Dulce como la miel
?Atenci¨®n! Que a nadie se le ocurra matar a una abeja porque, por si ustedes no lo saben, acaba de ser declarada "especie protegida" por el consejero de Medio Ambient, el se?or Ramon Espadaler. Las abejas catalanas - y por supuesto los apicultores- est¨¢n de enhorabuena, y no s¨®lo por esto sino porque tambi¨¦n acaban de concederles una patrona; se trata de la Mare de D¨¦u de l'Abellera, una de las pocas v¨ªrgenes que aparecen con el pecho al aire amamantando a Jes¨²s. Se venera en Prades, en una ermita literalmente colgada en una roca, con un fabuloso precipicio a sus pies y una vista impresionante. Es, ciertamente, un rinc¨®n tan bello y espectacular que hace cosa de un a?o el escritor Joan Perucho afirm¨® en uno de sus art¨ªculos que no hab¨ªa visto en Catalu?a un paraje tan excepcional y que quer¨ªa ser enterrado all¨ª.
Los apicultores catalanes han nombrado patrona del oficio a la Mare de D¨¦u de l'Abellera, que se venera en una ermita de Prades
Lo cierto es que, aprovechando la fiesta de las v¨ªrgenes halladas, los apicultores catalanes declararon oficialmente a la Mare de D¨¦u de l'Abellera como su patrona y la coronaron por segunda vez (la primera fue en el a?o 1956) con una espectacular corona de oro compuesta por 50 abejas con la reina, que en su d¨ªa se pag¨® por suscripci¨®n popular de todo el pueblo. Por todo eso, un enjambre de apicultores, no s¨®lo catalanes sino franceses, se concentr¨® el pasado fin de semana en Prades. Tuvieron conferencias, exposiciones, comidas y hasta un sello oficial de correos que conmemora el evento. Pero a m¨ª, m¨¢s all¨¢ de la fiesta lit¨²rgico-cultural, lo que me ha fascinado m¨¢s es conocer este mundo escondido de la abeja, o mejor, ese excepcional trabajo que realiza un apicultor.
Joan Maria Llorens lleva a?os dedicando su vida a la divulgaci¨®n del patrimonio ap¨ªcola. Vive en Alcover, tiene a sus abejas repartidas por las monta?as de Prades y es miembro de la Associaci¨® d'Amics de les Abelles y de Apistoria, una asociaci¨®n internacional de pa¨ªses que estudian el patrimonio ap¨ªcola. Joan Maria tiene un arsenal de utensilios antiguos, fotograf¨ªas de arquitectura rural y etnograf¨ªa ap¨ªcola. Con todo esto organiz¨® unas conferencias y exposiciones que llegaron a los o¨ªdos de los apicultores franceses, quienes se interesaron por el tema y visitaron esa zona privilegiada de bosques de casta?os y encinas que componen la sierra de Prades, con un suelo repleto de flores arom¨¢ticas que hacen las maravillas de las abejas. As¨ª, con los franceses entusiasmados en la ermita de la Abellera, cuaj¨® la idea de celebrar este d¨ªa.
"La mayor parte del patrimonio ap¨ªcola est¨¢ abandonado y aqu¨ª no se respeta", cuenta Joan Maria. En la exposici¨®n que estos d¨ªas se puede ver en Prades descubrimos las arneres de piedra seca, que se constru¨ªan en los m¨¢rgenes de piedra, los segu¨¦s, que eran como armarios donde las abejas constru¨ªan el enjambre, o los corrales, una edificaci¨®n cuadrangular, sin techo, con agujeros en las paredes para facilitar, tambi¨¦n, la instalaci¨®n del enjambre. Existen cuevas y hornos arneros, estos ¨²ltimos parecidos a los nichos de un cementerio. Me cuenta tambi¨¦n Joan Maria que donde se produce m¨¢s miel es en el sur de Catalu?a, pero la zona de Prades y de Valls tiene m¨¢s tradici¨®n. "A la abeja no se la respeta. Existe el mito de que pica, y realmente s¨®lo pica si se la molesta, como todos los animales. Las pel¨ªculas de abejas asesinas tampoco han favorecido a que la gente les tenga simpat¨ªa".
Otro gran apicultor, el m¨¢s veterano de Prades, Joan Torroella, de apodo el Ros, afirma que para ser un buen apicultor deber¨ªas tener tres o cuatro carreras: bot¨¢nico, veterinario, bi¨®logo, ec¨®logo... ?l no tiene ninguna, pero a sus 70 a?os conoce a las abejas como nadie. Y nos cuenta c¨®mo contradijo a un bi¨®logo en una conferencia porque dec¨ªa que la mejor flor para la abeja era la aulaga, mientras que ¨¦l afirma que su c¨¢liz es demasiado profundo y s¨®lo van all¨ª cuando no tienen otras flores. Y nos explica c¨®mo traslada a sus abejas cada invierno a La Palma d'Ebre para que no se mueran de fr¨ªo en Prades. "El casta?o es un sitio ideal para un enjambre porque est¨¢ hueco por dentro y eso, hace 20 a?os, era ideal para el apicultor, pero ahora el casta?o est¨¢ lleno de enfermedades y los enjambres han desaparecido. Tambi¨¦n las abejas han cogido enfermedades, en ese caso una especie de piojo, y tenemos que medicarlas. Todo esto ha contribuido a que s¨®lo queden tres apicultores en Prades", cuenta Joan. Naturalmente le pregunto que c¨®mo se medica a una abeja y me contesta que metiendo un palo de madera blanda impregnado de medicamento: al menor roce el piojo desaparece. Joan dice que s¨®lo hay miel si llueve y que este a?o habr¨¢ poca porque el extremo sol que hemos sufrido ha secado las flores. "El sol ha succionado el n¨¦ctar". Cuenta que existen flores que se cierran a media tarde y nos hace una relaci¨®n de los colores de la miel seg¨²n las flores que hayan chupado las abejas: el romero la hace blanca, el tomillo dorada, el casta?o y el esbarzer amarillenta, la encina y la hiedra negra. "La miel que es s¨®lo de un color es que est¨¢ tratada", afirma con contundencia. Joan es un pozo de sabidur¨ªa. Puede hablar horas y horas de flores, del bosque, del clima... "La calidad de la miel se determina por la altura de la monta?a porque sale m¨¢s perfumada. La mejor miel es la de abeto, muy negra y de poca producci¨®n". Yo puedo garantizar que la de Prades sabe a gloria, como en la gloria se siente el que visita la ermita de la Abellera.
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