Los monos tomaron anfetas
La revista 'Science' rectifica un estudio de referencia sobre el riesgo del '¨¦xtasis' al usarse otra droga
George Ricaurte, investigador del Instituto Johns Hopkins de EE UU, inocul¨® a 10 monos metanfetamina sin saber que era ¨¦xtasis. Observ¨® un da?o cerebral nunca visto al dar dosis bajas de ¨¦xtasis, lo public¨® en Science el 27 de septiembre de 2002 y se convirti¨® en una eminencia mundial. Ahora ha descubierto que no era ¨¦xtasis, sino metanfetamina, una droga m¨¢s potente y cuyos da?os cerebrales ya se conoc¨ªan. Ricaurte achaca el error al distribuidor. Asegura que sirvi¨® metanfetamina en lugar de ¨¦xtasis y viceversa. Ahora publica una rectificaci¨®n en Science y recuerda que el ¨¦xtasis tiene otros efectos cerebrales.
Ricaurte inyect¨® el supuesto ¨¦xtasis a dosis recreativas (simulando las que toman los consumidores en una noche de fiesta) a 10 monos. Dos de ellos murieron, otros dos estaban a punto de hacerlo cuando suspendieron la administraci¨®n. El resto presentaba da?o cerebral en el sistema dopamin¨¦rgico, parecido al que da lugar al Parkinson. Hasta ese momento se sab¨ªa que el ¨¦xtasis da?aba el sistema serotonin¨¦rgico, relacionado con otro neurotrasmisor. As¨ª que Ricaurte concluy¨®: "Los consumidores ocasionales pueden tener riesgo de desarrollar
des¨®rdenes neuropsiqui¨¢tricos". La noticia fue primera plana y, como su descubridor, dio la vuelta al mundo. Ricaurte visit¨® Espa?a en septiembre invitado por el Plan Nacional sobre Drogas (PND). Este peri¨®dico intent¨® sin ¨¦xito entrevistarle. En una multitudinaria rueda de prensa, acompa?ado del delegado del Gobierno para el PND, Gonzalo Robles, el investigador, nacido en Euador, se defendi¨® en ingl¨¦s de las cr¨ªticas contra su estudio. Muchos expertos hab¨ªan se?alado en ese momento que si la droga hab¨ªa afectado tanto al 40% de los monos, no se pod¨ªa decir que fuera una dosis recreativa, ya que la mortalidad por ¨¦xtasis es baja.
Ricaurte critic¨® a los cr¨ªticos en todos los foros, pero las sospechas arreciaron y ¨¦l mismo comenz¨® a dudar cuando no pudo repetir los primeros resultados con ninguna dosis de ¨¦xtasis. Entonces revis¨® todo el proceso y lleg¨® a la fatal conclusi¨®n: no era ¨¦xtasis.
El relato de la carta que el 12 de septiembre publicar¨¢ Science explica el origen del error: "Pedimos al distribuidor dos paquetes de 10 gramos de metanfetamina y de MDMA [¨¦xtasis]. Las muestras llegaron el mismo d¨ªa en el mismo paquete, aunque con etiquetas distintas". La noticia de la rectificaci¨®n estaba embargada hasta el d¨ªa 12, pero el viernes, ante el revuelo entre los investigadores, la revista dio acceso a la prensa.
Cuando comenz¨® la revisi¨®n en busca de qu¨¦ pod¨ªa haber ido mal, el frasco con la etiqueta de ¨¦xtasis ya estaba vac¨ªo. Del otro, que llevaba la etiqueta intacta de metanfetamina, quedaba un resto. Ricaurte prosigue: "Tres laboratorios independientes concluyeron que el contenido del frasco de metanfetamina era ¨¦xtasis, no hab¨ªa ni rastro de metanfetamina". Los investigadores recurrieron a un cerebro de un mono del ensayo que ten¨ªan congelado en busca de la droga que le hab¨ªan inyectado a los primates. Otros tres laboratorios detectaron restos de metanfetamina y nada de ¨¦xtasis.
Ricaurte se defend¨ªa ayer en The New York Times. "Ha sido un error. Errar es humano". Sobre por qu¨¦ no hab¨ªan analizado las muestras que recibieron, contest¨®: "No somos qu¨ªmicos. Tenemos centenares de productos qu¨ªmicos por aqu¨ª. No los comprobamos todos".
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