Ejes de continuidad
La elecci¨®n formal de Mariano Rajoy como nuevo candidato del PP, junto a la delegaci¨®n expresa de competencias como l¨ªder del partido realizada ayer por Aznar en la persona del sucesor, suponen la culminaci¨®n del proceso anunciado por el propio Aznar en enero de 2002. Desde entonces no han faltado voces influyentes que le ofrec¨ªan coartadas para volverse atr¨¢s. Que las haya deso¨ªdo es algo que le honra.
El sistema de designaci¨®n es tributario de los rasgos presidencialistas que Fraga imprimi¨® al PP y que Aznar ha desarrollado hasta convertirlo en el partido de la unanimidad. Aunque est¨¦ fuera de lugar considerar que con ello se vulnera la exigencia constitucional de democracia interna, resulta preocupante la confusi¨®n entre partido y Gobierno, manifestada de nuevo ayer en el aplazamiento de la Junta de Portavoces del Congreso para que los representantes del PP pudieran participar en designaci¨®n de Rajoy. Los efectos de esa confusi¨®n han sido muy visibles ¨²ltimamente en la doble funci¨®n de Javier Arenas como ministro de Administraciones P¨²blicas (un cargo que requiere di¨¢logo permanente con las autonom¨ªas, con independencia del signo pol¨ªtico de sus gobiernos) y secretario general del PP, cargo que le ha mantenido a bronca diaria con la oposici¨®n.
En pol¨ªtica, los elogios suelen revelar m¨¢s las cualidades que cree poseer el elogiador que las que adornan al elogiado. Aznar destac¨® como rasgos del sucesor su responsabilidad, capacidad de trabajo y tenacidad, que luego sintetiz¨® en "sensatez". Seguramente es as¨ª como se ve Aznar. Por su parte, el sucesor tuvo inter¨¦s en subrayar, en su primer discurso tras una elecci¨®n un¨¢nime, su compromiso personal con los ejes que han marcado la pol¨ªtica de Aznar en la ¨²ltima etapa: mantenimiento del Pacto Antiterrorista, negativa a eventuales reformas de la Constituci¨®n y los Estatutos, equilibrio presupuestario y europe¨ªsmo atlantista.
Sin embargo, son ejes m¨®viles: Aznar no entendi¨® de entrada la necesidad del Pacto Antiterrorista, fue partidario de la reforma del Senado y no siempre fue tan atlantista. En cuanto al objetivo del d¨¦ficit cero, como la pol¨ªtica econ¨®mica en general, no s¨®lo depende de la voluntad pol¨ªtica, sino tambi¨¦n de factores externos. Rajoy tuvo inter¨¦s ayer en a?adir a los ejes generales ya trazados por Aznar en el ¨²ltimo debate general del Parlamento dos preocupaciones prioritarias: la pol¨ªtica de inmigraci¨®n y la seguridad ciudadana. Son temas que enlazan con la l¨ªnea de oposici¨®n marcada ayer mismo por Zapatero al hablar del debilitamiento del Estado de bienestar con los gobiernos de la derecha.
De momento, es de esperar que el talante personal de Rajoy permita sacar el debate pol¨ªtico del clima de agresividad en que se hab¨ªa instalado. Salvando las distancias, la situaci¨®n se estaba aproximando a la del periodo 1993-95; aunque los problemas siguieron siendo los mismos, la convocatoria de elecciones a fines de 1995 refresc¨® el ambiente e hizo que los partidos volvieran a poner en primer plano sus programas y no sus odios. Tal vez la designaci¨®n de Rajoy tenga ahora un efecto similar.
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