Crisis total
Un breve rato de buen juego no evit¨® la cat¨¢strofe del Atl¨¦tico, que ha entrado en una crisis aguda. No tiene ni buenos resultados ni buenos jugadores. Tampoco tiene el amparo de un entrenador que busca y no encuentra. Gregorio Manzano parece superado por la situaci¨®n. Confecciona alineaciones diferentes para cosechar las mismas derrotas. El entrenador ofrece s¨ªntomas evidentes de angustia y los resultados a?aden m¨¢s gravedad a su situaci¨®n. Su margen de maniobra cada vez es m¨¢s escaso.
Cada partido ha manifestado alguna lacra del Atl¨¦tico. En alg¨²n caso ha sido la ausencia flagrante de juego, d¨¦ficit producido por la ausencia de buenos jugadores. Ibagaza no ha sido la soluci¨®n a estos problemas. Lejos de levantar al equipo, se ha contagiado de la mediocridad general. En otras ocasiones se han observado decisiones muy discutibles de Manzano, especialmente en el sorprendente equipo que aline¨® frente al Valencia y una cierta par¨¢lisis para aprovechar la inferioridad del Barcelona en el segundo tiempo. Nada es peor para un entrenador que enviar mensajes contradictorios cada semana. A eso se ha dedicado Manzano desde su llegada al Atl¨¦tico, con las consecuencias de rigor. El equipo no tiene ning¨²n rasgo que le identifique, excepto su contumacia en las derrotas y en los errores.
El equipo s¨®lo tuvo un rato decente en Riazor. En los primeros minutos utiliz¨® un juego directo y simple que hizo da?o al Deportivo, que entr¨® a jugar con la defensa adelantada y sin ninguna vocaci¨®n por parar a nadie en el medio campo. Era un partido perfecto para Fernando Torres, de cuya velocidad en los espacios abiertos no se duda. Tampoco apareci¨® esta vez. Por ahora, es una de las grandes decepciones del campeonato. El equipo ayuda a que afloren todas las cualidades que se le suponen, pero Torres tampoco pone mucho de su parte. Intermitente, con defectos en los controles y en la manera de golpear al bal¨®n, sin el instinto goleador que permite sobrevivir a delanteros con menos clase que ¨¦l, Torres necesita arrancarse pronto. De lo contrario, quedar¨¢ expuesto a un debate cada vez m¨¢s pr¨®ximo.
El Atl¨¦tico s¨®lo fue superior al Deportivo en los saques de falta y similares. Por ah¨ª marc¨® su gol. Cuando el equipo gallego mejor¨® su prestaci¨®n defensiva, el partido s¨®lo tuvo un due?o. Por jugadores no hubo color. Fran y Valer¨®n se movieron con una libertad absoluta. A su alrededor gir¨® el Deportivo y se fabric¨® la victoria. Por supuesto, encontr¨® la ayuda de un rival sin defensa. Esto no es circunstancial. El Atl¨¦tico sufrir¨¢ por muchos motivos en este campeonato, pero ninguna le har¨¢ m¨¢s da?o que la incompetencia de sus defensas. Hay casos de malos equipos sostenidos por una defensa solvente. ?ste es un caso diferente: una p¨¦sima defensa que s¨®lo invita a multiplicar los clamorosos defectos del Atl¨¦tico. El horizonte no puede ser m¨¢s desalentador.
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