Se?ales de grandeza
Nozal cierra la semana de gloria del ONCE-Eroski con un triunfo aplastante que le dispara en el liderato
Cuentan que los ¨²ltimos a?os de profesional a Gianni Bugno le daba por pararse alguna carrera junto al arc¨¦n y ponerse a charlar con alg¨²n camionero aparcado a que pasara la prueba. Con una curiosidad insaciable por los camiones, Bugno fre¨ªa a preguntas al transportista. El gran campe¨®n italiano, convertido ahora en piloto de helic¨®pteros, preguntaba por los caballos, por la refrigeraci¨®n, por el intercooler y por el turbo, por el motor y por la capacidad de carga. No consta que alg¨²n d¨ªa Bugno se parara para hablar con Isidro Nozal padre, a quien su hijo tanto echaba de menos cuando atravesaba Europa con su cami¨®n, pero de haberlo hecho habr¨ªa tenido doble tema de conversaci¨®n. Habr¨ªa empezado a romper el hielo con un par de admiraciones as¨ª: ?C¨®mo me gusta su cami¨®n! ?C¨®mo me gusta su hijo! Porque no ser¨ªa entendible que si Bugno, fino estilista, hombre de fuerza, hubiera visto ayer la contrarreloj de Zaragoza, no hubiera terminado rendido de admiraci¨®n a los pies de Isidro Nozal hijo. Y quien dice Bugno puede decir Indurain, a quien tambi¨¦n le gustan los camiones, o Armstrong, o cualquiera de los ¨²ltimos grandes contrarrelojistas.
Aislados en la autopista, de fondo, un paisaje amarillo, el desierto, zarandeados por el viento, de cara, de espaldas, de lado, la boca abierta en busca de aire, los ciclistas eran, en los alrededores de Zaragoza, figuras absurdas en busca del absoluto. Estaban los peque?os escaladores, el doliente Sevilla -arrastrando sus abductores, sus for¨²nculos, su bursitis, el chico de los mil males que ni por ¨¦sas perd¨ªa la sonrisa-, los pimpantes Heras y Mancebo, que se reencuentran despu¨¦s del Tour, el sorprendente Beltr¨¢n, que ha aprendido mucho de Armstrong en poco tiempo y desafiaba a las leyes transmitidas, las que dicen que frente al viento, cu¨¢nto m¨¢s grande sea el ciclista, mejor, porque a m¨¢s masa muscular, m¨¢s vatios, y los vatios son los que rasgan el viento. Sufr¨ªan. Estaban los especialistas. Los grandotes de los muchos vatios, de casi caballos, el favorito Igor, que dudaba y se buscaba, los habituales Aitor y Casero, que tiraron de clase y poco m¨¢s, el brit¨¢nico Millar, el que gan¨® en Nantes bajo la lluvia el d¨ªa de la revancha de Armstrong con Ullrich. Y estaba Isidro Nozal.
Isidro Nozal tiene 25 a?os, sali¨® como l¨ªder -aquel maillot amarillo que alcanz¨® fug¨¢ndose en el Escudo porque Manolo Saiz no logr¨® propici¨¢rselo con el sistema de l¨ªderes rotatorios- y empez¨® a marcar el mejor tiempo desde la primera referencia, desde el kil¨®metro 10. Nunca se puso nervioso. Aliado del viento barri¨® la clasificaci¨®n, la limpi¨®, la aclar¨® el d¨ªa que se desvanecieron las pocas esperanzas de Sevilla. Fue un reactivo qu¨ªmico de s¨®lo 66 kilos. Pas¨® ¨¦l y se desvelaron fuerzas, debilidades y algunas curiosidades. Se revel¨®, a la luz de su empresa, que Igor Galdeano no estaba tan fuerte como presum¨ªa -anda corto de preparaci¨®n- y que va a sufrir en la trilog¨ªa pirenaica -Cauterets, Pla de Beret, Envalira- que se propone desde hoy sin soluci¨®n de continuidad. Peor suerte parece esperarles a los ganadores de los ¨²ltimos a?os, Casero y Aitor, que salen de su territorio con m¨¢s de cinco minutos perdidos. Y mejor, evidentemente, a los mejores de entre los escaladores, Heras, Beltr¨¢n, Frigo y Mancebo.
Isidro Nozal, que es c¨¢ntabro, de Guriezo, acab¨® la contrarreloj y sigui¨® tranquilo, quiz¨¢s poco consciente de que en la general tiene a Igor a casi dos minutos y medio, y a Beltr¨¢n a casi tres, a Heras a cuatro y medio y a Mancebo a cinco. Inconsciente quiz¨¢s del problema que le ha creado a Saiz: ?qui¨¦n es el l¨ªder del ONCE-Eroski? -?qui¨¦n es el l¨ªder del US Postal? ?Heras o el Beltr¨¢n que casi le dobla?-.
Termin¨® y sigui¨® como antes, capaz a¨²n de re¨ªrse de s¨ª mismo, del tama?o de sus pies -calza un 46- y de decir que le van bien porque as¨ª si un d¨ªa no encuentra cama puede dormirse de pie, de re¨ªrse de su demarraje en monta?a -"voy tan r¨¢pido que hasta los caracoles me aguantan la rueda, soy un di¨¦sel"-, de recordar sus limitaciones -""no creo que pueda ganar la Vuelta, pero s¨ª quedar entre los 10 primeros- y de no olvidar qu¨¦ es lo importante en la vida: "No, ¨¦ste no es el mejor d¨ªa de mi vida, el mejor d¨ªa es cuando conoc¨ª a mi novia, a Bego?a".
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