La rosa perdida
La Comunidad de Madrid niega ayudas a una comunista que estuvo presa un a?o porque no se encuentra su expediente
La falta del "documento 1.2 o similar" es lo que le impide a Mar¨ªa del Carmen Borrell P¨¦rez recibir el apoyo econ¨®mico que ofrece la Comunidad de Madrid a los ex presos pol¨ªticos durante la dictadura de Franco. El documento debe acreditar que estuvo en prisi¨®n por motivos pol¨ªticos, pero en el Ministerio del Interior s¨®lo han confirmado que estuvo presa durante 384 d¨ªas "por ning¨²n sumario o procedimiento" y en los archivos del Tribunal Militar Territorial Primero, donde se guardan los expedientes de presos durante y despu¨¦s de la Guerra Civil, "no consta antecedente alguno" a su nombre.
Lo ¨²nico que le queda a Maruja, como le conoce toda su gente, es su testimonio, pero no ha sido suficiente para acreditar ante la Comunidad que estuvo detenida por pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y "conspirar" contra el r¨¦gimen de Franco. "Lo que realmente me molest¨® fue que insinuaran que pude haber estado presa por un delito com¨²n. Yo siempre he estado muy orgullosa de mis ideas comunistas", asegura.
El Foro por la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica ha conocido el caso y le ha ofrecido asistencia jur¨ªdica. "Me parece una actitud infausta por parte de la Comunidad de Madrid el hecho de dudar de la palabra de una persona de 81 a?os que toda su vida ha defendido sus ideales", manifiesta el abogado de Maruja, Jos¨¦ Antonio Moreno.
A los 16 a?os, empezada la Guerra Civil, Maruja Borrell se uni¨® a las JSU en el local de la calle Men¨¦ndez Pelayo, en Madrid. Las mujeres de este movimiento fueron conocidas posteriormente como Las Rosas, y sus principales actividades eran apoyar a los militantes republicanos repartiendo propaganda durante las manifestaciones, confeccionando uniformes para los milicianos que luchaban en el frente, y apoyando a las familias de los presos pol¨ªticos del Ej¨¦rcito franquista.
Maruja recuerda el a?o que estuvo presa como si fuera ayer. El 11 de agosto de 1939 la fueron a buscar a su casa un par de falangistas que mostraron una placa y se la llevaron. "Me subieron a un tranv¨ªa y ense?aron la placa para no pagar el pasaje, unas mujeres que estaban all¨ª dec¨ªan 'pero si es una ni?a". A ella y a otras compa?eras las hab¨ªa delatado un compa?ero de las JSU que hab¨ªa sido detenido unos d¨ªas antes.
La encerraron en la prisi¨®n de Las Ventas, donde pas¨® m¨¢s de un mes incomunicada. "Los primeros d¨ªas fueron terribles, pas¨¢bamos hambre, mi madre no pod¨ªa visitarme". Maruja ingres¨® en la prisi¨®n seis d¨ªas despu¨¦s del fusilamiento de las Trece Rosas, un grupo de mujeres de las JSU que fue acusado de haber planeado el asesinato de un guardia civil. Los fusilamientos continuaron durante su estancia en Las Ventas. "O¨ªamos los disparos al amanecer y en la ma?ana llegaba una funcionaria y para asustarnos nos dec¨ªa 'fulanita muri¨® con el pu?o en alto', 'fulanita muri¨® diciendo viva la Rep¨²blica", recuerda.
Maruja sali¨® 384 d¨ªas despu¨¦s de haber ingresado en prisi¨®n. El motivo de su liberaci¨®n fue la gesti¨®n que hizo su padre con un amigo falangista que cambi¨® su expediente y as¨ª pudo salir en libertad bajo palabra. "Me quit¨® lo de conspiraci¨®n y que iba detenida con otras compa?eras, y me dej¨® en otro expediente en donde s¨®lo estaba mi nombre y ten¨ªa como ¨²nico delito el pertenecer a las JSU". Sus compa?eras no corrieron la misma suerte, algunas murieron fusiladas, otras pasaron hasta 18 a?os en prisi¨®n. Maruja nunca fue juzgada, se benefici¨® de un decreto de indulto que otorg¨® el general Francisco Franco cuando llevaba dos a?os y medio yendo a firmar cada 15 d¨ªas a la comisar¨ªa de Polic¨ªa.
Para la Comunidad de Madrid la falta del documento probatorio es suficiente para denegar la ayuda, que en este caso ser¨ªa de unos 1.400 euros, en una sola entrega.
La viceconsejera de Presidencia, Carmen D¨ªaz de Bustamante, reconoce que hay varios casos como este, en el que se solicita la ayuda pero no existen documentos que sirvan como prueba de que el encierro haya sido por motivos pol¨ªticos.
Maruja cuenta que entreg¨® a la Comunidad una carta que le escribi¨® desde prisi¨®n Eugenio Mes¨®n, jefe de las JSU en Madrid; de ese documento, seg¨²n la consejer¨ªa de Presidencia, no se puede sacar ninguna conclusi¨®n respecto a los motivos de su encierro y, adem¨¢s, no tiene ni "firma ni fecha".
"Quer¨ªan firma y sello, pero si los guardias se daban cuenta que sacan la carta clandestinamente por medio de alguien que sale en libertad, ?c¨®mo te la va a firmar?, ?en qu¨¦ cabeza cabe!, eso ser¨ªa igual que pedir la sentencia de muerte", se queja Maruja.
La Comunidad de Madrid aprob¨® por primera vez las ayudas a represaliados pol¨ªticos en 1999, para cubrir a las personas que no hab¨ªan recibido aportaciones del Gobierno central.
En un principio las ayudas de la Comunidad se limitaron a personas con m¨¢s de 3 a?os de prisi¨®n, pero un a?o despu¨¦s se ampliaron a todos los que hubieran estado recluidos por lo menos 365 d¨ªas.
En total se recibieron 3.075 solicitudes, de las que se concedieron ayudas a 1.837. Las mujeres que han solicitado la subvenci¨®n fueron en total 283, y se les concedi¨® a 177.
La Comunidad de Madrid ya cerr¨® la convocatoria para solicitar apoyos, pero ha abierto un plazo extraordinario durante 2003 para que aquellas personas inconformes con el veredicto puedan recurrir la decisi¨®n.
Maruja espera la resoluci¨®n de este asunto en su casa del barrio de Usera, en donde pasa los d¨ªas interesada en la pretemporada del f¨²tbol -"es que soy muy rara", dice- y leyendo los peri¨®dicos para mantenerse informada, aunque afirma que a ella el que m¨¢s le gusta Mundo Obrero, ¨®rgano de difusi¨®n del Partido Comunista de Espa?a.
Una aguja en un pajar
Encontrar el expediente de Mar¨ªa del Carmen Borrell en los archivos militares del Tribunal Militar Territorial Primero es como buscar una aguja en un pajar. Miles de documentos que no han sido informatizados se encuentran almacenados en el cuartel del Ej¨¦rcito ubicado en Fuencarral, al norte de la capital. Un funcionario de este tribunal reconoci¨® que el estado en el que se encuentran los documentos deja mucho que desear. "Les soplas y se desbaratan". Durante muchos a?os estuvieron pr¨¢cticamente abandonados en la base de Cuatro Vientos, hasta hace 12 a?os, cuando fueron trasladados hacia la base de Fuencarral.
Con las ayudas ofrecidas, tanto por la Administraci¨®n central como por las comunidades aut¨®nomas, las solicitudes de expedientes han sobrepasado la capacidad de operaci¨®n de los funcionarios. Javier Rodrigo, historiador y autor de un libro sobre campos de concentraci¨®n en el franquismo, comenta que el tiempo necesario para encontrar alg¨²n documento es de unos cuatro meses; en el caso de Maruja Borrell, la b¨²squeda tard¨® 8 meses antes de afirmar que no se hab¨ªa encontrado ning¨²n antecedente suyo. Ricard Vinyes, historiador catal¨¢n experto en la Guerra Civil, comenta que el estado en el que se encuentran los archivos militares ha mejorado mucho y que, aunque dif¨ªcil, es posible encontrar los documentos que se buscan. El Gobierno ha centralizado, desde 1994, la mayor¨ªa de los archivos de la Guerra Civil en el Archivo General Militar de ?vila. Tambi¨¦n hay expedientes en los archivos militares de Guadalajara y de Segovia. Adem¨¢s, los Tribunales Territoriales Militares, cinco en toda Espa?a, cuentan con sus propios documentos relacionados con la contienda. Jos¨¦ Mar¨ªa Pedre?o, presidente del Foro por la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, asegura que es tiempo de que los archivos de la Guerra Civil pasen a las universidades, que se abra el acceso al p¨²blico y se trabaje en su digitalizaci¨®n. "La mayor¨ªa de los documentos tiene ya m¨¢s de 60 a?os y lo tratan todav¨ªa como secreto militar, no es algo que vaya acorde con esta democracia".
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