El cr¨¢neo perdido del genio
Francisco de Goya y Lucientes ech¨® en Madrid ra¨ªces muy profundas. Pese a su chica patricidad aragonesa, aqu¨ª vivi¨® el pintor sus mejores d¨ªas, que algunos de sus bi¨®grafos asocian a las fiestas de toros, a las francachelas y a los departires con sus amigos, a los que profesaba verdadera devoci¨®n. Pero Goya tambi¨¦n padeci¨® aqu¨ª graves zozobras, como ha destacado el psiquiatra Francisco Alonso Fern¨¢ndez en una psicobiograf¨ªa del pintor en la que se?ala la textura maniaco-depresiva de su psique.
Un documento sobre la supuesta francofilia de Quico Goya, como le llamaban sus paisanos, que atesoraba la Biblioteca Municipal, desapareci¨® tiempo atr¨¢s, seg¨²n reconocieron fuentes facultativas. Pocos madrile?os saben que el pintor de Fuendetodos cuenta con otro pante¨®n sepulcral distinto del que alberga sus restos, decapitados, en la ermita de San Antonio de la Florida, donde pintara unos frescos que han pasado a la historia de la pintura por su magnificente hechura.
El desconocido monumento consiste hoy en un cenotafio compartido con Leandro Fern¨¢ndez de Morat¨ªn, Diego de Le¨®n, Mel¨¦ndez Vald¨¦s, liberales, y el conservador Donoso Cort¨¦s, erguido como un pillum romano en el cementerio de la sacramental de San Isidro, donde sus despojos reposaron hasta su traslado a la ermita de San Antonio a principio del siglo XX.
Fue entonces cuando se conoci¨® en toda su compleja amplitud la historia de la desaparici¨®n de su cabeza: cuando Goya muere en Burdeos en 1828, una de las modas cl¨ªnicas a la saz¨®n vigente era la frenolog¨ªa, que establec¨ªa relaciones mec¨¢nicas entre las v¨ªsceras y sus funciones. El caso es que cuando un diplom¨¢tico espa?ol, en misi¨®n bordelesa, se interesa por sus restos, comprob¨® que carec¨ªan de la cabeza.
El enigma se reaviv¨® cuando un ascendiente del escritor Dionisio Gamallo Fierros asegur¨® haber retenido en su casa durante a?os el singular cr¨¢neo, obtenido en Burdeos tras una exhumaci¨®n consecutiva a una apuesta juvenil.
El cr¨¢neo de Goya, de esta manera, habr¨ªa ido a parar a la Facultad de Medicina de Salamanca, donde, tras un experimento ante numerosos alumnos, habr¨ªa saltado en pedazos.
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