La Liga exporta sus goles
Makaay y Morientes ense?an en el Bayern y en el M¨®naco el instinto goleador que les caracteriz¨® en su etapa espa?ola
El gol con denominaci¨®n de origen espa?ola se extiende por Europa. Fernando Morientes (Sonseca, Toledo, 1976), un producto abandonado a la t¨¦cnica del barbecho las dos ¨²ltimas temporadas en los campos de entrenamiento del Madrid, ya marca con su nuevo equipo, el M¨®naco. Roy Makaay (Wijchen, Holanda, 1975), holand¨¦s pero transplantado de Tenerife a la tierra f¨¦rtil de A Coru?a, donde ha jugado las ¨²ltimas cuatro temporadas, se estren¨® en Europa con el Bayern con la misma inercia ejecutora: marcando dos tantos al Celtic. Dos celebraciones id¨¦nticas, con los brazos muy extendidos y la boca muy abierta. Pero dos historias muy distintas.
Makaay traza desde hace a?os una curva de resultados ascendente. Una gr¨¢fica de goles y protagonismo siempre vertical, buscando el v¨¦rtice de la pizarra. Ha marcado 14 goles en sus 30 partidos de Liga de Campeones y el a?o pasado fue Bota de Oro de las Ligas continentales. Morientes, a la inversa, se marchitaba poco a poco ensombrecido por Ronaldo e, incluso, el joven Portillo en el Madrid. El protagonismo del jugador manchego fue decreciendo de manera inversamente proporcional a la capacidad de engullir grandes estrellas del vestuario blanco. Precisamente en M¨®naco, hace un a?o, se le daba por traspasado y su ¨ªntimo amigo Ra¨²l le daba ¨¢nimos con un mensaje bajo su camiseta. Poco a poco, el delantero se fue acostumbrando a su funci¨®n de subalterno, aunque protagoniz¨® alg¨²n caso de indisciplina con el entonces t¨¦cnico madridista Del Bosque.
El pasado mi¨¦rcoles Morientes se volvi¨® a sentir importante. Casi gal¨¢ctico. El jugador disputaba su segundo encuentro con la camiseta del conjunto franc¨¦s ante el PSV holand¨¦s. Y se convirti¨® en la referencia de todos los ojos de sus compa?eros, de todos sus intentos de hacer da?o, de todas sus esperanzas de gol. No defraud¨®. Marc¨®, de cabeza, su gol 18 en Liga de campeones y dio el pase para que su equipo se impusiese al holand¨¦s. El equipo monegasco juega sin grandes precauciones y cuenta con un mediapunta muy habilidoso, Giuly.
"Los grandes jugadores siempre acuden a su cita en los partidos importantes", le elogi¨® su t¨¦cnico, el ex valencianista Didier Deschamps. Morientes es al M¨®naco lo que Ronaldo al Madrid y el jugador lo sabe y se siente importante. "Ha jugado un papel capital", continuaba Deschamps en su oda elogiosa al espa?ol. "Estuvo muy bien en el combate f¨ªsico y en sus movimientos sin bal¨®n, que despejaron mucho el campo y dejaron muchos espacios", concluy¨® el t¨¦cnico rendido a la contribuci¨®n de Morientes.
Makaay se empe?¨® durante los meses de verano en marcharse de A Coru?a. Quer¨ªa jugar en el Bayern. Pero Augusto C¨¦sar Lendoiro, el presidente del equipo gallego y uno de los negociadores m¨¢s duros del mundo, no transig¨ªa con las condiciones que suger¨ªa el club b¨¢varo. Al final, Makaay se present¨® vestido de rojo tras aceptar el conjunto alem¨¢n pagar sus derechos de formaci¨®n. Y el mi¨¦rcoles comenz¨® la Liga de Campeones con su nuevo equipo del mismo modo en que la comenz¨® el pasado a?o. Marcando los goles a pares. Precisamente, la temporada anterior la porter¨ªa agujereada fue la de su actual club.
En general toda la jornada europea se pleg¨® a la ortodoxia, a la ley que relaciona al jugador que luce el n¨²mero nueve a la espalda como el responsable de meter los goles. El delantero centro, el encargado de no malgastar la bala decisiva, el fr¨ªo operario que tiene la obligaci¨®n de percutir el casquillo, cumpli¨® con sus deberes. As¨ª, marcaron Ronaldo (Madrid), Kovacevic (Real Sociedad), Inzaghi (Milan), Julio Cruz (Inter) y Delibasic (Partizan).
Entre esos pistoleros dos, Morientes y Makaay, hicieron las pr¨¢cticas en el campo de tiro de la Liga espa?ola. Ahora cargan la munici¨®n en el M¨®naco y el Bayern de M¨²nich.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.