La vida es mestizaje
Ahora es dif¨ªcil encontrar una camarera que no sea ecuatoriana, una asistenta que no proceda de Ucrania o un vendedor de ultramarinos que no sea chino. El mundo de los vecinos y el ambiente de los bares, el trato con los prestadores de servicios, las telefonistas o las participantes en los talk shows ha cambiado sensiblemente en unos a?os y se ha pasado desde los paisanos de siempre a un paisaje de imprevisible fantas¨ªa.
Mientras los nacionalismos buscan enviscarse en su propio olor org¨¢nico, una gama de aromas se extiende en abanico. Ahora no hace falta salir al extranjero para convivir con extranjeros ni conectarse a una emisora de onda corta para o¨ªr hablar en rumano. La realidad espa?ola se est¨¢ transformando aceleradamente, desde las ciudades a los pueblos, realiz¨¢ndose una de las revoluciones m¨¢s interesantes de la historia social. Desde la educaci¨®n escolar por sexos que nos separaba hace 50 a?os como si chicos y chicas fu¨¦ramos razas distintas hasta la actual y bulliciosa mezcla de etnias ha transcurrido una era infinita. La era que separa el orgullo de ser s¨®lo uno a la curiosidad de ser muchos, intercambiables, tendencialmente iguales.
En tiempos de Franco el extranjero era, por completo, el otro mundo. El peor de los mundos para uno, el mejor para muchos y no porque, en opini¨®n de ¨¦stos, se viviera mejor ni hiciera buen tiempo sino porque la libertad que embobadamente le atribu¨ªamos le hac¨ªa capaz de editar libros indiscriminados, proyectar pel¨ªculas de todo g¨¦nero, cruzar las lindes de la censura entre el azul, el rosa o el granate cuyos pigmentos divid¨ªan la bondad o la malignidad de los filmes aqu¨ª.
Puede que a muchos a¨²n les incomode verse al lado de un negro o ver abrirse una mezquita pero esta poblaci¨®n incomodada est¨¢ volcada a la consunci¨®n; a la toxicidad de s¨ª mismo. Entre tanto, nunca este pa¨ªs fue m¨¢s saludable que ahora que se inauguran restaurantes de numerosos sabores, rezos contrapuestos o paralelos, artesan¨ªas, arte y m¨²sica trenz¨¢ndose en un panorama que anuncia lo que ya es la m¨¢xima condici¨®n del mundo: un reino compuesto por el mayor n¨²mero de luces y sombras, oraciones y silencios. Porque ?qu¨¦ mayor experiencia para la vida que contrastarla o mixtificarla con otros proyectos y sabores modelos? ?Qu¨¦ mayor atractivo sexual que el cortejo y la c¨®pula con otras razas? ?Qu¨¦ mayor sorpresa en el dise?o que la asunci¨®n de estampados y formas lejanas, combinaciones inspiradas en parajes sin descubrir?
Hay un placer seguro en el parecido pero brota una excitaci¨®n energizante en la diferencia. La diferencia es informaci¨®n, es proceso y as¨ª el pueblo que somos o hemos sido accede a la modernidad; se actualiza gracias al metabolismo de los otros pueblos: se hace, como fueron los verdaderos imperios, una civilizaci¨®n feraz. Porque ?qui¨¦n duda de que el profundo reto de la inmigraci¨®n, en Espa?a y otras naciones, no viene a ser la piedra de toque de su civismo y su vitalidad real? A los pueblos d¨¦biles los hace agonizar la ingesta de los otros, mientras es fuerte y se fortalece la sociedad que se nutre con las sustancias, vitaminas y c¨¦lulas particulares de los eventuales extranjeros. Pero ?el extranjero? ?Qu¨¦ ser¨¢ dentro de poco el extranjero? ?D¨®nde se localizar¨¢ ese mostrenco lugar? Probablemente s¨®lo en las zonas m¨¢s atrasadas que permanezcan a¨²n cerradas a los movimientos migratorios o tambi¨¦n en aquellos entornos voluptuosamente enroscados en su incesto. Ese dominio extranjero ser¨¢, por tanto, pobre o enfermo. La salud se halla hoy en el mestizaje: la mezcla de yerbas, el cine de m¨²ltiple coproducci¨®n mestiza, las teor¨ªas ecl¨¦cticas, los conciertos musicales de amplio espectro, los c¨®cteles de f¨¢rmacos, las religiones o la comida de fusi¨®n. La belleza es el mestizaje. Y tambi¨¦n la ¨¦tica, la er¨®tica, el empleo, los sue?os, la realidad virtual, las soluciones son mixtificaci¨®n.
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