Incidentes
El cartel hab¨ªa levantado muchas expectativas y, como suele ocurrir m¨¢s de lo deseado, el espect¨¢culo termin¨® como el rosario de la aurora. La corrida result¨® un aut¨¦ntico fiasco por el juego de los toros, que resultaron mansos y tan blandos, tan de mala casta en general, que se cargaron la tarde, las ilusiones del p¨²blico, que esperaba ver arte del grande, y de Salvador Vega, que hubo de confirmar alternativa con un lote p¨¦simo. Encima ocurrieron incidentes y accidentes de muy malos presagios.
El segundo toro de la tarde sali¨® distra¨ªdo de chiqueros y, poco a poco, pero sin pausas, se lleg¨® hasta el burladero de cuadrillas, por cuyas cercan¨ªas salt¨® como un rayo justiciero, se incorpor¨® en el callej¨®n, que barri¨® sin contemplaciones, cogiendo a quien no le dio tiempo a saltar al ruedo ni resguardarse en alg¨²n burladero interno. Y cuando sali¨® por la primera puerta que le fue abierta, hizo por quienes hab¨ªan saltado al ruedo y todav¨ªa no hab¨ªan podido incorporarse. Y all¨ª volvi¨® a cornear a varios de los ca¨ªdos.
El Pilar / Conde, Morante y Vega
Toros de El Pilar; tercero y quinto devueltos por inv¨¢lidos. Desigualmente presentados, muy blandos y de mal juego; primero y segundo sobrero de El Sierro, el segundo encastado. Javier Conde: silencio en los dos. Morante de la Puebla: silencio y divisi¨®n. Salvador Vega, que confirmaba la alternativa: aviso y silencio; silencio. Se guard¨® un minuto de silencio por el fallecimiento del torero mexicano Alfredo Leal. Plaza de Las Ventas. 4 de octubre. Segunda de feria. Casi lleno.
Termin¨® por sac¨¢rselo a cuerpo limpio el pe¨®n Juan Jos¨¦ Trujillo hacia los medios y apartarlo en carrera emocionante. El resultado del incidente son dos cogidas que impresionaron a la gente, que observaba c¨®mo se llevaban las asistencias a dos paisanos desmadejados hacia la enfermer¨ªa. El primero era el mozo de espadas de Salvador Vega, Alfonso Romero Iglesias, que sufre fractura abierta de la pierna derecha de pron¨®stico grave; y el segundo, Juan Manuel Aguado, que tiene fractura de mu?eca izquierda de pron¨®stico reservado. Al final, cogidas de no tan malas consecuencias como hac¨ªan presagiar los derrotes de la fiera y el aspecto de los heridos camino de la enfermer¨ªa. Menos mal.
Javier Conde se las vio con el ejemplar de marras, protagonista de momentos tan angustiantes, y la verdad es que lo pasaport¨® con todas las precauciones del mundo. En medio de un aire que no facilitaba para nada la lidia del morlaco, que precisaba mucha t¨¦cnica y poder¨ªo. A medias aseado, resolvi¨® sin apreturas y sin comprometerse. A su segundo, inv¨¢lido como casi toda la corrida, le quit¨® las moscas con suspicacias y una brevedad comprensible. En ese toro hab¨ªan realizado un tercio de banderillas excelente Paco Pe?a y ?scar Reyes, que de alguna manera salvaron el honor, queremos decir la torer¨ªa posible, ante el elemento con cuernos de El Pilar. Morante de la Puebla, en su primero, sobrero de El Sierro, tir¨® l¨ªneas de suave concepto que quedaron en leve m¨²sica de viento vano. Parec¨ªa que la cosa iba a remontar en el quinto, tras unas ver¨®nicas de buen hacer y miaja de arte, pero Morante no termin¨® de cogerle el aire al segundo sobrero de El Sierro, manejable, en una faena deslavazada.
El peor parado fue Salvador Vega, que ven¨ªa, pues, ha confirmar la alternativa, y a ese su primero de la ceremonia tan torera no pudo darle ni un pase decente de tan in¨²til como estaba. La honra del buen torero que es pudo librarla en un quite por ver¨®nicas en el quinto, de pellizco y suave trazo, y en una faena al sexto en la que estuvo por encima del manso y desagradecido toro del hierro titular, que nos amarg¨® la tarde a todos. Y la verdad es que no nos lo merecemos. ?Qui¨¦n elige estas corridas tan nefastas de juego? Es menester que se cubra de sonrojo...
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