Constituci¨®n
La constituci¨®n es una voluntad popular que sustituye a los reyes. A Luis XVI (pobre imb¨¦cil, le degollaron), a los de Inglaterra los echaron de Am¨¦rica; como al de Espa?a. Es republicana. A veces los reyes han convivido haciendo como que las otorgaban, en forma de Carta Magna. La vigente fue un compromiso de legisladores asustados. El padre de la Constituci¨®n fue el miedo y cierta picard¨ªa para aprovecharse de la situaci¨®n y entrar en ella procediendo de clases que hubieran debido acabarse en aquel momento: por sus antecedentes, por el futuro que llevaban dentro, y que van realizando: la Constituci¨®n, h¨¢bilmente utilizada, excluye hoy a los constitucionalistas natos, a los republicanos. No es un caso ¨²nico: el juego es as¨ª, de avances y retrocesos, a veces con cabezas cortadas, a veces con pactos. La Constituci¨®n espa?ola fue, por sus circunstancias, timorata, pactante. Se promet¨ªa un desarrollo: leyes complementarias, reglamentos y normas. Unos vinieron, otras no. Lo m¨¢s notable es que haya un rey en una constituci¨®n republicana, y as¨ª es l¨®gico que sea la monarqu¨ªa constitucional, constituci¨®n viva, en carne y hueso mortales, pero con un ADN sucesorio, igual, salvo incidencias sexuales. Y la Constituci¨®n es inmortal, en contra de sus normas, que piden adaptaciones al tiempo en que se aplica: todo es distinto de cuando la clase pol¨ªtica la fabric¨®. Hay casos curiosos: en Estados Unidos, las enmiendas forman un cuerpo m¨¢s amplio que el de la constituci¨®n en s¨ª, pero se ha conseguido regresar a la monarqu¨ªa absoluta, aunque de cuatro en cuatro a?os se elige rey; le sucede otro miembro de la clase pol¨ªtica. A veces les asesinan; uno de cada cinco presidentes de Estados Unidos ha sido asesinado, y hay quien cree que es poco para las necesidades democr¨¢ticas. No basta. No sirvi¨® de nada la guillotina: volvieron despu¨¦s monarcas y un emperador. Si sirviera ser¨ªa recomendable.
Aqu¨ª vemos la clase pol¨ªtica unida al Rey, como una sola cosa gobernante. Por eso nos fijamos en un solo detalle: los tocamientos de Ibarretxe y Aznar. Las noticias siempre surgen de lo il¨®gico: lo l¨®gico hubiera sido que se enzarzaran a pu?etazos, seg¨²n lo que dicen ante nosotros. En los escenarios, los c¨®micos se matan; salen juntos por la puerta trasera y se van al caf¨¦.
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