Michavila afirma que los etarras que quieran el tercer grado deben arrepentirse

El ministro de Justicia, Jos¨¦ Mar¨ªa Michavila, afirm¨® ayer que los presos etarras que quieran obtener el tercer grado deber¨¢n arrepentirse previamente. El ministro precis¨® que es al juez central de vigilancia penitenciaria a quien corresponde determinar si las solicitudes que tramitan un centenar de reclusos de ETA se ajusta a la legalidad vigente. Seg¨²n Michavila, la ley de medidas para el cumplimiento ¨ªntegro de las condenas, en vigor desde el 1 de julio, en materia de progresi¨®n al tercer grado y a la libertad condicional se aplica "con independencia del momento de la comisi¨®n del delito".

El ministro de Justicia valora el hecho de que los presos etarras hayan decidido pedir masivamente el tercer grado penitenciario, una decisi¨®n que demuestra, en su criterio, que "ETA est¨¢ m¨¢s d¨¦bil que nunca". Michavila se remite al juez central de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional para la resoluci¨®n de estas solicitudes, pero afirma que desde el pasado 1 de julio est¨¢ en vigor la nueva ley para el cumplimiento ¨ªntegro y efectivo de las penas, "un nuevo paso", dijo, "para que no haya terrorista que no cumpla las condenas".

La ley invocada por el ministro modifica, entre otros, el art¨ªculo 90 del C¨®digo Penal sobre las requisitos para acceder a la libertad condicional y el 72 de la Ley General Penitenciaria sobre clasificaci¨®n en tercer grado de tratamiento penitenciario. Seg¨²n este ¨²ltimo art¨ªculo, en su apartado 6, la clasificaci¨®n o progresi¨®n al tercer grado penitenciario de personas condenadas por delitos de terrorismo requerir¨¢ adicionalmente la satisfacci¨®n de la responsabilidad civil con sus rentas y patrimonios futuros y que muestren "signos inequ¨ªvocos" de haber abandonado la lucha armada; que hayan "colaborado activamente con las autoridades", para impedir otros delitos terroristas, atenuar los efectos de su delito o para la "identificaci¨®n, captura y procesamiento de responsables de otros delitos terroristas" y obtener pruebas.

La norma prev¨¦ que el preso pueda acreditar que cumplir¨¢ las condiciones mediante una declaraci¨®n expresa de repudio al terrorismo y una petici¨®n formal de perd¨®n a las v¨ªctimas de su delito. Tambi¨¦n habr¨¢n de tenerse en cuenta los informes t¨¦cnicos que acrediten que el preso est¨¢ realmente desvinculado de la organizaci¨®n y de las organizaciones de su entorno.

Para el acceso a la libertad condicional, objetivo final de las solicitudes, la reforma del C¨®digo prev¨¦ que el condenado se encuentre en tercer grado -con los requisitos antedichos- y adem¨¢s, que haya extinguido las tres cuartas de la pena y que haya observado buena conducta y tenga un pron¨®stico individualizado favorable a la reinserci¨®n.

Una disposici¨®n transitoria dispone que estos nuevos requisitos ser¨¢n aplicables "desde su entrada en vigor [el pasado 1 de julio], con independencia del momento de la comisi¨®n de los hechos delictivos o de la fecha de la resoluci¨®n en virtud de la cual se est¨¦ cumpliendo la pena".

Michavila insisti¨® en que a quien corresponde aplicar esta ley es al titular del juzgado central de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, Javier Berm¨²dez, quien est¨¢ recibiendo los escritos de los abogados de presos etarras pidiendo el tercer grado para ellos.

El ministro de Justicia afirm¨® que con la creaci¨®n del juzgado central de vigilancia "ya no estamos ante una interpretaci¨®n de la ley que puede hacer cada magistrado de una manera distinta", lo que cabe interpretar como una alusi¨®n a la juez de vigilancia penitenciaria de Bilbao, Ruth Alonso, que concedi¨® la libertad condicional a varios etarras.

El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, se mostr¨® partidario de estudiar "caso por caso" las solicitudes de concesi¨®n del grado penitenciario para favorecer la reinserci¨®n en la sociedad de los ex etarras.

El l¨ªder de IU precis¨® que es necesario compaginar los derechos de las v¨ªctimas mediante el cumplimiento de penas, pero tambi¨¦n favorecer la reinserci¨®n de los presos. "No volver a delinquir no es sin¨®nimo de pudrirse en la c¨¢rcel, sino reintegrarse en la vida social", dijo.