Democracia y conflicto
En estos ensayos, articulados como alternativa al liberalismo pol¨ªtico de Rawls y a la democracia deliberativa de Habermas, Chantal Mouffe se pronuncia a favor de un modelo de pol¨ªtica "antagonista". Frente a la "utop¨ªa de la reconciliaci¨®n" postula una pol¨ªtica conflictual centrada en una reorganizaci¨®n continua del espacio simb¨®lico com¨²n de la democracia.
La mayor virtud de esta recopilaci¨®n de art¨ªculos de Chantal Mouffe es que nos permiten acceder a una visi¨®n de conjunto de su obra mediante un esfuerzo relativamente peque?o. Tanto la introducci¨®n como la conclusi¨®n que nos ofrece la autora sirven, adem¨¢s, para enhebrar en un todo m¨¢s o menos coherente lo que en una lectura individualizada de los mismos resultar¨ªa mucho m¨¢s fragmentario y difuso. Y eso que el tema no tiene nada de sencillo, ya que se articula expl¨ªcitamente como una alternativa a dos de las m¨¢s poderosas teor¨ªas pol¨ªticas contempor¨¢neas como son el liberalismo pol¨ªtico de John Rawls y la democracia deliberativa de Habermas. Esos dos autores le van a servir para emprender tambi¨¦n una oposici¨®n m¨¢s contundente frente a la teor¨ªa de la democracia liberal y, de paso, a los intentos de las posiciones de la Tercera V¨ªa brit¨¢nica por justificar una nueva pol¨ªtica de centro. Y si esta ¨²ltima es un bocado f¨¢cil no puede decirse lo mismo de las otras teor¨ªas.
LA PARADOJA DEMOCR?TICA
Chantal Mouffe
Gedisa. Barcelona, 2003
156 p¨¢ginas. 12,90 euros
Chantal Mouffe, lo mismo que otros autores como John Gray, pertenece al grupo de cr¨ªticos de la democracia liberal, que, sin renunciar a sus postulados b¨¢sicos, tratan de reconstruirla a partir de una mayor reivindicaci¨®n de lo pol¨ªtico. Se enfrenta as¨ª a algunos de los te¨®ricos m¨¢s relevantes de esta corriente acus¨¢ndoles de disolver el conflicto y los antagonismos propios de la pol¨ªtica mediante subterfugios tales como el "consenso racional" en torno a supuestos principios universales (Rawls) o la b¨²squeda de procesos de deliberaci¨®n pol¨ªtica capaces de disolver las diferencias (Habermas). En el fondo, estos dos cl¨¢sicos contempor¨¢neos habr¨ªan llevado a un mayor nivel de sofisticaci¨®n el empe?o de la democracia liberal por convertir el poder en "un lugar vac¨ªo" (C. Lefort) y proceder a una exclusi¨®n de los antagonismos sociales. Con el agravante de hacerlo en nombre de supuestos principios morales inmunes a una verdadera contestaci¨®n p¨²blica. La afirmaci¨®n de un tenue concepto de pol¨ªtica, dirigido exclusivamente a coordinar aquellos intereses en competencia susceptibles de encontrar una soluci¨®n racional, tendr¨ªa la consecuencia a?adida de excluir como irracionales y her¨¦ticas a todas aquellas posiciones que no convergieran con los principios del liberalismo.
Frente a esta visi¨®n de la pol¨ªtica, Mouffe se pronuncia a favor de un modelo de "pol¨ªtica agonista" -inspirado en un Carl Schmitt pasado por el filtro posmoderno-, capaz de incorporar en el espacio de lo pol¨ªtico un pluralismo ilimitado, que ve en el antagonismo el elemento inerradicable de la pol¨ªtica. Frente a la "utop¨ªa de la reconciliaci¨®n" se pronuncia a favor de una pol¨ªtica conflictual que pone en el centro de su inter¨¦s una imprescindible reorganizaci¨®n continua del "espacio simb¨®lico com¨²n" de la democracia. No parece una mala propuesta como contrapunto al benepl¨¢cito con el que saludamos y afirmamos el r¨¦gimen pol¨ªtico existente como el ¨²nico posible. S¨ª se echa en falta, sin embargo, una explicaci¨®n m¨¢s s¨®lida y a ras de tierra sobre c¨®mo haya de articularse en los sistemas pol¨ªticos realmente existentes.
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