Los peces nacen en la Universidad Polit¨¦cnica
Un caudaloso pozo de agua fresqu¨ªsima hace posible la ¨²nica piscifactor¨ªa de la ciudad en la Escuela de Montes
No se encuentra entre torrentes de alta monta?a ni rodeada de praderas frescas de sotomonte. Tampoco junto a marismas encharcadas ni en inmediaciones de fangosas lagunas. La ¨²nica piscifactor¨ªa de la capital se halla enclavada en el coraz¨®n mismo de la Ciudad Universitaria, dispuesta en tres plataformas escalonadas y un pabell¨®n de la explanada posterior de la Escuela Superior de Ingenieros de Montes. Es algo as¨ª como una sorpresa que gentes de regiones ricas en r¨ªos repletos de peces no aciertan a explicarse. Las factor¨ªas m¨¢s cercanas se encuentran en la provincia de Guadalajara y El Tiemblo, en ?vila, en parajes fluviales o monta?osos. El milagro de la ¨²nica piscifactor¨ªa madrile?a, que ha llegado a producir hace una d¨¦cada hasta 25.000 truchas, obedece a un don de la naturaleza que distingue esa zona de la Universidad Polit¨¦cnica: un pozo que desciende hasta 200 metros de profundidad y que brinda un fresqu¨ªsimo caudal de m¨¢s de 60 litros de agua por segundo desde los 160 metros. "Es su agua pur¨ªsima la que hace posible la existencia de esta piscifactor¨ªa", explica el madrile?o Alfonso Rabad¨¢n, de 58 a?os, acuicultor de amplia experiencia y pescador avezado, 22 a?os destinado en esta dependencia visitable, previa cita telef¨®nica. Fue fundada en 1962, construida por el arquitecto Luis de Villanueva y dise?ada por el ingeniero de montes Enrique G. Calder¨®n. La supervisi¨®n la ejerce Jos¨¦ Baraga?o, bi¨®logo y catedr¨¢tico de Zoolog¨ªa en la Escuela de Ingenieros de Montes que dirige, con plena entrega, Arturo D¨ªez de Barrionuevo. "Aqu¨ª se brinda a nuestros estudiantes un conocimiento muy necesario sobre la fauna fluvial", dice el director.
Apenas se dispone de 90 segundos para fecundar un huevo, que s¨®lo puede ser tocado con pluma de ave
Los procesos que tienen lugar en los dos laboratorios cubiertos y en las 15 piscinas externas de las que la instalaci¨®n dispone son en extremo complejos. Principalmente, consisten en procesos de fecundaci¨®n asistida, incubaci¨®n y crecimiento de peces, explica el profesor Jos¨¦ Baraga?o. "Son muchas las variables que hay que tener en cuenta en cada fase de estos procesos", subraya.
Desde la temperatura del agua, que no puede superar los 24 grados, ya que causar¨ªa la muerte de los salm¨®nidos, principalmente truchas com¨²n y arco iris, hasta las condiciones de la base de gravilla sobre la cual la hembra, por cada kilo de peso, una vez al a?o, deposita unos 1.200 huevos, de unos cuatro mil¨ªmetros de di¨¢metro cada uno de ellos, que poseen un peque?o orificio por donde son fecundados. S¨®lo se dispone de unos 90 segundos para fecundar el huevo con el esperma del macho. Si el plazo se consume, el huevo muere.
Una vez fecundados, vendr¨¢ la incubaci¨®n, que se mide en grados de temperaturas medias diarias acumuladas, que puede abarcar desde los 320 grados exigidos para la incubaci¨®n de huevos de trucha arco iris a los 420 necesarios para la de la variedad com¨²n. Tras culminar esta etapa, la aparici¨®n de los peque?os ojillos negros sobre el huevo determinar¨¢ la fase de embrionado, hasta la cual el huevo resulta intocable, pues puede perecer en cualquier momento. "El tacto con los huevos se realiza con plumas de ave", explica el t¨¦cnico responsable de la piscifactor¨ªa.
Cualquier cambio brusco de temperatura ambiente repercute en el agua que, a su vez, puede inducir en los animales un estr¨¦s previo a su agotamiento tres d¨ªas despu¨¦s, y su posterior muerte en apenas seis d¨ªas. El trato que exigen, pues, los alevines as¨ª generados es en extremo mimoso y delicado. "Por ejemplo, nuestra propia presencia", comenta, "puede provocar la huida de los peces, que dejan de comer, pierden peso y toda la delicada red de equilibrios que necesitan se desvanece", se?ala el acuicultor. "Posteriormente, el pez adulto, si pierde peso respecto de sus cong¨¦neres, es devorado por ellos. Todo es muy complejo", agrega.
Ahora, uno de los cometidos principales de la piscifactor¨ªa madrile?a es el desarrollo de un convenio con la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, para la protecci¨®n de tres especies de peces, la pardilla, la lamprehuela y el calandino, que se encuentran en serio trance de extinci¨®n. Son variedades aut¨®ctonas, algunas procedentes del r¨ªo Perales.
"La intromisi¨®n de especies no aut¨®ctonas y de gran voracidad en los r¨ªos madrile?os ha diezmado sus ovadas", destaca el profesor Baraga?o, que ha documentado en un excelente acuario de nueve vitrinas las 21 especies de peces m¨¢s singulares de Madrid. Ahora se estudia la instalaci¨®n de monitores que cuenten a distintos grupos de edad, colegiales, adultos y jubilados, la naturaleza de los tesoros que all¨ª se albergan.
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