Elecciones sin libertad de prensa
Las fuertes restricciones informativas ante las inminentes citas electorales prueban la precariedad de la democracia en Rusia
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Las restrictivas leyes que regulan las elecciones y su tratamiento informativo en Rusia penden como una espada de Damocles sobre los medios de comunicaci¨®n en el oto?o pol¨ªtico. ?ste se inicia hoy con los comicios a gobernador de San Petersburgo y culminar¨¢ el 7 de diciembre con la elecci¨®n de la Duma (Parlamento estatal).
La legislaci¨®n, aprobada entre oto?o de 2002 y el pasado verano, ata las manos a cualquier periodista, porque se basa en una ambigua diferencia entre "informaci¨®n" y "agitaci¨®n preelectoral". Los medios, tanto p¨²blicos como privados, podr¨¢n ser sancionados por dar informaci¨®n negativa, aunque ¨¦sta sea "fidedigna", sobre los candidatos, por opinar sobre ellos, por expresar preferencias y por agitar a favor o en contra. Tampoco podr¨¢n describir las posibles consecuencias de una elecci¨®n u otra ni tratar de influir sobre los electores. Y hasta la informaci¨®n objetiva sobre un partido puede ser ilegal si ¨¦sta es "parcial de forma sistem¨¢tica".
Los medios podr¨¢n ser sancionados por dar informaci¨®n negativa, aunque sea fidedigna, sobre los candidatos
Las nuevas leyes nacieron como reacci¨®n a la agresiva campa?a parlamentaria de 1999. Su pretendida asepsia encubre, sin embargo, un entorno pol¨ªtico degradado. El Kremlin act¨²a a su antojo y hace la vista gorda ante quienes no percibe como un peligro. Entre los protagonistas visibles y no visibles de las elecciones circulan enormes sumas de dinero y sueldos astron¨®micos, seg¨²n medios informados.
Varios partidos han presentado ya sus documentos para competir por la Duma. La fase de propaganda electoral se inicia un mes antes de las elecciones, pero en la pr¨¢ctica, la carrera ha comenzado ya. Ayer, en un gesto sin precedentes en las tradiciones rusas, el presidente Vlad¨ªmir Putin dijo de forma p¨²blica y oficial que votar¨¢ por el grupo de car¨¢cter centrista Rusia Unida, cuya cabeza de lista es el peterburgu¨¦s Bor¨ªs Grizlov, ministro del Interior y un hombre de su confianza. Putin, que de modo "excepcional" acudi¨® al congreso de Rusia Unida ayer en Mosc¨², declar¨® que hab¨ªa votado a esta formaci¨®n hace cuatro a?os y que cre¨ªa "haber hecho bien".
En la tribuna de prensa, algunos periodistas de provincias opinaban que las leyes electorales les imped¨ªan reproducir las palabras de apoyo del presidente. La realidad rusa, sin embargo, se aparta de los textos, y el rasero de lo que est¨¢ permitido no es el mismo para todos, como lo ha demostrado la campa?a por el sill¨®n de gobernador de San Petersburgo.
Los tribunales rusos no han visto infracci¨®n alguna en el apoyo abierto que Putin ha prestado a Valentina Matvienko, su candidata a gobernador de San Petersburgo, a la que dese¨® "sinceramente" la victoria en las urnas. Ante las c¨¢maras de la televisi¨®n estatal, Putin inst¨® a Matvienko a ocuparse ya del presupuesto de la ciudad sin esperar a los resultados de las urnas, aunque la ley proh¨ªbe a los funcionarios del Estado agitar a favor de uno u otro candidato. Matvienko compite hoy con ocho candidatos oficiales y un caballo (presentado en se?al de protesta). El ambiente en la segunda ciudad del pa¨ªs es tan crispado que una docena de respetados intelectuales locales firmaron el pasado verano una carta abierta expresando su preocupaci¨®n por el retroceso de los niveles de democracia anteriormente conquistados.
Una contrincante de Matvienko denunci¨® la interferencia de Putin, pero los escol¨¢sticos abogados de la favorita alegaron ante el juez que no est¨¢ probado que el apoyo de Putin sea beneficioso. La legislaci¨®n electoral es un "golpe de Estado burocr¨¢tico", ya que ha arrebatado el derecho de expresi¨®n, de informaci¨®n, de elegir y ser elegido, y los ha entregado en exclusiva a los bur¨®cratas, se?ala el antiguo jefe de la Comisi¨®n Electoral Central, Alexandr Iv¨¢nchenko. "Durante el periodo de elecciones se limita la libertad de funcionamiento de todo el sistema pol¨ªtico", afirma el funcionario.
La legislaci¨®n electoral "transgrede como m¨ªnimo dos principios b¨¢sicos de cualquier sociedad democr¨¢tica: el derecho a la propiedad privada y a la libertad de expresi¨®n", opina el comentarista Mija¨ªl Rostovski, seg¨²n el cual, adem¨¢s de ser anticonstitucional, es una "tomadura de pelo", que transforma la prensa en agente de la Comisi¨®n Electoral.
Los funcionarios oficiales juegan con ventaja, ya que la legislaci¨®n no regula las informaciones sobre el ejercicio de sus cargos. Rodeado de escolares o celebrando un partido de f¨²tbol, Grizlov, el cabeza de lista de Rusia Unida, es plato de todos los d¨ªas en la televisi¨®n estatal. ?sta apunta sobre todo contra los comunistas. El primer canal de la televisi¨®n p¨²blica mostr¨® recientemente una serie de tres documentales sobre el espectro pol¨ªtico ruso, vertebrados en torno a tres met¨¢foras distintas. Para los liberales liderados por Bor¨ªs Nemtsov y Grigori Yavlinski, se eligi¨® un estadio deportivo, donde los atletas van con prisa. Para los comunistas, una residencia de ancianos, y para sacar lustre a la anodina Rusia Unida, una f¨¢brica de relojes donde los seguidores del presidente trabajan como un engranaje exacto.
"Estamos en una atm¨®sfera estancada. No hay lucha de ideas, ni de personas o plataformas pol¨ªticas. La creatividad ha sido sustituida por la burocracia", opina la analista televisiva Ana Kachkaeva, de la asociaci¨®n Internews. Desde los tiempos anteriores a la glasnost o transparencia informativa de Mija¨ªl Gorbachov en los a?os ochenta, los periodistas rusos nunca se hab¨ªan sentido tan marginados del debate pol¨ªtico.
A la legislaci¨®n que los hace redundantes se a?ade el temor de los propietarios de los medios a meterse en l¨ªos y tambi¨¦n el comercio de zakazuja (propaganda encubierta pagada). Esta pr¨¢ctica viciada no es reconocida en p¨²blico ni por las fuerzas pol¨ªticas ni por los peri¨®dicos, pero existe. Seg¨²n informaciones confidenciales, a menudo se trata de una relaci¨®n triangular (partido-medio de comunicaci¨®n-instituci¨®n de apoyo financiero).
Los implicados firman acuerdos para publicar material propagand¨ªstico encubierto y para que no aparezcan informaciones incontroladas. La neutralizaci¨®n de un medio de informaci¨®n central respecto a un tema cuesta centenares de miles de d¨®lares, y por una p¨¢gina de propaganda encubierta a favor de un partido se pagan hoy 60.000 d¨®lares, se?alan fuentes informadas. Tentados por el dinero f¨¢cil, los responsables de la publicidad de los medios imponen la zakazuja en redacciones, donde algunos aseguran sentirse como en una ci¨¦naga.
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