"Recuper¨¦ las ganas de jugar"
La enfermedad no se olvida. O, si pudiera olvidarse, est¨¢n los controles peri¨®dicos para recordarla. Esos momentos en los que Jos¨¦ Molina a¨²n confiesa sentir "un poco de cagazo". Pero, justo un a?o despu¨¦s de que le diagnosticasen un c¨¢ncer testicular, el portero del Deportivo es un hombre sano y un jugador crucial para su equipo, por mucho que el otro d¨ªa, ante Osasuna, tuviese que pagar ese peaje del fallo absurdo que cada cierto tiempo el f¨²tbol cobra a los guardametas. Molina ha vuelto con un compromiso renovado. El efecto iluminador que siempre tiene el mal le ha ayudado a recobrar una ilusi¨®n que se apagaba.
La intensidad de su vocaci¨®n futbol¨ªstica queda retratada en cada encuentro. El mi¨¦rcoles, sin ir m¨¢s lejos, contra el PSV, holand¨¦s, cuando despidi¨® la primera parte pateando furiosamente la pelota contra la grada, indignado consigo mismo por un error. ?Por qu¨¦, entonces, estaba Molina tan desencantado antes de que le descubriesen el tumor? ?Por qu¨¦ pensaba incluso en dejarlo? "Buufff... Por muchas cosas. Si fuese s¨®lo venir al campo, entrenarse todos los d¨ªas y jugar el domingo, el f¨²tbol ser¨ªa fenomenal. Pero hay muchas cosas alrededor con las que tienes que apechugar y que no me gustan nada". Todas ellas pasaron a un segundo plano cuando estaba en Valencia luchando contra la enfermedad, en aquellos momentos en que tanto ech¨® de menos el tacto de la hierba y el cuero. "Y me vinieron otra vez las ganas de jugar al f¨²tbol", afirma; "quiz¨¢ aprend¨ª a valorarlo todo en su justa medida. ?Qu¨¦ si soy m¨¢s maduro? Tengo 33 a?os. Ya es edad de madurar, ?no?".
Todo el ruido de la celebridad en el que se recrean otros futbolistas es precisamente lo que m¨¢s disgusta a Molina, que siempre preferir¨¢ ser due?o de sus silencios a esclavo de sus palabras. Se le recuerda, por ejemplo, el error de Pamplona, donde una pifia en un despeje sirvi¨® un gol a Osasuna, y se disculpa: "Podr¨ªa explicarlo, pero prefiero no decir nada. No quiero que nadie piense que busco excusas. Fue un fallo tonto. Dej¨¦moslo as¨ª". Un pudor innato que le impide tambi¨¦n comentar las conversaciones que tuvo con Mono Burgos despu¨¦s de que a ¨¦ste le diagnosticasen en enero, cuando ¨¦l ya estaba recuperado, un c¨¢ncer de ri?¨®n: "Nos llamamos varias veces, s¨ª. Pero son cosas personales...".
Hoy tendr¨¢ enfrente a Burgos y otros amigos: Santi y Aguilera; el delegado del Atleti, Carlos Pe?a; los m¨¦dicos y los utilleros... Esa gente con la que convivi¨® cinco a?os en el Manzanares y que tambi¨¦n le animaron a vencer su mal y renovar su amor al f¨²tbol pese a su fastidioso envoltorio.
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