Abusos
Usted no conoce a los Foster, pero miles de brit¨¢nicos s¨ª. Nigel Foster y su esposa Susan aparec¨ªan cariacontecidos en una fotograf¨ªa publicada el 5 de octubre por The Sunday Times. El matrimonio, que vive en la Isla de Wight, decidi¨® invertir sus ahorros en una id¨ªlica residencia en Calp donde retirarse tras su jubilaci¨®n. Ahora la casa ser¨¢ demolida para construir un complejo de ocio y por ella recibir¨¢n s¨®lo la tercera parte de su valor. "Han arruinado todos nuestros planes de futuro", se lamentaba el se?or Foster en el reportaje, dedicado a explicar c¨®mo son vendidas "pintorescas propiedades en la costa de Espa?a" a familias brit¨¢nicas sin advertirles de que pesa sobre ellas un peligro de urbanizaci¨®n, t¨¦rmino, precisaba el rotativo, "usado por la autoridades espa?olas para obtener suelo mediante la norma de planificaci¨®n local conocida como Ley Reguladora de la Actividad Urban¨ªstica". Enfocado a denunciar que las agencias inmobiliarias, como Ocean Estates International, una de las compa?¨ªas l¨ªderes del mercado, esconden a los compradores las cargas que la normativa urban¨ªstica valenciana puede obligarles a hacer frente, el art¨ªculo ofrec¨ªa una abundante colecci¨®n de ejemplos, desde una pareja que compr¨® una villa en la Costa Blanca por la que pag¨® 260.000 libras esterlinas y hubo de asumir despu¨¦s otra factura de 60.000 hasta el comprador de una casa en la costa alicantina, "con vistas al mar, en una tranquila y privada localizaci¨®n", que ve ahora afectada una tercera parte de su finca por una promoci¨®n urban¨ªstica. Los estragos de la LRAU y de sus programas de actuaci¨®n integrada (PAI) no son una novedad. El Consell de la Generalitat aprob¨® el viernes una modificaci¨®n de la norma, a trav¨¦s de la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos, manifiestamente insuficiente, ya que s¨®lo introduce correcciones para favorecer las viviendas de promoci¨®n p¨²blica y elude poner freno a los abusos que ha generado la depredaci¨®n expropiatoria al amparo de la figura del agente urbanizador. Como no es precisamente un tabloide sensacionalista sino el mism¨ªsimo Times de Londres el que se hace eco del asunto con gran relieve, es obvio que reclama algo m¨¢s que un retoque la imagen que proyectamos hacia el exterior.
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