En busca de un lugar m¨¢s amplio en el mercado europeo
RUSIA, LA INVITADA de honor de este a?o en la Feria del Libro de Francfort (del 8 al 13 de octubre) est¨¢ decidida a aprovechar su estatus para hacer una publicidad agresiva que permita a su literatura ganar un mayor espacio en el mercado europeo. Un centenar de escritores y 121 editoriales estar¨¢n presentes en la feria para tratar de subsanar el gran problema de la literatura rusa contempor¨¢nea: su falta de conocimiento en el mundo. De ese desconocimiento no se libran siquiera quienes se interesan por la cultura rusa, que "pueden nombrar cuatro o cinco autores contempor¨¢neos, m¨¢ximo diez", seg¨²n lamenta el viceministro de Prensa, Vlad¨ªmir Grig¨®riev, ex director de la editorial Vagrius, una de las principales de la Rusia moderna.
Conocidos o no, los autores rusos, en opini¨®n de Grig¨®riev, est¨¢n a la altura de sus colegas de otros pa¨ªses y, liberados de los cors¨¦s ideol¨®gicos, representan hoy un amplio abanico de tendencias. El posmodernismo, y concretamente el conceptualismo (Vlad¨ªmir Sorokin, Pepersetin o V¨ªctor Pelevin), pierde terreno ante la literatura realista m¨¢s cl¨¢sica, que ha surgido como reacci¨®n a la primera tendencia (Volos y Oleg Pavlov). La cr¨ªtica ha sido fr¨ªa con Pelevin, el autor de Generaci¨®n P, que acaba de editar su primera novela, Dial¨¦ctica del periodo de transici¨®n, tras cinco a?os de silencio.
En la l¨ªnea antiposmodernista se inscriben los autores m¨¢s j¨®venes que tratan de describir la realidad, incluida la experiencia rusa en Chechenia desde distintas claves ideol¨®gicas. Un veterano de Chechenia con el rostro deformado por un incendio en su tanque es el protagonista de la novela corta Sed, de Andr¨¦i Guel¨¢simov (1965). En un tono c¨¢ustico y gracioso, Guel¨¢simov consigue imprimir un car¨¢cter optimista y esbozar un final esperanzador a las aventuras de un hombre inadaptado y marcado por la guerra.
Muy importante es la presencia femenina, que en Rusia estaba algo retrasada con relaci¨®n a otros pa¨ªses. Destacan las llamadas agathaschristies, como Alexandra Mar¨ªnina, la pionera, Daria Dontsova, Tatiana Poliakova o Polina Dashkova y nuevos nombres. Tatiana Ust¨ªnova, que seg¨²n algunos cr¨ªticos es la ¨²nica aut¨¦ntica autora de novelas policiacas en Rusia, ha superado a casi todas las anteriores en ventas. La "literatura seria" cuenta con una quincena de buenas autoras (adem¨¢s de las christies) como Ludmila Ul¨ªtskaya, Olga Sl¨¢vnikova, Tatiana Tolstaya o la joven Anastas¨ªa G¨®steva.
Cabe destacar tambi¨¦n los llamados proyectos literarios, como el de Bor¨ªs Akunin, quien pretendi¨® con gran ¨¦xito escribir una novela sobre cada subg¨¦nero de novela policiaca, teniendo como protagonista al investigador Fandorin. Akunin va m¨¢s all¨¢ del entretenimiento, ya que su profundo conocimiento literario le permite estructurar su obra en diferentes niveles y hacer numerosos gui?os a mayor placer del lector culto. Gracias a Akunin, la literatura de entretenimiento ha mejorado su calidad en Rusia y ha influido en la literatura seria. De otro autor, los cr¨ªticos son un¨¢nimes al considerar que Vlad¨ªmir Sorokin, en El hielo, ha intentado gustar al lector.
La pol¨ªtica sigue siendo importante en la literatura rusa y las alusiones a esa realidad son perceptibles en el gran diapas¨®n que va desde Pelevin hasta Alexandr Proj¨¢nov, que escribi¨® sobre el papel del Servicio Federal de Seguridad en las explosiones de viviendas, pasando por Akunin, Guel¨¢simov o Strog¨¢lshikov, el ex jefe de prensa de una empresa petrolera, que se considera la revelaci¨®n del a?o. Strog¨¢lshikov ha creado al periodista Vlad¨ªmir Luzgu¨ªn para pintar la realidad de la Rusia moderna. Uno de los benjamines de la literatura rusa actual es Sergu¨¦i Shargunov, de 23 a?os (premio Debut 2001), que escribe cr¨ªtica y prosa en la revista Novi Mir desde 2000.
Por ¨²ltimo, la literatura rusa ha superado por fin su divisi¨®n entre la que se hac¨ªa en Rusia y la que se hac¨ªa en el extranjero. Entre los m¨¢s de cien literatos que ir¨¢n oficialmente a Francfort, los hay tanto representantes de unos y de otros. La literatura rusa ha vuelto a ser una sola y no dos como lo era en la ¨¦poca sovi¨¦tica y en los primeros a?os tras el fin del comunismo.
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