La pasi¨®n de la divina Sarah
Creo que no deber¨ªamos morirnos nunca. Eso ser¨ªa lo que realmente les dejar¨ªa con la boca abierta", le dijo Oscar Wilde a Sarah Bernhardt durante su ¨²ltimo encuentro en una playa de Saint-Tropez. El dramaturgo admiraba incondicionalmente a la actriz, tanto que escribi¨® Salom¨¦ en franc¨¦s porque anhelaba que ella la estrenara, cosa que no sucedi¨®: la censura brit¨¢nica se encarg¨® de impedirlo. De alg¨²n modo, ambos consiguieron la inmortalidad, y un siglo despu¨¦s de su desaparici¨®n son dos arquetipos: el del dandi profundamente ingenioso y el de la actriz magn¨¦tica y extravagante. Ella inspir¨® criaturas de ficci¨®n como la Berma de Por la parte de Swan, de Proust, o una de las protagonistas de Le Nabab, de Alphonse Daudet, y su vida ha sido sujeto de biograf¨ªas, pel¨ªculas, c¨®mic (Morris y sus guionistas le dedicaron un ¨¢lbum de Lucky Luke) y piezas teatrales. Entre ¨¦stas, Memoir, escrita en 1977 por el canadiense John Murrell, que se ha estrenado en medio mundo y que en nuestro pa¨ªs se va a titular Sarah Bernhardt. La versi¨®n espa?ola, de Borja Ortiz de Gondra, tiene como int¨¦rpretes ¨²nicos a Charo L¨®pez y a Emilio Guti¨¦rrez Caba, que encarna a Pitou, el sufrido ex violinista que entr¨® a servir como secretario de "la divina" en 1887, cuando regres¨® millonaria a Par¨ªs de su segunda gira por Am¨¦rica y compr¨® una casa en el bulevar P¨¦reire.
En Sarah Bernhardt, Murrell retrata a la actriz durante los ¨²ltimos d¨ªas de su vida, ocupada en dictar una nueva tanda de memorias a Pitou. Sarah tiene 78 a?os y una pierna de menos: de ni?a se arroj¨® por una ventana para forzar a su madre a que la sacara de la casa del ama en cuyas manos la hab¨ªa abandonado, y se hizo a?icos la r¨®tula. Muchos a?os despu¨¦s, durante una representaci¨®n de Tosca, de Sardou, en R¨ªo de Janeiro, saltaba desde tres metros de altura, pero alguien se olvid¨® de colocar debajo el acostumbrado colch¨®n de plumas, y desde entonces su rodilla le da dolores cada vez m¨¢s insoportables. Es un animal de escenario, y a¨²n despu¨¦s de la amputaci¨®n sigue actuando. Sarah (1844-1923) era hija de una joven jud¨ªa holandesa que huy¨® del hogar burgu¨¦s de sus padres, rumbo a Par¨ªs, donde consigui¨® hacerse hueco como cortesana. Por su sal¨®n, y por su cama, pasaron, entre otros, Alejandro Dumas padre y el duque de Morny, que orientaron la vocaci¨®n de la futura actriz y dieron un empuj¨®n decisivo a su carrera. Gracias al duque, la ni?a empez¨® por arriba, en la Com¨¦die-Fran?aise, de donde fue expulsada por salir en defensa de su hermana durante un incidente con una societaire. Despu¨¦s, se vio obligada a trabajar una d¨¦cada en compa?¨ªas de medio pelo y a buscar protector, figura a mitad de camino entre amante y cliente (la mayor¨ªa de las actrices de entonces hab¨ªan de buscarse uno: para comer y para costearse el vestuario de las funciones, pues ¨¦ste corr¨ªa de su cuenta).
Dicen que durante ese periodo, en el que tuvo entre sus queridos al pr¨ªncipe de Ligne, adquiri¨® el encanto, las maneras y la desenvoltura con los que luego encarnar¨ªa a las grandes hero¨ªnas rom¨¢nticas y tr¨¢gicas y hechizar¨ªa al p¨²blico. Su primer gran ¨¦xito, sin embargo, le lleg¨® con un papel masculino: el Zanetto de Le Passant, de Fran?ois Copp¨¦e. Luego har¨ªa otros muchos: el Querubino de Las bodas de F¨ªgaro, Werther, Lorenzaccio, P¨¦lleas, Hamlet... Incluso prob¨® a interpretar a Cyrano, personaje absolutamente alejado de ella. El repertorio teatral de Sarah Bernhardt creci¨® en paralelo con su repertorio de amantes: Gustave Dor¨¦, el pr¨ªncipe de Gales, Victor Hugo, Edmond Rostand... Y con su fama, que debe no poco a algunas excentricidades ampliamente divulgadas: a menudo estudiaba dentro de un ata¨²d instalado en su cuarto, junto a un esqueleto anat¨®mico articulado, un cr¨¢neo pisapales y un vampiro disecado. Compar¨¢ndola con otra gran actriz, James Agate, cr¨ªtico de The Guardian, escribi¨®: "El arte de Eleonora Duse tiene un valor m¨¢ximo, pero sigue pareciendo posible, como todo el arte moderno. El de Sarah Bernhardt, no. Es extravagante, raro, tiene todo lo que hechiza y la fascinaci¨®n de lo imposible". De todo esto, del personaje, de su leyenda, habla resumidamente, demasiado acaso, la obra de Murrell, que la pasada temporada obtuvo gran ¨¦xito en Par¨ªs, protagonizada primero por Fanny Ardant y despu¨¦s por Anny Duperey. Dirige el montaje espa?ol Jos¨¦ Pascual.
Sarah Bernhardt. Teatro Caja Duero.Del 30 de octubre al 2 de noviembre. Salamanca. Teatro Principal. Del 7 al 9 de octubre. Alicante. Festival Temporada Alta. 13 de noviembre. Girona.
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