Negociar el respeto
Las grandes categor¨ªas de la modernidad -libertad, igualdad, fraternidad- est¨¢n a la baja. Vivimos tiempos poco dados a las grandes ambiciones colectivas, en que manda el ¨¦xito individual y la cr¨ªtica est¨¢ en los detalles. Hace un siglo la sociedad igualitaria estaba en los programas del gran cambio. Despu¨¦s de la II Guerra Mundial, con los catastr¨®ficos resultados del socialismo real a la vista, el Estado de bienestar se limit¨® a proponer la reducci¨®n de las desigualdades en aras a la cohesi¨®n social. Ahora, la desigualdad no s¨®lo es vista como una realidad insuperable sino que incluso para algunos es un valor. Y el pensamiento cr¨ªtico se resigna a buscar maneras de hacerla m¨¢s soportable. Son tiempos dados a categor¨ªas pol¨ªtico-morales que se mueven entre la virtud individual y la reconstrucci¨®n de microespacios comunitarios, sin otra pretensi¨®n que mejorar el paisaje y asear al paisanaje. Por ejemplo, el respeto, la categor¨ªa que Richard Sennett nos propone para salvar la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad.
EL RESPETO
Richard Sennett
Traducci¨®n de Marco
Aurelio Galmarini
Anagrama. Barcelona, 2003
304 p¨¢ginas. 16 euros
Richard Sennett construye su reflexi¨®n sobre dos v¨ªas que se cruzan: la autobiograf¨ªa y la indagaci¨®n te¨®rica. En 1946, Richard -que entonces ten¨ªa tres a?os- y su madre se mudaron a Cabrini, un barrio de Chicago, con nombre de monja italiana, que fue construido para favorecer la convivencia entre negros y blancos. Richard hab¨ªa nacido de un in¨²til intento de su padre -que hab¨ªa regresado de la guerra de Espa?a- y de su madre para salvar su matrimonio. De aquella experiencia infantil, Sennett, que nunca ha olvidado Cabrini, cincuenta a?os despu¨¦s retiene dos impresiones: que los adultos en situaci¨®n de dependencia de la asistencia social se sienten humillados y que en la medida en que esta dependencia les priva del control de su vida -"meros consumidores del cuidado que se les dispensaba"- sienten la mayor falta de respeto: no ser vistos como aut¨¦nticos seres humanos.
El otro momento autobio-
gr¨¢fico del libro es la frustrada carrera musical que marc¨® su adolescencia, que choc¨® con un error m¨¦dico al operarle su codo por una lesi¨®n que le restaba habilidad en el vibrato al tocar el chelo. All¨ª, Sennett hizo el duro aprendizaje de los l¨ªmites y consigui¨® mantener a salvo su autoestima.
Junto a la vida, la teor¨ªa. Las pinceladas autobiogr¨¢ficas -los momentos m¨¢s intensos del libro- le sirven de contrapunto experiencial para una indagaci¨®n te¨®rica sobre el respeto. Sennett traza un recorrido sobre las formas de relaci¨®n entre los ciudadanos y los poderes en el mundo industrializado y una ventana con vistas a las principales propuestas reformistas, hasta llegar a los tiempos presentes en que la regla jer¨¢rquica de la pir¨¢mide burocr¨¢tica est¨¢ siendo reemplazada por una organizaci¨®n que toma la forma de disco (m¨¢s plana y m¨¢s corta) y que tiende a favorecer las desigualdades. En esta nueva forma de organizaci¨®n social, la necesidad, lejos de ser una relaci¨®n humana negociable, se convierte en una abstracci¨®n, un n¨²mero, un dato evaluado instant¨¢neamente desde arriba. Todo ello en detrimento del reconocimiento y la reciprocidad que configuran el respeto.
En un mundo en que la desigualdad ya no se cuestiona, la base del respeto est¨¢, para Sennett, en la autonom¨ªa del sujeto. La autonom¨ªa no es el puro individualismo -conforme a la definici¨®n de Tocqueville- que cierra al ciudadano en el entorno m¨¢s pr¨®ximo y hace crecer la indiferencia en todo lo que trascienda la esfera ¨ªntima. La autonom¨ªa es la capacidad de separarse del otro, del uso autorreferencial de la palabra, que es lo que realmente nos hace adultos. Es la capacidad de asumir que el reconocimiento del otro fortalece al yo. Y, sobre todo, es la capacidad de aceptar en los otros lo que no podemos entender de ellos. Desde esta perspectiva, el respeto es un comportamiento expresivo: abierto a los dem¨¢s. Por tanto, no puede ser impuesto por ning¨²n orden o poder sino que ha de negociarse entre los sujetos que luchan por la autoestima y el reconocimiento.
Como ya ocurr¨ªa en La corrosi¨®n del car¨¢cter, una pulsi¨®n melanc¨®lica recorre el libro de Sennett. Si entonces era nostalgia por la cultura del trabajo de la sociedad industrial perdida, ahora es reconocimiento del fracaso de una serie de generaciones comprometidas en el intento de construir sociedades m¨¢s libres y justas, desde la generaci¨®n de su t¨ªo, Walter Sennett, de la rara especie de los comunistas americanos, hasta la generaci¨®n del 68, pasando por las diferentes declinaciones de la Nueva Izquierda. La apuesta por el respeto es una apelaci¨®n resignada al reconocimiento de la dignidad del hombre, en tiempos entregados a dioses menores.
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