Una oreja envuelta en bostezos
Siempre me ha parecido espantoso el bostezo en los toros, el aburrimiento, el empezar a cambiar de postura sobre la almohadilla y no encontrar ¨¢rbol en el que ahorcarse. Lo ideal es entusiasmarse. Puestos, hasta indignarse es preferible, pero cuando se sale de la plaza con alivio, dejando a la espalda un interminable bostezo rebosante de aburrimiento es sencillamente porque no ha sucedido nada.
Me preguntaron unas mujerucas que estaban sentadas en uno de los bancos pr¨®ximos al monumento a Julio Robles: "Oiga usted, se?or, como no hemos visto la corrida, ?qu¨¦ tal ha estado?". "Una oreja para Finito". Le resum¨ª sin pararme apenas. "?S¨®lo?", escuch¨¦ que comentaban con des¨¢nimo. "Pues s¨ª, una y vamos que ardemos". D¨ªas de mucho, v¨ªsperas de nada. El grifo del palco estaba averiado y han intentado arreglarlo de golpe, neg¨¢ndole una oreja a Manzanares que, aunque pedida a la buena de Dios, al fin y al cabo deber¨ªa haber sido otorgada.
Garc¨ªa Jim¨¦nez / Finito de C¨®rdoba, Jim¨¦nez, Manzanares
Toros de Hermanos Garc¨ªa Jim¨¦nez y uno de Pe?a de Francia, en sexto lugar, sustituyendo al titular, devuelto por cojo. Descastados y sosos. El mejor, el 4?, que tuvo nervio en la muleta, siendo aplaudido en el arrastre. Finito de C¨®rdoba: pinchazo y estocada pasada (silencio); estocada (oreja). C¨¦sar Jim¨¦nez: tendida (silencio); pinchazo y horrendo bajonazo (pitos). Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada tendida (petici¨®n y saludos); media estocada (palmas). Plaza La Glorieta, 11 de septiembre, 5? de feria. Menos de media entrada.
En la corrida, generalmente sosa, hubo un toro, el cuarto, desconcertante. Escarb¨®, se dej¨® en el monopuyazo definitivamente instituido, se doli¨® en banderillas... ?Bravuc¨®n? Lo cierto es que el toro interes¨® y mientras vivi¨® fueron los diez minutos ¨²nicos que merecieron la pena.
Finito no estuvo a la altura. Abus¨® del pico, descarg¨® la suerte y se aceler¨® mucho. Jim¨¦nez pas¨® como una aut¨¦ntica sombra desva¨ªda y desganada. Manzanares tiene soltura y buen gusto. Su primero le revolc¨® sin consecuencias y con el sexto encontr¨® la cadencia en algunos muletazos. Salir de la plaza fue un alivio.
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