Marginados por el sida
Un informe de una ONG alerta de que la discriminaci¨®n extiende el VIH en China
La discriminaci¨®n, la falta de informaci¨®n, el encubrimiento y la ausencia de tratamiento a muchos enfermos est¨¢n expandiendo el sida en China a gran velocidad, seg¨²n un informe hecho p¨²blico ayer por la organizaci¨®n de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York. Aunque el Gobierno ha reconocido un mill¨®n de infectados con VIH (el virus del sida), las organizaciones de lucha contra la epidemia aseguran que hay varios millones. Si no se toman medidas urgentes, la ONU estima que llegar¨¢n a 10 millones en 2010.
El estudio hace un repaso a la situaci¨®n del sida en el pa¨ªs m¨¢s poblado de la tierra y presenta algunas recomendaciones. "No sabemos exactamente cu¨¢ntos infectados hay, porque el Gobierno chino no deja que se investigue, pero la gente que est¨¢ sobre el terreno piensa que hay varios millones", explica Brad Adams, director de HRW para Asia. "La discriminaci¨®n est¨¢ forzando a muchos enfermos a vivir como parias, y en lugar de combatir esta situaci¨®n, el Gobierno la tolera. Esto no hace m¨¢s que empeorarla".
Seg¨²n el informe, realizado a partir de entrevistas con infectados por el virus, polic¨ªas, drogadictos y activistas, muchos pacientes no tienen acceso a los cuidados p¨²blicos porque carecen de permisos de residencia, y al no poder comprar los costosos medicamentos "ofrecidos por m¨¦dicos sin escr¨²pulos e incluso vendedores callejeros (...) se acurrucan en sus camas en habitaciones alquiladas a la espera de la muerte".
China admiti¨® el a?o pasado la gravedad del problema, debido a la insistencia de la ONU. Pero, seg¨²n las organizaciones antisida, sigue sin hacerle frente. "Est¨¢ ocurriendo lo mismo que pas¨® en otros pa¨ªses hace 15 a?os: esconder y negar la enfermedad y culpabilizar a los enfermos por contagiarse", explica Adams.
El estudio, titulado Puertas cerradas: los derechos humanos de la gente con VIH / sida en China, reconoce que el Gobierno ha cambiado de actitud tras a?os de silencio y est¨¢ impulsando planes nacionales de lucha contra la discriminaci¨®n y algunos proyectos de prevenci¨®n. Pero, seg¨²n HRW, son insuficientes. M¨¢xime, asegura, cuando vienen acompa?ados del mismo secretismo que protagoniz¨® la neumon¨ªa at¨ªpica.
Un claro ejemplo es el caso del esc¨¢ndalo de las transfusiones de sangre contaminada entre finales de los ochenta y principios de los noventa. M¨¢s de 250.000 personas, seg¨²n el Gobierno -al menos un mill¨®n, seg¨²n los expertos-, resultaron contagiadas en Henan y las provincias vecinas con la venta de sangre en hospitales p¨²blicos y cl¨ªnicas gestionadas por funcionarios. "Ni un oficial ha sido juzgado por esto", dice el informe, que reclama una investigaci¨®n independiente.
HRW afirma que, seg¨²n datos de las autoridades sanitarias, la ratio de prevalencia entre los donantes de sangre de siete provincias que tienen una poblaci¨®n conjunta de 420 millones de personas oscila entre el 4% y el 40%, por lo que pone en duda las cifras de portadores del VIH de que habla Pek¨ªn.
"No dejan a nadie visitar los pueblos [en algunos de los cuales hay familias enteras infectadas], los tienen bloqueados. No quieren que se cuente la historia", explica Adams. "A nosotros nos han negado el permiso para ir all¨ª", dice el miembro de una organizaci¨®n que se dedica en Pek¨ªn a ayudar a enfermos de sida.
Amnist¨ªa Internacional tambi¨¦n ha instado a las autoridades a que investigue el esc¨¢ndalo de la venta de sangre y haga p¨²blicos los resultados. Adem¨¢s, ha mostrado su inquietud por la violencia de que han sido objeto los infectados en algunos pueblos por protestar contra el trato que reciben de las autoridades locales. Los enfermos se quejan, entre otros, de la corrupci¨®n y el desv¨ªo de los fondos de lucha contra la infecci¨®n.
HRW reclama la creaci¨®n de leyes contra la discriminaci¨®n, el fin de la detenci¨®n arbitraria de drogadictos -a los que se les hacen las pruebas sin saberlo y no se les da los resultados- en centros de desintoxicaci¨®n forzada y el establecimiento de programas de formaci¨®n para los trabajadores sanitarios.
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