L¨ªder a presi¨®n

La reuni¨®n de la Junta Directiva Nacional del PP supuso no solo la proclamaci¨®n de un candidato a la presidencia del Gobierno sino tambi¨¦n de un nuevo l¨ªder para el Partido Popular. As¨ª lo dej¨® bien claro el l¨ªder "saliente", Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, preocupado por acallar los rumores de bicefalia. Pero si proclamar a un candidato a presidente del Gobierno es algo complicado, lo es todav¨ªa m¨¢s proclamar, de un d¨ªa para otro, al m¨¢ximo dirigente de un partido pol¨ªtico. Mariano Rajoy hace frente, adem¨¢s, a una extra?a situaci¨®n. Aznar se pudo permitir perder dos elecciones generales sin que nadie pusiera en duda su liderazgo en el partido. Rodr¨ªguez Zapatero podr¨ªa seguramente perder las elecciones de marzo de 2004 sin poner en riesgo su cargo de secretario general del PSOE. Pero Rajoy, por el contrario, arriesgar¨¢ toda su carrera pol¨ªtica en un ¨²nico envite. Pocos creen en el PP que pudiera "sobrevivir" como m¨¢ximo dirigente del partido si no ganase las elecciones dentro de siete meses.

Para ejercer el liderazgo, Rajoy tropieza, adem¨¢s, con otros problemas. El primero es que tiene muy poco tiempo para crear equipos propios. Va a necesitar muchas energ¨ªas para reunir en su entorno a un grupo cre¨ªble de gobierno, que le sea leal personalmente, y al mismo tiempo nombrar colaboradores que controlen la organizaci¨®n interna del PP en momentos tan delicados como suponen las negociaciones de listas electorales. Ser el secretario general tiene sus ventajas, pero es tambi¨¦n un trabajo muy duro. De hecho, Aznar siempre cont¨® con la inestimable ayuda de un leal colaborador para que le "parara" muchos problemas internos. Primero fue Francisco ?lvarez-Cascos y luego Javier Arenas. Pero Rajoy, ahora, est¨¢ mucho m¨¢s solo: al cederle su puesto, Arenas le ha dejado con la ¨²nica ayuda de Ana Mato y de Rafael Hernando, un equipo que parece muy endeble para ofrecer la protecci¨®n que necesita un candidato.

"Absortos como estamos en el indudable ¨¦xito de esta operaci¨®n no nos damos cuenta de que ahora empieza un periodo muy extra?o, no porque exista el peligro de bicefalia sino porque puede parecer, por el contrario, que es el Gobierno el que se ha quedado sin cabeza. Van a ser seis meses raros", vaticinaba ayer un dirigente popular, muy interesado en que la crisis ministerial se resuelva "con fuerza".