Los truenos se apagan en la pol¨ªtica gallega
Los truenos se apagan en Galicia. La inminente retirada de Beiras y la sucesi¨®n de Fraga dejar¨¢n a la pol¨ªtica gallega sin sus dos grandes referentes.
La suya ha sido una batalla de otra ¨¦poca, de cuando estaban en juego los grandes discursos ideol¨®gicos y los partidos presentaban l¨ªderes de carisma y temperamento torrenciales. No es casualidad que el hito culminante de su duelo quedase retratado en una imagen teatral rescatada de los tiempos de la guerra fr¨ªa: el l¨ªder del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Xos¨¦ Manuel Beiras, clamando contra las actitudes "fascistas" del presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, mientras golpeaba con el zapato su esca?o del Parlamento auton¨®mico para emular el c¨¦lebre gesto de Jruschov en la sede de la ONU. Tan encarnizada fue la partida que, cansados despu¨¦s de 11 a?os de escaramuzas continuas, acabaron contemplando juntos, desde la residencia oficial de Fraga, el atardecer sobre las torres de la catedral de Santiago. Ahora el duelo ha concluido. Beiras tira la toalla. A Fraga se la obliga a tirar la inexorable biolog¨ªa. Los truenos se apagan en la pol¨ªtica gallega.
Fraga ha recuperado fuerzas desde que el 'Prestige' amenaz¨® con hundirle, pero son muchos los que en su propio partido consideran que, esta vez s¨ª, ha llegado la hora del relevo
El viejo l¨ªder del BNG ser¨¢ presumiblemente relevado por el senador Anxo Quintana, de 44 a?os, el reverso exacto del tempera- mento volc¨¢nico y el verbo desatado de Beiras
Los titulares de los medios oficiales y las declaraciones de sus compa?eros de Gobierno y de partido destilaban la pasada semana una extra?a euforia. Que a Fraga le colocasen un marcapasos para el coraz¨®n se presentaba como una magn¨ªfica noticia. El consejero de Presidencia de la Xunta, Jaime Pita, hasta se tom¨® la licencia del juego de palabras: "Va a seguir marc¨¢ndonos el paso a todos". Fraga no s¨®lo hab¨ªa superado con ¨¦xito la intervenci¨®n quir¨²rgica, sino que regresaba m¨¢s fuerte que antes. Con el marcapasos, razonaron en p¨²blico dirigentes del PP gallego, el coraz¨®n presidencial recuperar¨¢ el ritmo perdido. El propio Pita y el l¨ªder del PP de Lugo, Francisco Cacharro, argumentaron que, tras su paso por el quir¨®fano, Fraga deber¨ªa reconsiderar la decisi¨®n de retirarse cuando se agote su mandato, en el oto?o de 2005.
Fraga come pulpo
El presidente, que el pr¨®ximo 11 de noviembre cumple 81 a?os, tampoco se recat¨® en sus alardes de fortaleza. "Estoy perfectamente. Vuelvan a trabajar", espet¨® a los primeros colaboradores que acudieron a visitarle al hospital. Un d¨ªa despu¨¦s, contra todo consejo m¨¦dico, acudi¨® a comer pulpo entre las miles de personas concentradas en la fiesta de San Froil¨¢n, en Lugo. Y despu¨¦s se march¨® de visita oficial a Madrid. Fraga, en todo caso, moder¨® el entusiasmo de los que le hab¨ªan reclamado que no abandone el tim¨®n. "Ser¨ªa un poco contra natura", admiti¨®. Claro que no se pill¨® los dedos con una declaraci¨®n m¨¢s concluyente, como viene haciendo siempre que se le habla de su retirada. De declaraciones terminantes sobre ese asunto qued¨® escamado hace tiempo, cuando pregon¨® sin desmayo que se retirar¨ªa al final de su segundo mandato y ya va por el cuarto.
Pese al voluntarismo que derrochan Fraga y sus devotos, la naturaleza impone su veredicto. Y aunque es verdad que ha recobrado fortaleza con respecto a unos meses atr¨¢s, cuando la crisis del Prestige amenaz¨® con hundirle f¨ªsica y moralmente, son muchos los que en su propio partido consideran que -esta vez s¨ª- ha llegado la hora del relevo. Pensar que un hombre que ha sufrido tres operaciones desde 2001, que padece un desgaste de cadera y que se desplaza con faj¨ªn bajo la ropa pueda presentarse a unas elecciones con 83 a?os suena, efectivamente, como un desaf¨ªo a la naturaleza, por mucho horror al vac¨ªo que su ausencia provoque en amplios sectores del partido.
La sucesi¨®n en el PP gallego a¨²n no se ha puesto en marcha porque Mariano Rajoy no quiere abrir un frente en su tierra natal a s¨®lo unos meses de las elecciones generales. Si se cumplen los augurios victoriosos para marzo, lo m¨¢s probable es que los movimientos empiecen tras el verano, seg¨²n las previsiones que manejan dirigentes del partido. Xos¨¦ Cui?a, el delf¨ªn destronado, repuesto de un infarto tras un a?o de amarguras y derrotas, a¨²n no ha perdido la esperanza. Pero en las quinielas internas ya no cuenta. Aunque Rajoy le obsequi¨® hace unos d¨ªas con el gesto de asistir a la boda de una hija suya, su desconfianza por Cui?a viene de muy antiguo. Y nadie duda en el partido de que la palabra de Rajoy ser¨¢ decisiva. Podr¨ªa decidirse por la ministra de Sanidad, Ana Pastor, o por alg¨²n dirigente con m¨¢s experiencia en la pol¨ªtica gallega.
A Fraga lo retira la naturaleza, y a Beiras -14 a?os m¨¢s joven- lo jubilan su propia voluntad y las maniobras internas de los que han estado seg¨¢ndole la hierba bajo los pies en los dos ¨²ltimos a?os, desde que el fracaso en las elecciones auton¨®micas de 2001 empujase al veterano l¨ªder nacionalista a la pirueta de su reconciliaci¨®n con Fraga. Las cenas a solas entre los dos antiguos duelistas y el tono respetuoso que sustituy¨® a los dicterios intercambiados durante a?os acabaron de convencer al aparato del BNG, siempre receloso del individualismo de su l¨ªder p¨²blico, de que tambi¨¦n a ellos les hab¨ªa llegado la hora del relevo. Desgastado en la batalla interna, Beiras renunci¨® ¨¦l mismo a presentarse, pese a que a¨²n siga creyendo que es el mejor candidato electoral del nacionalismo gallego.
El verbo desatado de Beiras
El viejo catedr¨¢tico ser¨¢ presumiblemente relevado, en la asamblea prevista para finales de noviembre, por el senador Anxo Quintana, de 44 a?os, el reverso exacto del temperamento volc¨¢nico y el verbo desatado de Beiras. Quintana ha logrado el consenso de casi toda la c¨²pula. Le apoyan desde el propio Beiras hasta cinco de los seis grupos coligados en el BNG, incluido el mayoritario, la Uni¨®n do Povo Galego (UPG), el m¨¢s receloso con el l¨ªder que ahora se retira y el que encarna la l¨ªnea ortodoxa. Quintana se enfrentar¨¢ a un candidato que va por libre, el eurodiputado Camilo Nogueira, con mucho prestigio personal, pero que tiene la misma edad que Beiras y al que muchos sectores no le perdonan su tard¨ªa incorporaci¨®n al BNG, con el que mantuvo arduos combates en la ¨¦poca en que el Bloque a¨²n persist¨ªa en su radicalismo antiauton¨®mico y antieurope¨ªsta.
La sorpresa parece descartada, pero el n¨²mero de apoyos a Quintana se mirar¨¢ con lupa. Hace un a?o, en la anterior asamblea, Roberto Mera, un joven y entonces desconocido concejal de un pueblo de Pontevedra, present¨® una lista alternativa a la apoyada por la c¨²pula de todos los partidos y recogi¨® casi el 30% de los votos. El mecanismo asambleario que funciona en el BNG -un militante, un voto- siempre deja un margen abierto al sobresalto. Por lo dem¨¢s, la elecci¨®n del l¨ªder ha arrinconado cualquier debate ideol¨®gico. La pragm¨¢tica instalaci¨®n del BNG en el autonomismo, aun considerado como "un marco a superar" en el futuro, no va a alterarse. Aunque a veces le obligue hacer encajes de bolillos: ha apoyado el plan Ibarretxe por solidaridad con el PNV, pero dice que no lo considera adecuado para Galicia.
Al anunciar su retirada, Beiras comunic¨® que pretend¨ªa "pilotar" su sucesi¨®n. Y se ha topado con nuevas resistencias internas. Su pretensi¨®n de continuar como portavoz nacional, el primer cargo org¨¢nico, para ceder a Quintana la representaci¨®n electoral fue rechazada tras chocar con la negativa de la UPG. Se quedar¨¢ en el cargo de presidente del Consello Nacional, m¨¢ximo ¨®rgano decisorio, con funciones de ¨¢rbitro de la organizaci¨®n. Beiras ya no ser¨¢ nunca presidente de la Xunta. Y tendr¨¢ que esperar dos a?os m¨¢s para ver c¨®mo tambi¨¦n abandona su ¨ªntimo rival, a quien, en el a?o 1989, prometi¨® "quemar en seis meses".
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