La ONU se va
La decisi¨®n anunciada ayer por Kofi Annan de proceder a una nueva reducci¨®n del personal extranjero de la ONU en Irak constituye una seria derrota para la organizaci¨®n. Pero es un rev¨¦s todav¨ªa mayor para el propio Bush, que pretend¨ªa que la situaci¨®n mejorara d¨ªa a d¨ªa y que precisamente ahora necesitaba a la ONU para que le sacara las casta?as del fuego que ¨¦l mismo ha provocado en Irak. Cuando m¨¢s necesaria se hace la ONU como instancia de legitimaci¨®n internacional y como organizaci¨®n, m¨¢s debilitada aparece por la crisis provocada con la ilegal invasi¨®n de Irak.
Los atentados del 19 de agosto, que costaron la vida a 22 personas, entre ellas Sergio Vieira de Mello, el enviado especial del secretario general, y el coche bomba el pasado lunes contra su cuartel general en el hotel Canal de Bagdad han obligado a Annan a proteger a sus subordinados ante el deterioro de la situaci¨®n. La presencia de Naciones Unidas en Irak pasa as¨ª de unas 600 personas no iraqu¨ªes a unas pocas decenas.
El presidente de EE UU reclam¨® el martes ante la Asamblea General una mayor implicaci¨®n de la comunidad internacional y de la ONU en la reconstrucci¨®n. Dio as¨ª por olvidadas las palabras de Richard Perle, el tenebroso mentor de los neoconservadores que han secuestrado la pol¨ªtica exterior de EE UU, cuando a prop¨®sito de la divisi¨®n del Consejo de Seguridad sentenci¨®: "Gracias a Dios, la ONU ha muerto". La sinraz¨®n de Perle est¨¢ muy cerca de la exactitud. La ONU no ha muerto, pero est¨¢ gravemente herida, y el primero en lamentarlo debiera ser el propio Bush. El desfile de mandatarios ante la Asamblea General ha reflejado la inmensa soledad del presidente norteamericano, s¨®lo apoyado por unos pocos, entre los que destaca Aznar. Todos quieren pasar p¨¢gina, siempre que la nueva que se escriba lleve la impronta del multilateralismo de la ONU. Y la opini¨®n p¨²blica estadounidense, que lo ha percibido, est¨¢ virando en contra de su comandante en jefe.
Si algo est¨¢ claro es que no habr¨¢ reconstrucci¨®n de Irak sin seguridad y sin la ONU. Pero tambi¨¦n que la ONU no dispone de los instrumentos pol¨ªticos y t¨¦cnicos necesarios para su cometido. La "reforma radical" que propugna su secretario general no debe limitarse al Consejo de Seguridad. En una ¨¦poca de nuevos desaf¨ªos, incluido el terrorismo que sufre en sus propias carnes, la ONU debe lograr una capacidad de protecci¨®n suficiente y el pleno respaldo, sobre todo de Washington, para la dif¨ªcil funci¨®n que le espera en Irak.
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