Salvad a la reina de los korubo
El naturalista Luis Miguel Dom¨ªnguez filma por primera vez a una de las tribus m¨¢s hostiles del Amazonas
Un ataque de malaria de la reina de una tribu amaz¨®nica muy hostil, los korubo, permiti¨® a un grupo de reporteros espa?oles encabezados por el naturalista y periodista Luis Miguel Dom¨ªnguez, responsable de series documentales como Vietnam, vida tras la muerte, Amazonia, ¨²ltima llamada (TVE), grabar las primeras im¨¢genes de este grupo ¨¦tnico. Los miembros de la expedici¨®n ya sab¨ªan antes de partir, a principios de agosto, la dificultad de entrar en contacto con esta tribu, que es conocida como aplastacabezas. "Tienen la costumbre de machacar las cabezas de sus v¨ªctimas hasta desfigurarlas porque as¨ª alejan los esp¨ªritus de los enemigos", explica Carmelo Encinas, director del canal de televisi¨®n Localia y miembro de la expedici¨®n, desde Manaos (Brasil). Los korubo, como otras muchas tribus, han tenido innumerables y sangrientos enfrentamientos con los madereros y buscadores de oro. En 1996 se cre¨® un centro de control en el Valle de Javari, del tama?o de Portugal, para controlar el acceso a la zona.
Mientras los reporteros se encontraban en uno de estos puestos de control de la Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena (Funai), situado entre los r¨ªos Itaqui e Itui, a la espera de acercarse a los korubo, oyeron unos desgarradores gritos de socorro. "La tranquilidad se rompi¨®. Varios miembros de esta tribu aparecieron de forma repentina pidiendo ayuda para su reina, Maia, de la que dec¨ªan que estaba en trance de muerte", relata Encinas.
Luis Miguel Dom¨ªnguez, Sydney Possuelo (jefe del centro de control ) y una enfermera salieron en su ayuda. Emprendieron la marcha hacia el poblado, que se reduce a una maloca, caba?a de 140 metros cuadrados en la que viven unas 20 personas. All¨ª encontraron a Maia inconsciente. La reina de la tribu, de unos 50 a?os y 75 kilos de peso, padec¨ªa un ataque muy fuerte de malaria, y el campamento no reun¨ªa condiciones para atender a la enferma. Tras una larga caminata por la selva y una hora de navegaci¨®n llegaron al centro de control, donde Maia fue atendida.
Esta historia allan¨® el camino e hizo que los korubo, pese a su car¨¢cter hostil y receloso, abrieran a la expedici¨®n las puertas de su peque?a aldea. "Antes de ir sab¨ªamos que pod¨ªamos volver sin ninguna imagen. Era un gran riesgo, pero hemos tenido la suerte de haber filmado por primera vez a miembros de esta tribu, que tienen unas costumbres ancladas en el paleol¨ªtico", dice Encinas. Durante los nueve d¨ªas que estuvieron con los korubo se mostraron afables y les permitieron grabar im¨¢genes in¨¦ditas, como la pesca de un pez el¨¦ctrico. El reportaje de una hora, elaborado por las productoras Avatar y New Atlantis, estar¨¢ terminado a finales de a?o.
No se sabe el n¨²mero exacto de miembros debido a su escaso contacto con la poblaci¨®n de la zona (viven a m¨¢s de ocho horas en barca de la ciudad m¨¢s cercana). Survival, ONG que trabaja en la defensa de los derechos de los ind¨ªgenas, estima que pueden ser alrededor de 300. Los korubo van desnudos y son semin¨®madas. Carmelo Encinas explica que cada cuatro o cinco meses buscan un nuevo emplazamiento, donde construyen otra maloca, cultivan mandioca, ma¨ªz y banana, y se dedican a la pesca y la caza.
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