Territorio Manolo Saiz
Igor Gonz¨¢lez de Galdeano, primer l¨ªder por designaci¨®n de su director
La Vuelta es su vida, su espacio vital. La contrarreloj por equipos, su juguete favorito, el pasatiempo que colma sus sue?os de mariscal. Acci¨®n, efecto. Una orden voceada por el meg¨¢fono, susurrada a trav¨¦s del transmisor, obtiene una reacci¨®n inmediata, una respuesta objetiva. M¨¢s r¨¢pido, m¨¢s tiempo, relevo m¨¢s largo, m¨¢s narices. "Somos un a fuerza ¨²nica", dice Igor Gonz¨¢lez de Galdeano. "Lo damos todo para el conjunto, no nos guardamos nada". As¨ª lo hacen y Manolo Saiz, satisfecho, asiente desde detr¨¢s del volante. Los d¨ªas de una contrarreloj por equipos son sagrados. Como si fuera un gas en un ambiente amigo -todo en espa?ol, nada de polic¨ªas, ninguna bronca, todo entre viejos conocidos-, Manolo Saiz se expande, invade la atm¨®sfera. Todo tiene su sello. Sus ritos son tradiciones que observa ingenua y religiosamente. Es un juego de preguntas-respuestas que se repite a?o tras a?o. Algo as¨ª como:
-Manolo, ?qui¨¦n de tu equipo va a cruzar el primero la meta? (Y se le pregunta a Manolo Saiz y no a los dem¨¢s directores porque todo el mundo da por descontado que el ONCE-Eroski va a ganar el pr¨®logo-contrarreloj por equipos y que el elemento que designe el director c¨¢ntabro ser¨¢ el primer l¨ªder de la Vuelta. Y esto es as¨ª y ha sido siempre desde Benicassim 90 y Peio Ruiz Cabestany, los tr¨ªos innovadores de M¨¦rida 91 y Melcior Mauri y Joseba Beloki, el ausente, en Valencia 2002).
Y Manolo, entonces, se siente trascendente, piensa en su responsabilidad de cara a la Vuelta y a los aficionados, elabora un peque?o discurso y, aunque, como en 2002 y Beloki, como ayer e Igor, todo el mundo sabe qui¨¦n es el elegido, nadie lo revela -qu¨¦ pecado-, sino que se le permite a Manolo su respuesta:
-No lo s¨¦ a¨²n, lo tengo que consultar con la almohada.
Al d¨ªa siguiente convoca a sus chavales. Orden del d¨ªa: desarrollo y conclusi¨®n de la contrarreloj por equipos. Repite una vez m¨¢s las t¨¢cticas, el orden de los relevos, el sentido de los cambios, todos los aspectos que ha machacado incesantemente los ¨²ltimos d¨ªas. Y al final, mira a Igor:
-Igor, t¨² ser¨¢s el primer l¨ªder.
Despu¨¦s comen, se echan la siesta y parten hacia la salida. Manolo no para. Pura ebullici¨®n. Aparece al volante de una furgoneta amarilla, una Jumper enorme. A la derecha, su eterno amigo y m¨¢nager, Pablo Ant¨®n; en el centro, apretujado, Miguel Carballeda, el nuevo presidente de la ONCE, el dirigente que tom¨® la decisi¨®n de cerrar el patrocinio. Detr¨¢s, Iosu Sanz Gorriti, director de comunicaci¨®n de Eroski, el otro socio que tambi¨¦n lo deja. Y Manolo conduce animado y sonriente, como si todos se fueran de excursi¨®n. Es su d¨ªa.
Pero el final es brusco. Para no traicionar a lo que todo el mundo sab¨ªa, el ONCE-Eroski gana la contrarreloj por equipos, pero hay sobresaltos. Sombras pasajeras, rumores que le hacen revivir la pesadilla del ¨²ltimo Tour, cuando el US Postal, en un ¨²ltimo tercio fant¨¢stico, acab¨® remontando a un ONCE-Eroski que se hab¨ªa retirado al autob¨²s con las mejores referencias en todos los pasos. Las radios, las voces, le alarman. La invasi¨®n americana parece inminente. Manolo no puede ni disfrutar del recuerdo de Igor cruzando el primero la l¨ªnea de meta, ni seguir dando ¨®rdenes. Vive en la angustia, en el convencimiento de que algo tiene que salir mal. Pero cuando todo, finalmente, sale bien, como en un ambiente hostil el gas Manolo se comprime, se achica. Emocionalmente exhausto, Manolo se refugia en el autob¨²s del equipo. Est¨¢ vac¨ªo.
Igor viste su segundo maillot amarillo de la Vuelta -ya gan¨® el pr¨®logo del 99-, su tercer gran maillot amarillo -ya fue l¨ªder del Tour 2002 tras la contrarreloj por equipos-, Igor est¨¢ donde ten¨ªa que estar. Y al mismo tiempo, los corredores del iBanesto.com, que han salido los primeros, han ironizado y todo sabiendo que al terminar han marcado el mejor tiempo de todos los que hab¨ªan salido. Luego han visto que ese tiempo se manten¨ªa arriba y hasta han so?ado con que tendr¨ªan que volver del hotel a la meta para que Arrieta se vistiera de l¨ªder. Cierran la puerta de la sala haciendo cuentas optimistas. Han terminado terceros, han perdido s¨®lo 24 segundos, est¨¢n por delante de Casero y su Bianchi y del Fassa Bortolo y su Aitor Gonz¨¢lez, que pinch¨®. Apenas han cedido 14 segundos al US Postal de Heras... Sue?an, mientras Pecharrom¨¢n, el furor de junio, sufre porque revent¨® en el primer repecho, su equipo no le esper¨® y perdi¨® m¨¢s de seis minutos, o mientras medio Relax Fuenlabrada intentaba recuperarse en el hospital. Una ca¨ªda en una curva en el kil¨®metro 7 acab¨® con cuatro en el suelo, con Santi Blanco, su hombre, con la cara partida.
Y mientras, Mario Cipollini, que hizo la contrarreloj a rueda de sus compa?eros y al final los adelant¨® para pasar por delante, termina de arreglar con la agencia de viajes los detalles de su regreso. A la nueve de la ma?ana, avi¨®n. La etapa hacia Cangas de On¨ªs sale a las 14.00.
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