Seis diputados rebeldes del SPD amenazan la reforma laboral que propugna Schr?der
El canciller alem¨¢n se juega su futuro pol¨ªtico en la votaci¨®n del viernes en el Bundestag
El canciller federal alem¨¢n, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der (SPD), y su Gobierno de coalici¨®n SPD-Verdes luchan para convencer a una media docena de diputados rebeldes y lograr as¨ª la mayor¨ªa necesaria para aprobar este viernes en el Parlamento federal (Bundestag) las leyes de reforma del mercado laboral y del seguro de paro. El Gobierno se niega a "aguar" sus planes de reforma. Los rebeldes exigen corregir los proyectos de ley para aminorar la dureza de los recortes sociales y exigen ver por escrito las modificaciones.
La posibilidad de un compromiso hasta la votaci¨®n del viernes parece posible, pero las espadas siguen en alto. Schr?der amenaz¨® d¨ªas atr¨¢s por en¨¦sima vez con dimitir si el Gobierno rojiverde se quedase sin una mayor¨ªa propia en el Bundestag. Los diputados inconformes del SPD exigen modificar los proyectos de ley, que algunos califican de "desmantelamiento del Estado social alem¨¢n". Schr?der asegura que est¨¢ en juego lograr la estabilidad del conjunto del sistema de seguridad social y se manifest¨® optimista: "El pa¨ªs necesita el ¨¦xito de las reformas y lo necesita ahora, y creo que se va a conseguir con una votaci¨®n sin rupturas de la coalici¨®n".
El Gobierno SPD-Verdes cuenta con el apoyo de 306 esca?os en el Bundestag. La oposici¨®n, con 248 democristianos (CDU / CSU), 47 liberales (FDP) y dos poscomunistas del PDS suma 297. La votaci¨®n de este viernes se presenta mucho m¨¢s peligrosa para el Ejecutivo que la de d¨ªas atr¨¢s sobre la reforma de la sanidad. Para reformar la sanidad el Gobierno contaba con el consenso y el apoyo de la oposici¨®n democristiana. La reforma laboral encerraba varios sapos que los diputados rebeldes del SPD se negaban a tragar y consideran inaceptables.
Los proyectos de ley establecen que, al dejar de percibir el seguro de desempleo tras un m¨¢ximo de 18 meses, los parados se equiparan con los que perciben asistencia social. En esta situaci¨®n, para recibir la prestaci¨®n social se les podr¨ªa obligar a aceptar cualquier tipo de trabajo, incluso por debajo de sus cualificaciones profesionales. Se argumenta con el ejemplo del profesor universitario que tendr¨ªa que aceptar un puesto de vendedor de salchichas. Adem¨¢s, el parado tendr¨ªa que consumir sus ahorros y seguros de vida antes de cobrar la ayuda social.
Estos puntos resultan inaceptables para los diputados rebeldes. Entre bastidores se ha librado una dura batalla. El Ejecutivo insist¨ªa en que bajo ning¨²n concepto estaba dispuesto a echar agua al vino de la reforma. No obstante, la coalici¨®n de Gobierno ha aceptado suprimir los aspectos m¨¢s duros. Los padres s¨®lo tendr¨¢n que asumir los gastos de los hijos menores de 25 a?os. No se podr¨¢ obligar a aceptar cualquier trabajo, sino s¨®lo aquellos que est¨¦n en el nivel salarial de la regi¨®n de residencia para evitar la creaci¨®n de un mercado de mano de obra a precios de dumping (competencia desleal). Se podr¨¢ percibir, por ejemplo, la ayuda social sin tener en cuenta la propiedad de una vivienda, y una persona de 60 a?os de edad podr¨¢ recibir ayuda social aunque tenga un patrimonio de 24.000 euros.
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