Hartazgo de colonialismo

Las televisiones p¨²blicas son las televisiones del Gobierno. Es una ganga, y de las m¨¢s preciadas, para el partido pol¨ªtico que la controla. En algunos pa¨ªses, con democracias m¨¢s evolucionadas, funcionan sistemas de control moderadores del posible abuso y garantes de la imparcialidad, transparencia e incluso decencia del medio. Aqu¨ª estamos muy lejos de esa bicoca. Aqu¨ª, la gesti¨®n y direcci¨®n de estos poderos¨ªsimos instrumentos se le encomienda, por regla general, a personajes cualificados por su docilidad y capacidad manipuladora de noticias y conciencias. Se trata de una constataci¨®n tan reiterada que linda con la trivialidad. Tanto es as¨ª que apenas si suscita resistencias, m¨¢s all¨¢ de muy concretos y reducidos segmentos c¨ªvicos y profesionales de la informaci¨®n.

Sin embargo, esta perversi¨®n -que lo es- debiera tener un l¨ªmite, que tampoco sabr¨ªa decir qui¨¦n y c¨®mo ha de establecerlo en el actual marco aut¨¢rquico y arbitrario que rige en estos entes. Tal cual Canal 9, pongamos por caso. Quiz¨¢ el decoro, la verg¨¹enza torera o acaso la habilidad de los gestores para no caer en extremosidades provocadoras, aunque ¨²nicamente subleven a unas minor¨ªas. Claro que, despu¨¦s de tantas transgresiones y desmanes, a los gestores aludidos les debe importar una higa lo que se piense o publique acerca de sus haza?as. No obstante, tampoco han de beneficiarse de la complicidad del silencio o de la indiferencia.

Viene esto a cuento del programa La panderola -todo ¨¦l en castellano, a pesar del enga?oso t¨ªtulo-, dirigido por el periodista Luis Herrero y que se viene a sumar a otros asimismo decantados por el patrocinio pol¨ªtico o el pago de adhesiones de figuras medi¨¢ticas for¨¢neas. Pasta gansa, privilegios y una bofetada mortificante para el censo de profesionales del Pa¨ªs Valenciano. En realidad, una bofetada para toda la audiencia, como acaba de ocurrir con el mentado espacio, que ha arrancado con una entrevista de lujo al candidato del PP a La Moncloa. Ahora habr¨ªa que dedicarle la misma atenci¨®n al del PSOE. Pero no caer¨¢ esa breva. Casi podr¨ªa preverse que la segunda estrella invitada ser¨¢ Eduardo Zaplana o Julio Iglesias. El cortijo -de Burjassot-, pues, para quien se lo trabaja y a quien Dios se la d¨¦ san Pedro se la bendiga.

?A qui¨¦n hay que endosarle esta colonizaci¨®n de TVV? La duda ofende. Al zaplanismo y a su l¨ªder carism¨¢tico, obviamente. Por supuesto que el actual presidente de la Generalitat, Francisco Camps, de haber sido consultado, no la objetar¨ªa probablemente, pero no encaja en el g¨¦nero de iniciativas que se le atribuyen y que de ¨¦l se esperan. Adem¨¢s, para el Consell que gobierna, TVV es todav¨ªa terreno apache dirigido con mando a distancia. Y as¨ª va a continuar hasta que se resuelva este binomio de poderes que se va radicalizando, ya sin apenas sutilezas. Y la televisi¨®n auton¨®mica es un bocado demasiado suculento para que lo suelte quien lo tiene y ha tenido apresado.

Pero ha de llegar el d¨ªa, y no lejano, en que el molt honorable restablezca la primac¨ªa de la Generalitat en el gobierno de TVV, y hasta aten¨²e nuestro hartazgo de tanto convidado ilustre, famosos, famosillos, programas felpudos y basura como hoy nutre la parrilla del ente que nos abochorna. En ese prop¨®sito estaremos a su lado.