En qu¨¦ piensan los arquitectos
Ya quedan lejanos los tiempos en los que un cuadro de una exposici¨®n vanguardista generaba reacciones ciudadanas. Hoy, en el coto cerrado de los museos o de los eventos que se anuncian en las gu¨ªas de ocio, las artes pl¨¢sticas encuentran un suave acomodo para las miradas de los fines de semana. La pintura y la escultura ya no provocan. Sin embargo, determinada arquitectura s¨ª parece seguir escandalizando.
Todav¨ªa se recuerdan los botes de pintura arrojados sobre la fachada de la nueva sede del Colegio de Arquitectura de Sevilla, en los primeros 80... En San Sebasti¨¢n, una asociaci¨®n creada al efecto alquil¨® un local cercano a la obra del nuevo Kursaal para exhibir airados panfletos en contra de los cubos en construcci¨®n... El a?o pasado, un conocido columnista de Sevilla desplegaba agrias descalificaciones sobre una obra de arquitectura moderna en la calle Francos.
No parece que ninguna de las obras que generan estos desencuentros de juicio est¨¦tico sean manifiestos vanguardistas del nivel que pudo tener en su momento el Desayuno sobre la Hierba de Manet. En la mayor parte de estos casos se trata de aplicaciones can¨®nicas de las formas de proyectar que la arquitectura ha ido depurando a lo largo del siglo veinte. ?Qu¨¦ ocurre para que algunas miradas ajenas a la profesi¨®n del arquitecto se encuentren tan alejadas de los criterios de las aulas o de la cr¨ªtica especializada? Es significativo que las invectivas no suelen dirigirse contra los productos construidos m¨¢s rutinarios, como los que abundan en las zonas residenciales de nuestras periferias, sino hacia obras singulares que han demandado en su elaboraci¨®n una tensi¨®n cultural mayor y una autor¨ªa m¨¢s reconocida. ?En que piensan los arquitectos contempor¨¢neos?
El cambio trascendente de la manera de concebir arquitectura en el siglo pasado se genera cuando se abandona la imitaci¨®n como criterio de producci¨®n de las formas. La arquitectura anterior a las vanguardias modernas reelaboraba siempre modelos anteriores. Cada caso ten¨ªa su precedente exacto, en composici¨®n, tipolog¨ªa y estilo. Hab¨ªa criterios de comparaci¨®n estil¨ªstica para discernir la bondad de las formas.
Varios ingredientes nuevos producen ese cambio que materializan las vanguardias a principios del siglo veinte. El primero es la introducci¨®n del concepto de usuario: el programa de usos como la base de la elaboraci¨®n de la arquitectura. Cada proyecto nacer¨¢ sin imitar a otro anterior sino como interpretaci¨®n muy concreta de un programa. Se trata de producir objetos de una visualidad consistente partiendo del an¨¢lisis de un uso espec¨ªfico, particular para cada caso. Ante la arquitectura contempor¨¢nea, el viandante familiarizado con las im¨¢genes de la ciudad tradicional puede extra?arse contemplando formas que no imitan estilos pasados. Si su memoria dispone de algunos referentes visuales del arte moderno podr¨¢ identificar y degustar ciertos temas compositivos. Pero su juicio est¨¦tico necesitar¨¢ complementarse experimentando la coherencia de ese sistema de espacios que finalmente ha dado cuerpo al programa de usos de partida.
Al mismo tiempo, el necesario entronque con el lugar no es ya el de una imitaci¨®n directa sino el de la lectura de un amplio abanico de contextos que van desde las volumetr¨ªas, texturas y proporciones circundantes hasta los entornos no visuales, pasando por los referentes paisaj¨ªsticos o los flujos funcionales.
Otro componente con el que el siglo veinte hizo saltar las convenciones arquitect¨®nicas fue la renovaci¨®n de las t¨¦cnicas edificatorias. Las nuevas estructuras, los nuevos materiales, el peso creciente de las instalaciones y ¨²ltimamente la inform¨¢tica y los entornos virtuales han hecho que las condiciones f¨ªsicas del objeto arquitect¨®nico y su relaci¨®n con la gravedad deban ser muy diferentes a las de anta?o, salvo que lo que prime sea la nostalgia. Nada choca m¨¢s en algunos edificios en construcci¨®n que el empleo de t¨¦cnicas modernas que se van revistiendo de vetustas molduras o que terminan simulando rancios muros de carga.
Tambi¨¦n en la base de este cambio de concepci¨®n en la arquitectura contempor¨¢nea est¨¢ la sobreabundancia de im¨¢genes que es atributo de nuestra ¨¦poca. Anuncios, publicidad, publicaciones, televisi¨®n, cine... producen en el inconsciente colectivo una saturaci¨®n de signos con los que la arquitectura no puede competir salvo que se presente como simple espect¨¢culo. Si hubo ¨¦pocas en la arquitectura era una de las artes portadoras de programas iconogr¨¢ficos no es ¨¦se ya su papel. De ah¨ª la tendencia progresiva a su simplificaci¨®n, a su despojo, a la transparencia y a la desmaterializaci¨®n, cuando no a la pura invisibilidad. Las mejores piezas de la arquitectura contempor¨¢nea se muestran como sistemas de desnudos contenedores de espacios.
Cuando el viandante observe una nueva obra de arquitectura en la que sospeche densidad cultural, trate de experimentar en ella la coherencia con que un programa de usos se transforma en espacio, la correcci¨®n y equilibrio en la aplicaci¨®n de las t¨¦cnicas disponibles y la contenci¨®n y simplicidad de su lenguaje. Se estar¨¢ de esta forma acercando a lo que los arquitectos piensan hoy.
Javier Terrados Cepeda es arquitecto
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.