Tres m¨®viles de Calder permanecer¨¢n otros cuatro meses en el Guggenheim
La exposici¨®n dedicada al escultor se clausura hoy tras recibir a 576.000 visitantes
La exposici¨®n Calder: La levedad y la gracia, un recorrido antol¨®gico por la creaci¨®n de Alexander Calder a trav¨¦s de 70 obras que revelan su b¨²squeda de la ingravidez en la escultura, se clausura hoy en el Museo Guggenheim Bilbao, tras ser visitada desde su inauguraci¨®n en marzo por m¨¢s de 576.000 personas. Tres de los m¨®viles que han formado parte de la muestra quedar¨¢n suspendidos en el atrio del museo hasta febrero de 2004.
La ligereza de las esculturas de Calder (Lawton, Pensilvania, 1898-Nueva York, 1976) no desaparecer¨¢ del Guggenheim con el traslado de la exposici¨®n al Museo Reina Sof¨ªa, de Madrid, donde ser¨¢ inaugurada el pr¨®ximo 18 de noviembre. Pittsburgh (1958), un m¨®vil de m¨¢s de ocho metros y medio de envergadura, propiedad de dicha ciudad estadounidense y adquirido para ser exhibido en su aeropuerto, permaner¨¢ cuatro meses m¨¢s en el atrio de la pinacoteca, que con sus 55 metros de altura subraya la et¨¦rea belleza de la escultura. Los dos m¨®viles que le han estado acompa?ando hasta hoy en el eje central del edificio ser¨¢n retirados, pero en su lugar se colocar¨¢n otras dos obras.
Las piezas que se instalar¨¢n junto a Pittsburgh ser¨¢n Rouge Triomphant (1963), cedido por la O'Hara Gallery, de Nueva York, y una escultura sin t¨ªtulo procedente de una colecci¨®n privada. El Guggenheim ha podido prorrogar la presencia de estas tres piezas de Calder por la satisfacci¨®n que ha causado a sus propietarios la forma en la que ha sido presentada la muestra. "Est¨¢n encantados con el modo en el que sus obras encajan en la arquitectura de Gehry", se?alaron fuentes del museo bilba¨ªno.
La exposici¨®n de Calder no fue pensada como una revisi¨®n completa de la trayectoria de uno de los grandes maestros de la escultura del siglo XX, quien trabaj¨® como ilustrador, autor de performances, pintor, grabador y escultor. El proyecto quer¨ªa destacar la figura del artista que llev¨® el movimiento a la escultura, a trav¨¦s de las obras, principalmente sus conocidos m¨®viles, que revelan toda su b¨²squeda de la transparecia y la ligereza.
Elogio a la ingravidez
La comisaria de Calder: la levedad y la gracia, Carmen Gim¨¦nez, quiso hacer de la exposici¨®n "un elogio a la ingravidez" y mostrar "c¨®mo salva el artista las leyes naturales de la gravedad en su escultura". Y encontr¨® en el Guggenheim el mejor escenario para ello.
Gim¨¦nez ha alabado las virtudes de sus salas para destacar los valores est¨¦ticos de la escultura de Calder. Ver sus obras en los vol¨²menes irregulares del museo "es una experiencia dif¨ªcil de conseguir en otro lugar", dijo Gim¨¦nez en la inauguraci¨®n de la muestra. "Las esculturas armonizan con los espacios y se ven de una manera excepcional", a?adi¨®.
La comisaria eligi¨® 70 obras -m¨®viles, constelaciones, torres y gongs- que abarcan desde los a?os treinta hasta finales de los sesenta y las reuni¨® bajo el sugerente t¨ªtulo La levedad y la gracia, que tom¨® del libro p¨®stumo de la pensadora francesa Simone Weil.
El recorrido por la exposici¨®n revela la exquisitez de las formas, el uso del color restringido a los m¨¢s puros blanco, negro, rojo, amarillo y la falsa fragilidad que marc¨® la creaci¨®n del artista a lo largo de toda su vida.
Del pr¨®ximo 18 de noviembre hasta el 18 de febrero de 2004, Calder: la levedad y la gracia se podr¨¢ ver en el Reina Sof¨ªa, reducida a medio centenar de piezas. La comisaria no ha comparado las dos propuestas, pero ha se?alado que el espacio del centro madrile?o "es muy neutro" y cambiar¨¢ la exposici¨®n. "Ser¨¢ otra experiencia", ha se?alado Gim¨¦nez.
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