Hoy; las personas sordas
Hoy, como cualquier domingo, algunos de nosotros despertamos con la sensaci¨®n de aprovechar al m¨¢ximo la ma?ana ante el hast¨ªo de la tarde como premonici¨®n del odiado lunes, otros necesitan el sonido del despertador para, por lo menos, levantarse a comer algo antes que de repente haya ca¨ªdo la noche que nos lleve de nuevo al odiado lunes, tambi¨¦n los hay, los que tienen m¨¢s suerte o no, que el lunes no significar¨¢ m¨¢s que un d¨ªa m¨¢s. Vivencias tan similares para personas tan distintas. Las personas sordas tambi¨¦n las compartimos.
Tal vez nos levante de la cama un despertador luminoso, tal vez ese amigo o amiga que a ti te llame por tel¨¦fono a m¨ª me env¨ªe un mensaje o utilice un tel¨¦fono de texto, el messenger o simplemente acuda a mi casa y me despierte con la luz conectada al timbre de mi videoportero. En definitiva, maneras diferentes de que nos inviten a ti y a m¨ª a tomar algo o a ir al cine, teniendo en cuenta que mi elecci¨®n se reducir¨¢ a las pel¨ªculas de las salas en versi¨®n original.
"Son muchos los pa¨ªses que ya le han dado a la lengua de signos un rango de lengua oficial dentro de su territorio"
"La sordera es un fen¨®meno complejo cuyas manifestaciones trascienden la medicina patol¨®gica y la neurolog¨ªa"
Sin embargo, aunque han sido tantos los domingos en que hemos compartido las mismas cosas, t¨² con sonido y yo sin ¨¦l, t¨² como persona oyente y yo como sorda, hoy es un d¨ªa especial para m¨ª y supongo que para ti, lector, es un domingo m¨¢s.
El D¨ªa Internacional de las Personas Sordas nace gracias a un acuerdo tomado en la Asamblea General de la Federaci¨®n Mundial de Sordos por el que se decide que el ¨²ltimo domingo de septiembre las personas sordas de todo el mundo nos sintamos parte de un trabajo com¨²n, de lucha, de reivindicaci¨®n, de esfuerzo, pero tambi¨¦n de sensibilizaci¨®n y de acercamiento social por parte de la Comunidad Sorda.
La invisibilidad de las personas sordas desaparece en acontecimientos tan relevantes como es el D¨ªa Internacional. Hist¨®ricamente el colectivo de personas sordas ha vivido enmascarado en conceptualizaciones que distan de la esencia real de la persona sorda, la perspectiva patol¨®gica por la que siempre se ha etiquetado a las personas con p¨¦rdida auditiva ha provocado que su identidad como minor¨ªa cultural y ling¨¹¨ªstica s¨®lo permaneciese dentro de la Comunidad Sorda o las entidades que la representan.
Esta identidad ha sobrevivido a lo largo de la historia porque es inherente al colectivo y aunque el desconocimiento social imped¨ªa su generalizaci¨®n a otros contextos, los miembros de nuestra comunidad han empleado todo su esfuerzo para que nuestra savia permaneciese vigente a lo largo de muchas generaciones.
As¨ª podr¨ªamos afirmar que el estudio de la sordera en el ser humano y la intervenci¨®n sobre ella se puede abordar desde perspectivas muy variadas, desde la tecnolog¨ªa, la rehabilitaci¨®n funcional, la educaci¨®n, la antropolog¨ªa, la sociolog¨ªa, la historia, la ling¨¹¨ªstica, etc., es un fen¨®meno complejo cuyas manifestaciones trascienden el ¨¢mbito de la medicina patol¨®gica y la neurolog¨ªa con importantes consecuencias sociales, culturales, ling¨¹¨ªsticas, y psicol¨®gicas sobre los individuos.
Entre las personas que tenemos alg¨²n grado de p¨¦rdida de audici¨®n existe una gran variedad de situaciones, siendo el colectivo de personas sordas, un grupo muy heterog¨¦neo en el cual la sordera incide en la construcci¨®n de identidades sociales diferenciadas.
Han sido dos las visiones que hasta el momento han convivido a la hora de definir a una persona sorda. El primer punto de vista, al que se ha denominado cl¨ªnico, englobar¨ªa aquellas concepciones que toman como referencia el d¨¦ficit de audici¨®n y la intervenci¨®n rehabilitadora, y que ponen el ¨¦nfasis en la patolog¨ªa y en sus repercusiones en el desarrollo. El segundo punto de vista, un punto de vista cultural, comprende la sordera como un fen¨®meno sociocultural desde el que se considera a las personas sordas como un grupo social minoritario con una lengua, una historia y una cultura propias.
Esta globalidad heterog¨¦nea y multidimensional es la realidad de la persona sorda, delimitarla a una u otra concepci¨®n es sesgar a la propia persona, obviar parte de su esencia.
Por tanto, m¨¢s all¨¢ de la consideraci¨®n de la sordera simplemente como anormalidad, como una disfunci¨®n sensorial, o como una enfermedad, est¨¢ el posicionamiento de las personas afectadas, la forma en que los sujetos reaccionan ante la sordera, la forma en que la misma influye en una determinada construcci¨®n de la identidad personal y social.
Est¨¢ claro que la p¨¦rdida auditiva que supone una discapacidad biol¨®gica con respecto a la mayor¨ªa ha despertado la necesidad de investigar y buscar soluciones. La ciencia ha puesto en marcha sus mecanismos cada vez m¨¢s avanzados y complejos y las propias personas sordas tambi¨¦n hemos buscado nuestra propia soluci¨®n; una respuesta sociocultural y ling¨¹¨ªstica a este fen¨®meno biol¨®gico.
En la realidad de hoy, ni la ciencia ha encontrado la soluci¨®n a la sordera, ni las personas sordas podemos negar que pertenecemos y debemos participar en una sociedad mayoritariamente oyente. Si comprendemos esta globalidad, tal vez podamos dejar de polemizar y exigirnos decidir entre una y otra postura cuando la ¨²nica postura posible es la intersecci¨®n de ambas.
Como persona sorda tengo el derecho a decidir sobre mi propia vida. Es posible que dentro de pocos o muchos a?os se encuentre una soluci¨®n total a la p¨¦rdida auditiva, que no existan personas sordas, ni ciegas, ni discapacitadas f¨ªsicas... estas personas que vivan este futuro elegir¨¢n como yo lo he hecho ahora, pero lo que no podemos permitir es que este "prometedor futuro" oculte la realidad de hoy. Hoy, yo como persona sorda, necesito que mi diferencia se respete, que no me exijan haber nacido otra, pero sobre todo necesito que mis derechos sean respaldados legislativa y socialmente.
Y mi principal derecho como persona es facilitar que mi lengua, la lengua que hace que me exprese, que sienta, que piense y comprenda sea considerada, reconocida y protegida como se merece.
Actualmente la lengua de signos, es utilizada por 400.000 personas sordas y oyentes en todo el Estado y no est¨¢ reconocida legalmente en Espa?a, ni siquiera el derecho que cualquier persona tiene a su uso y presencia en los contextos que la requiera. El parlamento espa?ol en el 2003 rechaz¨® el derecho que cualquier persona sorda tiene a ser biling¨¹e (lengua de signos-lengua oral), es un ejemplo de negaci¨®n, de que una vez m¨¢s las normas, las leyes que rigen nuestro d¨ªa a d¨ªa, aquellas que se suponen reflejan y amparan nuestro devenir diario, no se ajustan, obvian a un n¨²mero importante de personas, ciudadanos y ciudadanas que han nacido en un pa¨ªs donde se espera que el futuro, los avances y las nuevas generaciones hagan que estas necesidades ya no sean necesarias. La conclusi¨®n ser¨ªa para qu¨¦ estas leyes si se van a quedar obsoletas, para qu¨¦ proteger, defender, asegurar nuestra calidad de vida si el final para todos es ¨²nico e inevitable.
?nicamente la Comunidad Sorda debe sentirse orgullosa de que la lengua de signos haya perdurado a pesar de las reticencias que despierta. Haciendo un poco de historia vemos que apenas se conocen referencias sobre las lenguas de signos anteriores al siglo XVIII. A partir de la fundaci¨®n de las escuelas de sordos es cuando empezamos a disponer de documentaci¨®n al respecto, sin embargo y por ciertas comparaciones o transcripciones hist¨®ricas sabemos que las personas, entonces "sordo-mudas o mudas", indicaban, comunicaban con las manos, con los gestos. Por tanto, podr¨ªamos afirmar que el lenguaje de signos existe desde el momento en que las personas sordas, que no tienen acceso a la lengua mayoritaria transmitido por v¨ªa oral-auditiva, necesitan comunicarse como seres socio-biol¨®gicos que son.
Por supuesto desde los or¨ªgenes de las diferentes lenguas de signos que existen en el mundo hasta el momento actual las lenguas de signos han tenido una evoluci¨®n que ha concluido en su ratificaci¨®n como lengua. Los ling¨¹istas y psicoling¨¹¨ªsticas la clasifican como verdaderas lenguas, con niveles fonol¨®gicos, l¨¦xicos, morfol¨®gicos, sint¨¢cticos y pragm¨¢ticos y con funciones comunicativas y representativas iguales a las lenguas orales.
Son muchos los pa¨ªses que ya le han dado un rango de lengua oficial dentro de su territorio; Colombia, Finlandia, Portugal, Rep¨²blica Checa, Eslovaca, Sud¨¢frica, Uganda, otros han tomado medidas gubernativas; Australia, Biolorusia, Canad¨¢, Dinamarca, EEUU, Francia, G.Breta?a, Lituania, etc. En Espa?a, aun sin gozar de este reconocimiento ling¨¹¨ªstico, se observa una tendencia generalizada hacia la aceptaci¨®n y el respeto de esta variedad ling¨¹¨ªstica y cada vez m¨¢s, se valora el papel de la lengua de signos en el desarrollo personal y social de la persona sorda. No obstante, en tanto no sea reconocida por ley, no podremos decir que las personas sordas han alcanzado un estatus en igualdad social.
Se "augura" una sociedad m¨¢s justa, con igualdad de oportunidades, una sociedad integradora, diversa, tolerante, una sociedad que progresa, que acepta, que comprende, una sociedad que acoge, con normas, con protecci¨®n, la era del bienestar, de la participaci¨®n y la cercan¨ªa de los poderes p¨²blicos. T¨² como yo despertamos cada domingo, t¨² dispuesto a o¨ªr y yo dispuesta a ver, t¨² como yo somos sociedad ?est¨¢s preparado?
AMPARO MINGUET SOTO
Amparo Minguet Soto es presidenta de la Federaci¨®n de personas Sordas de la Comunidad Valenciana (FESORD CV
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