Conclusiones provisionales
Se deduce que en Marbella hay viviendas ilegales iluminadas con vatios legales y comunicadas entre s¨ª por l¨ªneas telef¨®nicas reglamentarias. Como estamos hablando de aut¨¦nticas mansiones, suponemos que no estar¨¢n levantadas sobre sucios solares, sino en suntuosas avenidas ilegales por las que circula, sin embargo, un tr¨¢fico legal regulado por sem¨¢foros homologados y guardias de la circulaci¨®n como Dios manda.
As¨ª las cosas, lo l¨®gico es que en alg¨²n momento de la construcci¨®n de estas viviendas hayan coincidido los asalariados del Estado de derecho con los del crimen organizado. Quiz¨¢ se han tomado una ca?a juntos mientras se secaba el cemento ilegal que hab¨ªan puesto unos o esperaban la se?al de conexi¨®n del tel¨¦fono legal que hab¨ªan colocado los otros. En los billeteros de las personas que habitan estas casas ilegales dotadas de servicios legales se mezclan los dineros procedentes de las actividades autorizadas con los que proporcionan las actividades delictivas, pero no hay forma de distinguirlos porque todos los euros llevan la misma firma. Parece que exagera uno al poner de manifiesto la comunidad de intereses entre las fuerzas del bien y las del mal, pero Ana Pastor, una ministra de Sanidad legal, ha pasado sus vacaciones en un hotel ilegal, en este caso de Mallorca, sin que se apreciara el contraste.
De modo que Marbella es una ciudad por la que puedes pasear sin sobresaltos morales, porque la polic¨ªa legal ha limpiado ilegalmente la ciudad de inmigrantes, mendigos y putas, pero en la que no hay sin embargo ninguna se?al de tr¨¢fico que indique cu¨¢ndo te encuentras a un lado o al otro de la raya del crimen. As¨ª que cruzas una calle y est¨¢s de repente, sin saberlo, en un territorio levantado contra el imperio de la ley, pero habitado por personas jur¨ªdicas con la documentaci¨®n en regla. Ni el m¨¢s h¨¢bil de los expertos podr¨ªa distinguir a un g¨¢ngster de un funcionario porque lo verdadero y lo falso forman un tejido en el que resulta imposible diferenciar la procedencia de sus hilos.
Lo que ha estallado este verano en esa ciudad irreal, donde suceden sin embargo cosas reales, es un conflicto de intereses entre los pol¨ªticos legales que han construido ilegalmente esas mansiones con las que se han forrado de forma fraudulenta, aunque amparados por los aparatos del Estado y trabajando sin problemas con la banca legal, por cuyas depuradoras ha pasado toneladas de dinero negro que, una vez lavado, aparec¨ªa en las ventanillas de la misma sucursal bancaria en la que usted tiene domiciliada su triste n¨®mina. El esc¨¢ndalo no se ha producido, en fin, porque al cuerpo de la ley hayan empezado a molestarle las escaras de ilegalidad que afeaban su aspecto, sino porque los dirigentes del crimen organizado, que compatibilizan estos cargos con puestos institucionales, sin que sea posible saber cu¨¢ndo act¨²an en nombre de la familia y cu¨¢ndo en el de las instituciones, se han enfadado entre s¨ª por el reaparto de las calles.
Si se fijan, todo esto es muy parecido a lo que ha dado origen al esc¨¢ndalo en la Asamblea de Madrid. La diferencia es que los mafiosos de Marbella trabajan con ch¨¢ndal y cadena de oro al cuello y los de Madrid con chaqueta cruzada y escapulario de la Virgen. Si la fiscal¨ªa ha actuado con tal celeridad en el caso de Marbella, mientras que todav¨ªa est¨¢ pens¨¢ndose lo de Madrid, no es tanto por cuestiones de fondo como por cuestiones de forma. Cuando uno tiene un pie en la pol¨ªtica y otro en la construcci¨®n (cuenten el sorprendente n¨²mero de pol¨ªticos en activo con intereses inmobiliarios que han pasado por la comisi¨®n de la Asamblea de Madrid), no debe confundir un programa del coraz¨®n incontrolado con un telediario dirigido ni una raqueta de p¨¢del con una de tenis.
Conclusi¨®n: el modelo marbell¨ª es el del resto de la realidad. Por eso mismo, all¨¢ donde la realidad se resiste a ajustarse al modelo, se recurre a los Tamayos que tenemos infiltrados en los ¨¢mbitos de la construcci¨®n y de la pol¨ªtica y se repiten las elecciones hasta que las gane quien debe. El individuo del futuro es, como Berlusconi, una mezcla indiscriminada de chorizo y hombre de negocios. El secreto para que la f¨®rmula funcione consiste en que por cada parte de chorizo pongas al menos una parte y media de ley. Si la parte de ley incluye una fiscal¨ªa complaciente, se pueden modificar las proporciones. Viva todo.
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