Sin Francia y Alemania no hay UE que valga
Dicen las encuestas que el presidente Bush ha perdido el respaldo mayoritario y, aunque ser¨ªa prematuro darlo por definitivo, la falta de legitimaci¨®n de la guerra de Irak, la acumulaci¨®n de bajas, el aumento del coste de las operaciones y el deterioro de la situaci¨®n en todo Oriente Pr¨®ximo amenazan con hacerlo si no media no se sabe qu¨¦. Los l¨ªmites del poder americano se dejan notar, y la visi¨®n anglosajona de que vivimos en un mundo unipolar, en el que al com¨²n de los pa¨ªses s¨®lo les cabe acomodarse a los deseos de Estados Unidos, pierde terreno. The Economist, que hace un a?o salud¨® la creaci¨®n del nuevo mundo unipolar, aconseja ahora a Washington que se olvide del "destino manifiesto". Algunos unipolaristas conceden que Estados Unidos por s¨ª solo no puede lograr lo que pretende, y llaman a ayudarle. Kofi Annan les ha dado respuesta aludiendo a naciones que no est¨¢n dispuestas a compartir las cargas si no comparten las decisiones. ?Pero eso es multipolarismo!, responden escandalizados. Natural, dir¨ªa yo. Y entonces aducen que la Uni¨®n Europea est¨¢ dividida. En esto ¨²ltimo tienen un punto de raz¨®n.
En efecto, en el teatro mundial, la Uni¨®n Europea ha llegado a la primera escena del tercer acto de Hamlet. La del famoso "ser o no ser". La Uni¨®n Europea puede "ser", es decir, atreverse a desarrollar su propia influencia en el mundo, pero para ello, como dice Hamlet, tiene que arriesgarse a "soportar las flechas y pedradas de la ¨¢spera Fortuna". O puede decidir "no ser"; es decir, resignarse al papel de consolidar la influencia de Estados Unidos entrando entonces, como tambi¨¦n dice Hamlet, en "la tierra inexplorada de cuyas fronteras ning¨²n viajero vuelve".
Diplom¨¢ticos y pol¨ªticos se refieren a esa alternativa con palabras menos bellas. Algunos hablan de desarrollar la identidad europea en cooperaci¨®n con Estados Unidos; pero saben que, para su actual Administraci¨®n, cooperaci¨®n significa "subordinaci¨®n", y se preguntan cu¨¢nta influencia podr¨¦ tener siendo un subordinado obediente. Otros dicen que Europa debe tomar sus propias decisiones y que a veces eso le llevar¨¢ a coincidir con Estados Unidos y otras veces a no coincidir; pero saben que para una Administraci¨®n cuyo lema es "conmigo o contra m¨ª" eso significa "insubordinaci¨®n", y se preguntan qu¨¦ precio tendr¨¦ que pagar si Estados Unidos me considera insubordinado.
En el campo econ¨®mico, la Uni¨®n Europea no parece estar adoptando un papel subordinado. Econ¨®micamente la Uni¨®n Europea es fuerte, aun cuando est¨¦ pasando por un periodo de d¨¦bil crecimiento; pero eso cambiar¨¢. Y porque es fuerte, porque tiene la talla y la voluntad necesarias, lejos de ser una subordinada de Estados Unidos, obliga a ese gran pa¨ªs a moverse econ¨®micamente en un juego multilateral. Pero la Uni¨®n Europea, en el campo pol¨ªtico, se encuentra en una encrucijada. Todav¨ªa no es posible prever c¨®mo quedar¨¢ el Tratado Constitucional, pero las grandes l¨ªneas parecen claras. En materia econ¨®mica, social, judicial y de pol¨ªtica interior, se consolidar¨¢n los mecanismos de integraci¨®n, pues en esos campos la Uni¨®n Europea es un ¨¦xito hist¨®rico del que nadie desea quedarse fuera. Este inter¨¦s compartido es profundo y fuerte, lo bastante para planchar las muchas arrugas que tienen esos dossieres, y ser¨¢ el inter¨¦s que prevalezca si el acervo com¨²n en estos campos se ve un d¨ªa en juego por las dificultades de impulsar otras pol¨ªticas comunes. Por ejemplo, en materia de pol¨ªtica exterior, seguridad y defensa.
La experiencia ha mostrado que, para las grandes cuestiones, la PESC se reduce a un m¨ªnimo com¨²n denominador subordinado a menudo al inter¨¦s de Estados Unidos. Esta situaci¨®n no satisface a los gobiernos (ni a las fuerzas de oposici¨®n, ni a la opini¨®n p¨²blica) de Francia, Alemania y otros pa¨ªses. Pero estos pa¨ªses han comprobado que en la actualidad es imposible persuadir al conjunto de Estados miembros de la Uni¨®n para que desarrollen una pol¨ªtica aut¨®noma respecto a Estados Unidos; el Reino Unido no est¨¢ dispuesto a hacerlo, y los gobiernos de otros pa¨ªses como Italia y Espa?a (aunque no sus opiniones p¨²blicas, ni sus fuerzas de oposici¨®n) siguen su pauta. ?Entonces?
Entonces, el curso m¨¢s probable de los acontecimientos es que un grupo de pa¨ªses, con Alemania y Francia en el centro -se llame n¨²cleo duro, otra cosa o nada-, vaya desarrollando una pol¨ªtica exterior compartida y concebida no para consolidar el poder de Estados Unidos, sino para fortalecer el papel de Europa en el mundo. ?Lo har¨¢n? Ya lo est¨¢n haciendo, e Irak no es el ¨²nico ejemplo. ?Qu¨¦ peso tendr¨¢ esa pol¨ªtica si el Reino Unido, Italia y Espa?a siguen otra? Tendr¨¢ el peso necesario, aunque todav¨ªa no el suficiente. El necesario, porque la condici¨®n necesaria para que exista una pol¨ªtica exterior (o cualquier otra pol¨ªtica) europea es que Francia y Alemania la asuman. Pero no el peso suficiente, porque para que esa pol¨ªtica influya en Estados Unidos requiere adem¨¢s el concurso del Reino Unido, Italia o Espa?a y ma?ana de Polonia. ?Hay, pues, un cierto bloqueo?
Lo hay, y no est¨¢ claro cu¨¢ndo se superar¨¢, pero s¨ª lo est¨¢ el sentido en que puede superarse. El Reino Unido, Italia, Espa?a y Polonia pueden seguir la pol¨ªtica norteamericana, pero no pueden definir una pol¨ªtica europea, mientras que Francia y Alemania juntas s¨ª pueden hacerlo. Para que exista una pol¨ªtica europea, los primeros tendr¨¢n que partir de la pauta marcada por los segundos. Nada nuevo bajo el sol. Esto es lo que ha ocurrido desde el nacimiento de lo que hoy es la Uni¨®n Europea y no va a ser de otra forma porque la Uni¨®n tenga m¨¢s miembros, y menos en materia de pol¨ªtica exterior, y menos todav¨ªa cuando las poblaciones de Espa?a, Italia y otros pa¨ªses comparten la posici¨®n que Alemania y Francia mantienen respecto a Irak y a otras cuestiones. O la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n parte de las posiciones franco-alemanas o la alternativa es que no habr¨¢ pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n; algo muy posible, ya que es lo que en buena medida ocurre todav¨ªa hoy. Pero de aqu¨ª en adelante la propia existencia de la Uni¨®n ser¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil si no se va dotando de una pol¨ªtica exterior, y de nuevo llegamos a que sin Francia m¨¢s Alemania no hay no ya pol¨ªtica exterior, sino Uni¨®n Europea que valga.
Por supuesto que seguir¨¢ habiendo una PESC con sus procedimientos y documentos estrat¨¦gicos acordados por todos, pero los procedimientos no permitir¨¢n que nadie le imponga a uno de los Estados grandes una pol¨ªtica que no desee. Y los documentos ser¨¢n, como el de Javier Solana,Una Europa segura en un mundo mejor, obras maestras del trampantojo que permiten el acuerdo porque, mientras unos destacan algunos de los fines que enuncia ignorando lo que dice respecto a los medios, otros subrayar¨¢n los medios dando a entender que ¨¦stos terminan determinando los fines. Bien manejado, el papel lo resiste todo, pero cuando llegue la hora de la acci¨®n, por alg¨²n tiempo, lo m¨¢s que probable es que Francia, Alemania y otros hagan unas cosas y el Reino Unido y otros cosas distintas.
A quienes dicen querer que la Uni¨®n tenga una pol¨ªtica exterior com¨²n y al mismo tiempo descalifican las posiciones de Francia y Alemania les convendr¨ªa tener presente que sin Francia y Alemania no hay Uni¨®n Europea que valga. Tambi¨¦n deber¨ªan tomar nota de que, en el tema Irak, Francia no ha hecho nada que, dada su trayectoria al respecto, fuera imprevisible. La gran novedad del caso Irak ha sido que Alemania ha hecho algo que nunca hab¨ªa hecho antes. Cuando Alemania se unific¨® y recuper¨® su plena soberan¨ªa, surgieron temores de que el "gigante alem¨¢n desencadenado" dictara condiciones al resto de Europa. Los franceses lo tem¨ªan, y quiz¨¢s por ello han estado reconstruyendo pacientemente su relaci¨®n bilateral con Alemania y elaborando una visi¨®n compartida del futuro de la Uni¨®n Europea. Con el caso Irak adem¨¢s, y esto es lo nuevo, los dirigentes alemanes han ejercido la plena soberan¨ªa de su pa¨ªs no para achuchar a otros europeos, sino para decir a Estados Unidos que no puede contar con Alemania para hacer algo que los ciudadanos alemanes rechazan. Se lo ha dicho un Gobierno socialdem¨®crata a la Administraci¨®n de Bush, y se lo ha explicado el ex canciller dem¨®crata cristiano Kohl al Gobierno de Putin. Para ir dejando claras las cosas. ?Ea!
Carlos Alonso Zald¨ªvar es diplom¨¢tico.
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