Tristeza

Al final se ha cantado La traviata en versi¨®n de concierto en la sesi¨®n inaugural de la temporada del Real, tal como quer¨ªa la defenestrada soprano Angela Gheorghiu. Entonces, la direcci¨®n del teatro defendi¨® una postura de equipo, s¨®lida, seria, por encima de los comportamientos individuales. Era un buen s¨ªntoma para conseguir ese espect¨¢culo total al que la ¨®pera siempre aspira. La decisi¨®n de prescindir de la escena, aunque sea por imperativo de una huelga, me parece un gesto de falta de solidaridad con el equipo art¨ªstico y, en cierto modo, un fraude hacia el p¨²blico. Es un gesto que pone en entredicho la filosof¨ªa del teatro, por mucho que se diga que los espectadores pod¨ªan optar por la devoluci¨®n del importe de unas entradas que en la jornada de ayer alcanzaban hasta los 226 euros. No est¨¢ de m¨¢s recordar que el teatro es una parte fundamental de la ¨®pera. Lo de ayer era un suced¨¢neo, por mucho que la soprano Norah Amsellem cantase maravillosamente bien (al menos, el primer acto; despu¨¦s me march¨¦) y L¨®pez Cobos dirigiese con elegancia y refinamiento.