La naci¨®n, niebla y poder
Estamos en 2003 y seguimos con los mismos temas. La poca cultura democr¨¢tica, el escaso nivel intelectual de muchos pol¨ªticos y el inter¨¦s coyuntural e inmediato que buscan con sus estrategias, siguen convirtiendo el tema nacional en un arma electoral capaz de producir fuegos peligrosos. Se olvida la historia y se desprecia el futuro. Toda la clase pol¨ªtica atormenta a los ciudadanos con el dardo sentimental de la naci¨®n: espa?ola, vasca o catalana. Todos se retroalimentan y todos afirman poseer la verdad.
En este campo, los sacerdotes de cada partido son excluyentes respecto de los dem¨¢s. Porque aqu¨ª, el nacionalismo, tambi¨¦n en la izquierda, es acr¨ªtico y trasnochado. Las pr¨®ximas campa?as catalana, espa?ola y vasca ya est¨¢n situando, en clave de reforma estatutaria, el dogma nacional en el centro del debate para seguir elevando la crispaci¨®n. Unos, con su Espa?a como unidad de destino; otros, con Euskadi como pueblo irredento, con soberan¨ªa originaria; los dem¨¢s, con Catalu?a como naci¨®n que no encuentra su anclaje en el conjunto.
?No deber¨ªamos entender que la naci¨®n tambi¨¦n puede ser un fraude instrumental que esconde muchas carencias ideol¨®gicas y de gesti¨®n pol¨ªtica? Est¨¢n servidas las campa?as. La niebla espesa de la naci¨®n seguir¨¢ ocultando los problemas diarios de la calle. "Se trata de que quien quiera caf¨¦ y quiera tres tazas, pueda tomarlas", afirma el secretario del PSC, se?or Montilla, cuando habla de salto auton¨®mico. Muy bien, pero no nos dice que, si son varios los que piden tres tazas, quiz¨¢ el caf¨¦ no llegue para todos.
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