?Hay qui¨¦n d¨¦ m¨¢s?
Estamos entrando a buen paso en la campa?a electoral de las auton¨®micas de Madrid y ya asoman las orejas las de Catalu?a y enseguida llegar¨¢n a la recta de tribunas las de Andaluc¨ªa, las generales y las europeas. Ha empezado la puja, la subasta de las promesas a insertar en los programas. Instalados en el monopolio de la solvencia y de la respetabilidad, los del PP lanzan sus avances por boca de su nuevo candidato, Mariano Rajoy, que busca acreditarse como l¨ªder y dejar cuanto antes de ser visto como el designado por el dedazo de Aznar. Ahora se trata de ir solando apetitosas miguitas que se?alen el camino, como hac¨ªa el Pulgarcito de los cuentos infantiles.
La primera miguita, o tal vez la primera hogaza, es esa de ayer que promete la eliminaci¨®n de los impuestos de sucesi¨®n en las comunidades aut¨®nomas gobernadas por el Partido Popular. Se ha dejado caer sobre la marcha mediante una proclama a tiempo de entrar en el telediario de TVE-1 mientras se elude cualquier reflexi¨®n sobre las causas que avalaron alguna vez la existencia de esos tributos, ni sobre la funci¨®n redistribuidora que ven¨ªan a cumplir, ni sobre la incidencia en los ingresos fiscales del Estado y las alternativas para sustituirlos o los gastos que dejar¨¢n de atenderse.
As¨ª que bienvenidas sean toda clase de proclamas, m¨¢s o menos imaginativas u oportunistas, aunque rompan la homogeneidad legal del territorio, por ejemplo en el ¨¢mbito fiscal, que componen las comunidades aut¨®nomas, siempre que esas iniciativas provengan del PP. Cosa distinta es que deban permanecer activadas todas las alarmas acerca del peligro que corre la vertebraci¨®n de Espa?a en previsi¨®n de cualquier aparente minucia que viniera propuesta por la malvada oposici¨®n socialista. Porque un an¨¢lisis todo lo detenido que hiciera falta terminar¨ªa por probar que encubre alg¨²n veneno letal capaz de devolvernos a la anti Espa?a. Adem¨¢s, el PP tiene aprendido que se consigue una oposici¨®n socialista mucho m¨¢s d¨²ctil y maleable si se la tiene de modo permanente bajo control firme, en primer tiempo de saludo y amenazada de ser expulsada fuera de la pantalla, es decir, a las tinieblas exteriores donde s¨®lo se oye el llanto y el crujir de dientes.
Subrayemos, pues, c¨®mo el PP, libre ya de complejos, se compromete de manera unilateral a suprimir el pago de los impuestos de sucesi¨®n que gravan las herencias. Y que lo ha hecho precisamente para aquellas autonom¨ªas donde gobierna, sin intentar el otrora deseable consenso previo sobre la cuesti¨®n, ni atender a la heterogeneidad resultante, ni hacer una proyecci¨®n sobre las consecuencias de todo orden que se derivar¨¢n. Embebidos como parecen que est¨¢n en la idea de abrir una nueva competitividad en el plano del derecho, tan bien descrita en su libro por el profesor de administrativo de la Universidad de Barcelona Manuel Ballb¨¦. O sea, que en la hora de las armonizaciones que se averiguan necesarias dentro de la UE, el PP no duda en propugnar nuevas diversidades. Otra cosa es que el PP hubiera de poner el grito en el cielo y en el Tribunal Constitucional cuando alguna de las comunidades aut¨®nomas, como la de Andaluc¨ªa, decidi¨® aumentar las pensiones m¨ªnimas incapaces de sufragar los gastos m¨¢s elementales. Entonces s¨ª, entonces arriesg¨¢bamos la sagrada unidad de Espa?a.
A cada uno lo suyo: el aznarismo nos ha sacado del rinc¨®n de la historia para jugar en primera divisi¨®n y es inevitable que se note en todo. Basta, pues, de cicater¨ªas, se dir¨ªa que ha llegado el momento de reconocer con el diputado del Grupo Popular Vicente Mart¨ªnez Pujalte los aciertos de la sabia pol¨ªtica econ¨®mica del PP. Una pol¨ªtica que ha sabido, Montoro mediante, disminuir los tipos del IRPF mientras, sin trampa ni cart¨®n, aumentaba la presi¨®n fiscal que disfruta el com¨²n de los ciudadanos. Que va a sacar a subasta los terrenos del Ministerio de Defensa como ya hizo con algunos de Renfe para evitar que se pinche la burbuja inmobiliaria con una disminuci¨®n de precios de la vivienda que lindar¨ªa con la cat¨¢strofe. Para que todav¨ªa vengan algunos tuercebotas americanos escribiendo en el Herald Tribune sus temores de que los recortes de impuestos establecidos por Bush impidan atender algunas partidas de gastos en cap¨ªtulos como el de la salud o la educaci¨®n. ?Hay qui¨¦n d¨¦ m¨¢s?
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