de los animales (? no est¨¢ para eso la Constituci¨®n, sobre todo en este pa¨ªs donde no se cansan de decirnos que la opini¨®n de la gente es lo que vale?).

La manifestante con la mano rota, el que recibi¨® el porrazo en la cabeza, el que fue empujado al suelo y todos los que volvieron con contusiones, como en los mejores tiempos de la represi¨®n, no cesar¨¢n en su empe?o de ense?ar a la sociedad lo que es la sensibilidad hacia otras criaturas. En definitiva, aqu¨ª lo europeo no pasa de la moneda com¨²n.