La viuda de David Kelly asegura que ¨¦ste se sinti¨® traicionado por el Gobierno brit¨¢nico
La familia explica ante el juez Hutton la tensi¨®n que llev¨® al cient¨ªfico a quitarse la vida
David Kelly se sinti¨® "traicionado" por sus superiores del Ministerio de Defensa, "insultado" por el Parlamento y "ofendido" por la prensa, seg¨²n relataron ayer sus familiares m¨¢s pr¨®ximos en su comparecencia ante el juez Brian Hutton, que investiga las circunstancias de la muerte del cient¨ªfico brit¨¢nico. Su viuda Janice, su hija Rachel y su hermana Sarah describieron con detalle los sufrimientos vividos esos d¨ªas por Kelly, atrapado en la batalla pol¨ªtica que enfrentaba al Gobierno laborista y la BBC sobre la guerra de Irak. "Nunca le hab¨ªa visto tan infeliz", reconoci¨® su viuda ante el tribunal.
Janice y Rachel Kelly declararon mediante audioconferencia. Sarah Pape lo hizo en persona en la sala n¨²mero 72 del palacio de Justicia.
El testimonio de estos familiares retrat¨® a David Kelly como un hombre extraordinariamente discreto, consagrado a su trabajo, que no pudo superar el trauma de verse expuesto a la luz p¨²blica.
Su viuda aport¨® un dato conmovedor que confirma la tesis comunmente aceptada, aunque no oficial, de que el cient¨ªfico se quit¨® la vida: la navaja encontrada junto a su cad¨¢ver el 18 de julio era la que conservaba de su infancia como boyscout.
Las tres mujeres eludieron el dramatismo. Sus respuestas fueron siempre claras, casi fr¨ªas. Pero su testimonio expuso el drama de un hombre acosado, que apenas dispuso de diez minutos para recoger sus cosas y marchar de casa al tiempo que el Gobierno desvelaba su identidad, emprendiendo junto a su mujer una desesperada hu¨ªda hacia Cornualles, en el extremo suroeste de Inglaterra.
La viuda Kelly puso pronto el dedo en la llaga al se?alar al Ministerio de Defensa. "Se sent¨ªa totalmente defraudado y traicionado", denunci¨®. "?Por qui¨¦n?", pidi¨® precisiones el abogado James Dingemans, principal ayudante del juez. "Creo que se refer¨ªa al Ministerio de Defensa", corrobor¨® Janice. "Ellos fueron los que efectivamente dejaron que el nombre se conociera en p¨²blico. Se enter¨® de que su nombre iba a salir a la luz cuando ya hab¨ªa ocurrido y le hab¨ªan asegurado que se mantendr¨ªa el anonimato", asegur¨®. Sus palabras cuestionan las pronunciadas la semana pasada por el primer ministro, Tony Blair, ante el juez, cuando dio por sentado que el cient¨ªfico dio su consentimiento a esa decisi¨®n.
"Nunca se quej¨® del Foreign Office [Ministerio de Asuntos Exteriores] o de Naciones Unidas, pero pensaba que el Ministerio de Defensa no le estaba utilizando adecuadamente. Estaba haciendo un trabajo inferior, dando charlas y conferencias en lugar de estar involucrado en la estrategia pol¨ªtica de altura", a?adi¨® Janice.
Aunque el doctor Kelly apenas segu¨ªa las noticias desde que empez¨® la crisis, estaba junto a su esposa viendo la televisi¨®n cuando trascendi¨® que el Ministerio de Defensa hizo p¨²blica una nota diciendo que uno de sus funcionarios hab¨ªa reconocido haber hablado con el periodista de la BBC que desat¨® toda la crisis. "Soy yo', me dijo", explic¨® ayer Janice. "Me qued¨¦ absolutamente consternada", a?adi¨®.
Su relato de esos d¨ªas describi¨® a un hombre "desesperadamente infeliz", "exhausto", "l¨²gubre y tenso", "cansado y apagado, pero no deprimido". "Me puse enferma de verle a ¨¦l tan desesperado, tan trastornado y abatido". "Nunca le hab¨ªa visto tan infeliz, ni en sus visitas a Rusia ni con todas las dificultades que tuvo en Irak, donde vivi¨® momentos horrorosos, armas apunt¨¢ndole, municiones dispersas por todas partes". Pero nunca crey¨® que su marido se pudiera quitar la vida.
Cr¨ªticas a los medios
Los familiares de Kelly tuvieron palabras amargas hacia los medios. La viuda explic¨® c¨®mo el periodista del Sunday Times Nick Rufford, al que Kelly consideraba un amigo, se present¨® en su casa con una oferta del magnate Rupert Murdoch para que escribiera un art¨ªculo en exclusiva. Kelly "estaba enfadado y ofendido", explic¨® Janice,
Esposa e hija relataron el trauma que hab¨ªa supuesto para ¨¦l comparecer en p¨²blico ante el Parlamento. Explicaron con detalle los sufrimientos de aquel d¨ªa, la caminata apresurada bajo un sol ardiente porque una amenaza de bomba impidi¨® ir en coche, las penurias de tener que travesar una barrera de periodistas, el calor sofocante de la sala, la agresividad de los diputados. "Estaba furioso; sinti¨® que era como un castigo en p¨²blico", afirm¨® Janice. Aquella noche, Kelly le coment¨® a Rachel que uno de los diputados se hab¨ªa comportado "como un completo bastardo", en referencia al diputado laborista Andrew MacKinklay. "Fue muy duro, muy duro", le dijo el padre a la hija. "Parec¨ªa tener toda la presi¨®n del mundo en sus espaldas", concluy¨® ayer Rachel Kelly.
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