?Tiene que haber alg¨²n muerto?
Seg¨²n el Art¨ªculo 1 de la Ley 20/1997 para la Promoci¨®n de la Accesibilidad, "Las administraciones p¨²blicas competentes adoptar¨¢n las medidas oportunas para la progresiva adaptaci¨®n de los transportes p¨²blicos, as¨ª como de los edificios, servicios, instalaciones y mobiliario vinculado a los mismos". Este art¨ªculo se ha ido cumpliendo, aunque no siempre como seria nuestro deseo. Pero, a seis a?os de su publicaci¨®n, las asociaciones de discapacitados nos preguntamos si el ¨²nico fin de ¨¦ste art¨ªculo era la adaptaci¨®n de los transportes p¨²blicos.
Esta pregunta viene a cuento, por la dejadez con que somos tratados, por los responsables de las compa?¨ªas de autobuses y de Eusko Trenbideak. Hojas de reclamaciones, cartas publicadas en distintos medios de comunicaci¨®n, denuncias a la Ararteko e incluso conversaciones telef¨®nicas no sirven para nada ante la desidia de Eusko Trenbideak. La compa?¨ªa puede comprobar a los conductores c¨®mo ven a personas que caen de las sillas de ruedas que deben utilizar, debido a la distancia existente entre los andenes y los vagones del popularmente llamado Topo. En muchas ocasiones incluso los viajeros de otro vag¨®n acuden en auxilio del discapacitado o sus acompa?antes, para poder sacar las ruedas de semejante hueco, mientras los conductores no se mueven de su asiento y hacen sonar la sirena que anuncia la partida, sin interesarse por lo ocurrido. Nadie en Atenci¨®n al Cliente se hace cargo de los golpes recibidos, ni de las facturas pagadas por arreglar las sillas de ruedas estropeadas en instalaciones de EuskoTren.
Menor riesgo corremos los discapacitados en los autobuses, pero no podemos dejar de denunciar a las compa?¨ªas por no considerarnos usuarios como al resto de los ciudadanos. En demasiadas ocasiones intentan bajar la rampa de acceso sin que ¨¦sta funcione. Una de ellas fue al pasado 6 de octubre en la parada de Pasai Antxo. Al autob¨²s n¨²mero 60, de la l¨ªnea Ir¨²n-Hondarribia no le funcionaba la rampa, pero lo m¨¢s dram¨¢tico es que tuviera cuatro dedos de polvo, lo que significa que no se revisa como el resto del veh¨ªculo.
Esta falta de profesionalidad, bien sea por parte de operarios, conductores o responsables de las compa?¨ªas, lleva a dejar en tierra a personas en sillas de ruedas, o con movilidad reducida, sin tener en cuenta que pueda estar lloviendo, se pueden perder clases o citas de m¨¢xima importancia para los afectados, y sin que los conductores se molesten en interesarse por el problema o en pedir disculpas.
?Hace falta que ocurra un accidente fatal para que sus responsables o las autoridades pertinentes tomen cartas en el asunto?
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