Juan Gil retrata a los conversos y a la Inquisici¨®n sevillana
Juan Gil (Madrid, 1939) acaba de publicar la conclusi¨®n de una magna obra. Con la edici¨®n de los vol¨²menes VI, VII y VIII de Los Conversos y la Inquisici¨®n Sevillana, este doctor en Filolog¨ªa Cl¨¢sica y catedr¨¢tico de la Universidad de Sevilla desde 1971 da remate a un ambicioso trabajo. La obra ha sido coeditada por la Fundaci¨®n El Monte y la Universidad de Sevilla. "Empec¨¦ este libro a mediados de los a?os setenta cogiendo datos, sin un esfuerzo continuado", explica Gil.
El inter¨¦s por los conversos part¨ªa de un terreno abonado. "Siempre me han atra¨ªdo las minor¨ªas. Hice mi tesina de licenciatura sobre la lucha de los paganos contra los cristianos cuando los paganos eran minor¨ªa. Luego, escrib¨ª un libro sobre los moz¨¢rabes, otra minor¨ªa", relata el catedr¨¢tico.
Los conversos eran aquellas personas que, durante los siglos XIV y XV, renunciaban a su fe jud¨ªa y se convert¨ªan al cristianismo. A partir de 1484 fueron vigilados por la Inquisici¨®n, que juzg¨® a judaizantes hasta el siglo XVIII. A los ojos del hombre contempor¨¢neo puede resultar llamativa la fiereza con la que el poder persegu¨ªa a los conversos. ?Por qu¨¦ tanta inquina y tanto odio? "Al pueblo le gustaba aquello. Era una medida populista", responde Gil. "Los conversos ten¨ªan el pecado de no distinguirse de los cristianos como ocurr¨ªa antes con los jud¨ªos. Los conversos pod¨ªan desempe?ar cargos antes vedados a los jud¨ªos. Todo esto estaba mal visto porque los conversos eran los nuevos ricos de aquella ¨¦poca. Y contra los nuevos ricos el que m¨¢s y el que menos tiene suspicacias", relata.
Ceremonias secretas
"Eran nuevos ricos porque, en su mayor parte, el comercio estaba en sus manos. Tambi¨¦n hubo luchas entre los propios conversos: unos se hicieron cristianos de verdad y ya llevaban generaciones como cristianos. Otros no. Siguieron siendo jud¨ªos en el fondo; asist¨ªan a ceremonias secretas. Eran los criptojud¨ªos. Ten¨ªan incluso una bolsa de resistencia por si a alguno de ellos le ocurr¨ªa algo", afirma Gil. Esto pon¨ªa en una situaci¨®n inc¨®moda a los conversos cristianos "de verdad", a los que se ve¨ªa con desconfianza.
"Estos ¨²ltimos vol¨²menes eran necesarios. Despu¨¦s de haber estudiado la Inquisici¨®n en la ciudad de Sevilla era necesario examinar lo que hab¨ªa sucedido en su distrito. Y el distrito no pod¨ªa ser m¨¢s amplio, comprendiendo, como de hecho comprend¨ªa, la tierra de Sevilla propiamente dicha m¨¢s lo que hoy corresponde a las provincias de Huelva y C¨¢diz. As¨ª pues, he distribuido la masa documental en tres partes, correspondientes a las tres provincias mencionadas", se?ala el autor.
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