"Me he reafirmado en mis valores"
El gimnasio del Atl¨¦tico retumba y parece como si las fr¨¢giles paredes se fueran a vencer y todo fuese a estallar hecho a?icos. Se oyen golpes en los muros mezclados con los afilados acordes de un rock & roll. Germ¨¢n Adri¨¢n Burgos (Mar del Plata, Argentina; 1969) ha terminado el entrenamiento matutino y, armado con un reproductor de m¨²sica, se ha encerrado en la sala de aparatos.
Todos los d¨ªas, desde que el pasado enero le operasen de un tumor maligno en un ri?¨®n, Burgos se enclaustra una hora para recuperar la forma. Lleg¨® a sobrepasar los 100 kilos de peso tras estar un mes inactivo y ha necesitado un plan espec¨ªfico para recuperar el tono muscular. Eso y el tinte de sus leonadas mechas, ahora algo m¨¢s oscuro, son los ¨²nicos cambios apreciables desde que padeci¨® la enfermedad. Eso, y el que ahora aspira el mentol de un cigarrillo de pl¨¢stico en vez de los veinte pitillos que antes se fumaba diariamente.
"Molina [al que hoy se opondr¨¢ en Riazor] y yo somos compa?eros de batalla. Eso une. Nos hemos telefoneado mutuamente para darnos ¨¢nimos. En una de esas llamadas, ya se lo dije: 'Parece que El Barbas [Dios] necesita un portero".
Burgos no esconde las aristas de su enfermedad, pero tampoco se regodea en recrear su historial m¨¦dico. "No ha cambiado mi perspectiva de las cosas porque yo siempre tuve bastante perspectiva. Sencillamente, el c¨¢ncer me ha hecho reafirmarme en los valores que ya ten¨ªa", comenta ocho meses despu¨¦s de visitar el quir¨®fano en una cita a vida o muerte.
"Una de las sensaciones que me han quedado es que ya no me quedan partidos dif¨ªciles", dice en medio de una de sus peculiares risotadas. "La operaci¨®n la veo ahora como una prueba que hab¨ªa que superar y que ya ha quedado atr¨¢s", a?ade sin querer esquivar el tema, pero dando a entender que es una ¨¦poca cerrada.
Lo que peor recuerda de su convalecencia es la inactividad: "Estar quieto es muy malo porque empiezas a dar vueltas a las cosas". Durante ese periodo, lejos del c¨¢sped, se volc¨® en los decibelios de un amplificador e hizo una gira con su grupo musical, The Garb.
Ahora, ya centrado en su oficio, "el de cazador solitario en busca de una pieza llamada bal¨®n", recuerda que no cree en la figura del guardameta "como un llanero solitario" y, a sus 34 a?os y tras haber estado al borde la muerte, reafirma "la madurez" como un elemento "esencial" para su tarea: "Convivir d¨ªa a d¨ªa con el gol".
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