La estrategia de la ara?a
En algunos de mis art¨ªculos de los ¨²ltimos meses he tenido ocasi¨®n de ocuparme de las pintorescas andanzas de Giuliano Ferrara, uno de los hombres m¨¢s temidos de la Italia actual, y ello no en virtud de su condici¨®n de director del minoritario peri¨®dico Il Foglio, ni siquiera gracias a los distintos programas televisivos que ha presentado. No, Ferrara, hijo de dirigentes comunistas, educado en Mosc¨² durante los ¨²ltimos a?os del estalinismo, afiliado ¨¦l mismo al Partido Comunista, es el m¨¢s destacado tr¨¢nsfuga de la izquierda entre los muchos que han acabado en los brazos del berlusconismo. Se le considera, en efecto, no s¨®lo el principal consejero de Berlusconi, quien le escribe los discursos, sino el verdadero ide¨®logo (si as¨ª puede hablarse de un partido sin ideas) del nuevo mundo prometido por el actual jefe de Gobierno italiano.
Pues bien, Giuliano Ferrara, en un reciente art¨ªculo aparecido en el peri¨®dico que dirige (propiedad, sea dicho de paso, de la se?ora de Berlusconi al 38%) ha se?alado los nombres de Furio Colombo, director de L'Unit¨¤, y de Antonio Tabucchi como "inductores ling¨¹¨ªsticos" de un posible homicidio del propio Ferrara. Lo ha proclamado con tal convicci¨®n en esta Italia dominada por el marido de su patrona que parece ya cosa hecha. La t¨¦cnica empleada recuerda las denuncias de ciertos "arrepentidos". S¨®lo que Ferrara se ha "arrepentido" con antelaci¨®n, denunciando un delito que todav¨ªa no existe. Pero ya se sabe que la realidad, para los mit¨®manos, es un hecho desde?able. Obviamente, carece de pruebas concretas y objetivas de esa supuesta "instigaci¨®n" m¨ªa, y de hecho Ferrara especifica astutamente que la nuestra es "una invitaci¨®n al asesinato sin relevancia penal". E insiste: "Pero de decisiva importancia ling¨¹¨ªstica". ?Y c¨®mo hubiera podido hallar "relevancia penal" en lo que a m¨ª se refiere alguien como ¨¦l, que se autodenunci¨® no hace mucho como esp¨ªa al servicio de un servicio secreto extranjero operante en Italia, la CIA, jact¨¢ndose con insolencia de haber recibido mucho dinero?
No s¨¦ por qu¨¦ hizo tal revelaci¨®n. Se me ocurre una hip¨®tesis: la CIA abri¨® recientemente muchos de sus archivos, y Ferrara, sabiendo que su nombre figuraba en ellos, ha querido anticiparse a un eventual historiador que quisiera husmear por all¨ª, presentando as¨ª como "baladronada" lo que hubiera podido suponer para ¨¦l un serio embrollo (por cierto, que si esta hip¨®tesis es exacta ser¨ªa deseable la investigaci¨®n in loco de alg¨²n historiador curioso).
Cuando Ferrara enarbol¨® su autodenuncia antes del verano, en Italia no hubo reacci¨®n alguna, ni siquiera por parte del colegio profesional de periodistas. Pero, como ¨¦l mismo declara al principio del art¨ªculo donde levanta su infamante acusaci¨®n, "Italia no es un pa¨ªs normal". Yo me atrev¨ª a sorprenderme en las p¨¢ginas de L'Unit¨¤, argumentando, entre otras cosas, que la CIA, como es sabido, no paga tan generosamente para recibir informaci¨®n tur¨ªstica, y que nuestra historia reciente est¨¢ marcada por una serie de tr¨¢gicos acontecimientos (terrorismo, bombas, homicidios, matanzas). Y sobre estos misteriosos acontecimientos trabaja desde hace a?os una Comisi¨®n parlamentaria que ha generado miles de p¨¢ginas (ya en parte publicadas) de las que se desprende la participaci¨®n en esos tr¨¢gicos hechos de varios servicios secretos extranjeros, entre ellos la CIA, en confabulaci¨®n con servicios italianos "desviados".
Ferrara, en el art¨ªculo de Il Foglio en el que me infama, se define "la persona m¨¢s transparente del mundo". O mejor dicho, sostiene que lo que yo hago es ofrecer "de la persona m¨¢s transparente del mundo la versi¨®n on¨ªrica de un intrigante que opera en la sombra". No he calificado nunca a Ferrara de "intrigante", ni tampoco de "asalariado". ?Ser¨¢ acaso que un tipo que trabaja en secreto para un servicio secreto extranjero que opera en su pa¨ªs es un misionero? Llam¨¦mosle entonces as¨ª. Y llegados a este punto me gustar¨ªa saber si el misionero en cuesti¨®n recib¨ªa el dinero de la CIA en la sombra o a la luz del d¨ªa, como el honrado sueldo de un padre de familia que a finales de a?o compila su declaraci¨®n de Hacienda.
Al se?alarme como "inductor ling¨¹¨ªstico", Ferrara usa una expresi¨®n popular, oscura pero no por ello menos inquietante: invita a alguien "a echarnos un remiendo". Expresi¨®n que, traducida a un registro menos vulgar, significa "tomar medidas". A tiempo. Porque toda esta historia se basa en el tiempo. En un hecho "preventivo". En efecto, parece ser que yo soy el inductor de un asesinato "preventivo". Y Ferrara invita a alguien a echarnos preventivamente "un remiendo". Se trata de una fatwa oblicua basada en la l¨®gica de la f¨¢bula del lobo y el cordero, en la que el lobo considera al cordero responsable de enturbiar el agua del r¨ªo en el que ¨¦ste abrevaba algunos metros despu¨¦s de que el agua hubiera pasado por las fauces del lobo. La "prevenci¨®n" de Ferrara, como es l¨®gico, no constituye para m¨ª motivo de excesiva alegr¨ªa en un pa¨ªs donde las peonadas terroristas, la Mafia y los servicios secretos "desviados" est¨¢n al orden del d¨ªa. Y adem¨¢s, alguien como ¨¦l, "la persona m¨¢s transparente del mundo", seguir¨¢ conservando alguna amistad que otra en la CIA para la que trabajaba. Probablemente para salvar a la Rep¨²blica, no digo que no. Pero es que son muchas las cosas inquietantes que han ocurrido en Italia "para salvar a la Rep¨²blica".
Buena muestra de lo preventivo que es "el hombre m¨¢s transparente del mundo" es que hace unos d¨ªas public¨® anticipadamente en su peri¨®dico un art¨ªculo m¨ªo que apareci¨® en Le Monde ese mismo d¨ªa, aunque a las dos de la tarde (Le Monde es un peri¨®dico vespertino). La t¨¦cnica es la misma con la que se autodenunci¨® como esp¨ªa de la CIA. El m¨ªo era un art¨ªculo en el que consideraba ¨²til explicar a los lectores franceses el clima de grave intimidaci¨®n en el que vive en Italia quien osa disentir del cavalier Berlusconi, de sus peri¨®dicos y de sus colaboradores. Y tambi¨¦n de los empleados de su consorte, si bien empleados al 38%. Aunque no sea m¨¢s que para que Europa se haga una idea y para que se sepa que "profil¨¢cticamente" he presentado una denuncia por difamaci¨®n contra Ferrara. Por lo que pueda valer una denuncia contra alguien como Ferrara, tras el cual est¨¢ el 38% de la se?ora Berlusconi, para cuyo marido la magistratura italiana es "un c¨¢ncer que debe ser extirpado" (Ferrara ya ha sido condenado por un tribunal italiano tras una precedente denuncia m¨ªa por difamaci¨®n). El art¨ªculo de Il Foglio era obviamente robado, porque no recog¨ªa el copyright del peri¨®dico franc¨¦s. La traducci¨®n del franc¨¦s era del propio Ferrara (y bastante buena, mis felicitaciones, Ferrara), seguida por un comentario suyo. Tengo que precisar que mi art¨ªculo hab¨ªa sido dictado por tel¨¦fono (Italia es, desde luego, una naci¨®n donde uno puede sentirse seguro). Supongo que Le Monde pedir¨¢ da?os y perjuicios por esta iniciativa period¨ªstica que ha de contarse entre las m¨¢s transparentes del mundo. Y supongo tambi¨¦n que el 38% de la patrona de Ferrara, la se?ora Lario Berlusconi, podr¨¢ hacer frente a eventuales indemnizaciones. Pero eso no es asunto m¨ªo.
Volvamos, pues, a la "cr¨®nica de una muerte anunciada" y al terreno de las hip¨®tesis. Es decir, al ¨¢mbito "preventivo" que tanto le gusta a Ferrara. La primera hip¨®tesis es que est¨¦ gravemente enfermo: el m¨¦dico le ha hecho una radiograf¨ªa volvi¨¦ndolo m¨¢s transparente de lo habitual, y le ha dado pocos meses de vida. Y a ¨¦l se le ha ocurrido que no pod¨ªa marcharse sin dejarnos al menos un buen recuerdito (hay personas as¨ª, a las que les gusta chinchar). En un pa¨ªs con un precario sistema de sanidad como Italia, alguien que certifique que en el origen de un sarcoma o de un estallido de las arterias hab¨ªa un factor psicosom¨¢tico causado por la turbaci¨®n que las palabras de Antonio Tabucchi han provocado en un joven despreocupado y tierno como Ferrara se encuentra f¨¢cilmente: los factores "ling¨¹¨ªsticos" desencadenantes de una enfermedad terminal pueden "documentarse" en un abrir y cerrar de ojos. Pero hay un cuento de Borges que puede servirnos de ayuda para otra hip¨®tesis. Se titula Tema del traidor y del h¨¦roe e inspir¨® a Bertolucci una hermosa pel¨ªcula, La estrategia de la ara?a. El relato de Borges es la historia de un nacionalista irland¨¦s que ha traicionado a sus propios compa?eros de la organizaci¨®n terrorista del IRA. Pero tanto en el cuento como en la pel¨ªcula, el traidor, al ser descubierto, debe morir a manos de quienes ha traicionado. Y entonces surge la gran ocurrencia del traidor: ir al encuentro de su destino, pero no antes de haber hecho recaer la culpa, como forma de redenci¨®n final, sobre sus adversarios. As¨ª, sus compa?eros traicionados obtienen una gran ventaja pol¨ªtica. Porque los adversarios deben aparecer siempre y en cualquier caso como asesinos.
Sea como sea, tengo en mucho la vida de Ferrara, como es comprensible, porque una eventual desaparici¨®n suya, en la forma que fuera, significar¨ªa para m¨ª el ir por ah¨ª menos tranquilo, en este pa¨ªs donde no es que vayamos por ah¨ª demasiado tranquilos. Larga vida a Ferrara, pues. Vita sua, vita mea. A veces, ciertas circunstancias de la vida hacen que lo m¨¢s razonable sea una sana actitud de tolerancia. Todos calladitos y buenecitos. Y todos al suelo. En mi opini¨®n, de todas formas, Ferrara ha cometido un error en virtud del poder que posee en Italia. Porque la opera omnia de su alto pensamiento consiste hasta ahora en algunas horas de v¨ªdeo de sus programas televisivos, con su voz rimbombante que intimida a sus de por s¨ª ya t¨ªmidos invitados. Procuremos difundir su "filosof¨ªa" por el mundo. Para no decir "quien viva, lo ver¨¢" -que hoy en d¨ªa, en la Italia de Ferrara y Berlusconi, puede parecer una amenaza- digamos "lo ver¨¢ quien viva".
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