"Es un error que se llame a juicio a todo el Ej¨¦rcito"
Cada d¨ªa, al amanecer, el ex presidente argentino se viste con el ch¨¢ndal, se ajusta en los tobillos y en las mu?ecas fajas que suman ocho kilos y sale a correr en c¨ªrculos, entre el comedor y la cocina de su casa. "A este ritmo, ?ve?", dice y hace una demostraci¨®n. Completa su rutina de ejercicios, desayuna y luego se sienta en su escritorio "a trabajar". Como presidente, Alfons¨ªn inici¨® en 1983 una transici¨®n democr¨¢tica que en sus comienzos fue ejemplar. Nunca antes la sociedad hab¨ªa podido juzgar a los responsables de los cr¨ªmenes cometidos por una dictadura reciente, ni en Argentina ni en el mundo. Alfons¨ªn promulg¨® luego las leyes de Obediencia Debida y Punto Final porque pretend¨ªa "salvar a la democracia". La derecha nunca le perdon¨® aquellos juicios y se encargaron de asarlo en la hoguera de la calumnia. Sin embargo, Alfons¨ªn, trota todav¨ªa.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su opini¨®n de estos cuatro meses de gesti¨®n de Kirchner?
Respuesta. No me gustan las improvisaciones en algunas cosas que dice, ese espontane¨ªsmo permanente que a veces supera lo prudencial en un presidente. Pero estoy de acuerdo en muchas cosas. Me parece que se ha manejado con mayor dignidad en las negociaciones con el FMI. No me gusta que est¨¦ en campa?a electoral estos meses. Vamos a cuidarnos tambi¨¦n de cualquier actitud hegem¨®nica o autoritaria.
P. La revisi¨®n de las leyes y los juicios a los militares parece retrotraer el tiempo a los primeros a?os de su gobierno. ?Las condiciones han cambiado?
R. La situaci¨®n en la que yo estaba es muy distinta a la actual. Yo quisiera que sean juzgadas algunas personas, pero tambi¨¦n considero un error que se llame a todo el Ej¨¦rcito... Se est¨¢ hablando ahora de 2.000 militares, a qu¨¦ persona que hoy tenga m¨¢s de 40 a?os podr¨ªa ocurr¨ªrsele que yo pod¨ªa llamar entonces a 2.000 personas a declarar. Si cuando empezaba a llamar a los oficiales subalternos se me met¨ªan en los regimientos y no acud¨ªan. Entonces tuve que sacar estas leyes. Con dolor, pero... Yo tengo un gran orgullo con relaci¨®n a la pol¨ªtica de derechos humanos que he llevado adelante. Nunca se hab¨ªa hecho antes una cosa igual como el juicio a las juntas. Y en Am¨¦rica Latina, en todas las transiciones, hab¨ªa que conversar con los dictadores. Creo que ahora hay una ilusi¨®n comparable a la de aquellos a?os. El Gobierno tiene, por lo menos de mi parte, y del radicalismo en su conjunto, la mejor voluntad en la medida que haya un comportamiento que no exceda los l¨ªmites de la actividad pol¨ªtica y de la libertad.
P. ?Qu¨¦ opina de la anulaci¨®n de las leyes en el Congreso?
R. Yo creo que en definitiva tiene que decidir y resolver la Corte [Suprema de Justicia]. Nosotros votamos en contra porque no creemos que el Congreso pueda anular una ley. Pero s¨ª sirve como declaraci¨®n. Es una expresi¨®n de voluntad muy fuerte.
P. Y como presi¨®n sobre el Supremo para que las declare inconstitucionales.
R. La presi¨®n es algo indebido, pero es una toma de posici¨®n que debe tenerse en cuenta. Para m¨ª las leyes son constitucionales. Sobre todo por ser absolutamente necesarias en aquel momento. Al mismo tiempo tengo deseos de que se juzgue a algunas personas, y creo que se puede buscar la forma de lograr una soluci¨®n.
P. ?Hay una nueva generaci¨®n pol¨ªtica que reemplaza a la suya, la de Menem, Duhalde?
R. Yo creo que algunos merecemos ser reemplazados... Pero, desgraciadamente, no creo que est¨¦ pasando eso. Ya quisiera yo que hubiera surgido en el radicalismo una cosa de estas porque tengo 76 a?os y no soy nada ni aspiro a nada, pero siempre me siguen consultando.
P. No tuvo denuncias de corrupci¨®n.
R. No, no, dios me libre.
P. Habr¨¢ que ver qu¨¦ dice la historia.
R. Lo que es seguro es que la historia no tiene nada grave de qu¨¦ acusarme.
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