B¨¢rbaros visitados

Con La segunda mirada, Jean Soublin ha identificado lo que, tal vez, podr¨ªa constituir una aproximaci¨®n complementaria al an¨¢lisis del discurso de la superioridad y, en particular, el que se emplea para describir las relaciones entre b¨¢rbaros y civilizados. Mientras que autores como Reinhart Kosellek han subrayado la asimetr¨ªa entre ambos conceptos -b¨¢rbaro es, sencillamente, todo aquel que no es civilizado, con independencia de los rasgos espec¨ªficos que lo hacen diferente de otros b¨¢rbaros-, y autores como Edward Said han desarrollado la "lectura en contrapunto" -una interpretaci¨®n que reintegra en los textos lo que ¨¦stos dan por sobrentendido-, Soublin se detiene, por su parte, en esos raros pasajes de novelas y libros de historia o de viaje en los que, a veces, "parpadea una duda que podr¨ªa hacer surgir la admiraci¨®n y el respeto" hacia el b¨¢rbaro por parte del civilizado. No se trata, pues, de un cuestionamiento de la propia superioridad, sino de una s¨²bita extra?eza, de una "primera y min¨²scula grieta en la certeza arrogante del dominador" al contemplar m¨¢s detenidamente al dominado.

A la b¨²squeda de ese parpadeo o de esa grieta, Soublin lleva a cabo una sucesi¨®n de calas en diversas obras y autores alejados en la geograf¨ªa y en el tiempo, advirtiendo desde las primeras p¨¢ginas que se trata de un muestrario incompleto y elaborado a partir de la simple preferencia personal. Soublin desarrolla, as¨ª, una docena de cap¨ªtulos que abarcan desde los escritos de Herodoto acerca de los Escitas hasta las novelas de ciencia-ficci¨®n de Frank Herbert, pasando por obras que reflejan la vida y costumbres de los Highlanders, los gitanos, los chechenos u otros pueblos considerados alguna vez salvajes o semisalvajes, incluidos los cristianos de Palermo contemplados por un viajero musulm¨¢n rigorista como Ben Yubayr. A modo de conclusi¨®n, Soublin analiza el conocido poema de Cavafis acerca de la esperanza de cambio que representaban unos b¨¢rbaros que no acaban de llegar. Quiz¨¢ porque no existen, porque son hombres iguales a los civilizados, seg¨²n parecen impl¨ªcitamente sostener quienes se han asomado a la frontera para observarlos.

Aparte de un libro ameno, Soublin ha logrado identificar, en efecto, un amplio espacio de reflexi¨®n sobre el discurso de la superioridad. Y es precisamente en este ¨²ltimo aspecto, quiz¨¢ el m¨¢s sugerente y original, donde La segunda mirada no alcanza a colmar las expectativas que el propio autor alimenta en sus reflexiones preliminares. Al recrearse m¨¢s en la reconstrucci¨®n de cada historia que en la sistematizaci¨®n de las pautas de contemplaci¨®n del b¨¢rbaro que se repiten con independencia del tiempo y el lugar, Soublin inclina hacia la mera acumulaci¨®n de episodios y de an¨¦cdotas un trabajo que, abordado de otro modo, podr¨ªa haber desembocado en un ensayo de extraordinaria utilidad. Sobre todo en estos tiempos, en los que el discurso de la superioridad ha vuelto a irrumpir con fuerza inusitada, sea para proteger las tolerantes sociedades de acogida frente a los malos h¨¢bitos de los inmigrantes, sea para justificar una guerra ilegal en nombre de la democracia.